Cuando se vieron las caras en el juicio ella llevaba una carta.
El relato de una joven de 23 años que sufrió abuso sexual en Estados Unidos, ha conmovido a miles de personas. Su lamentable experiencia fue escrita por ella misma en una carta.
En enero de 2015 Brock Turner, un joven estudiante de Stanford, fue a la misma fiesta que ella. Esa noche, más tarde, fue encontrado por otros dos estudiantes atrás de un contenedor encima del cuerpo semidesnudo de la mujer. La joven estaba inconsciente. Él salió corriendo y la dejó tirada. Ella se despertó al otro día en un hospital con la noticia de que la habían violado. Turner no se reconoció culpable, alegaba que ella había accedido a irse con él; ella no podía recordar nada.
Ese sería el inicio de un año crudo, no sólo por el impacto interno que tiene un caso de abuso, sino también porque la joven mujer debió enfrentar a un grupo de personas intentó desvalorizar su palabra para “salvar” a un hombre que la había tratado como un mero objeto. En enero de este año ella y él se volvieron a encontrar en una corte. Él con un relato tergiversado y ella con una carta.
La joven narra todo lo que sintió en esos 365 días. Desde “la necesidad de sacarse su cuerpo, como quien se saca una campera, y dejarlo tirado allí en el hospital”, hasta la actitud enaltecida de reclamar sólo que él reconozca sus hechos. Incluso, comprende que él haya sufrido, pero le pide que entienda que el sufrimiento es de ambos, que esa noche los cambió a los dos: “tu daño es concreto, te quitaron títulos, grados y tus estudios. Mi daño es interno. No se puede ver. Lo llevo conmigo”.
El viernes pasado Buzzfeednews publicó la carta completa que presentó ella durante ese juicio de enero. La razón de la leve condena se desconoce. Pero su historia y sus palabras no.