Avejentado, con kilos de más y desdibujado políticamente reapareció Marcelo Ebrard Casaubón después de tres años de auto exiliarse entre París y Estados Unidos para no dar la cara por la pésima construcción de la Línea 12 del Metro que puso en peligro la vida de miles de usuarios. Sabe que jamás será presidente de México pero le queda el consuelo de que, si gana Andrés Manuel López Obrador los comicios presidenciales de 2018, será el jefe de la policía al revivir la Secretaría de Seguridad Pública federal.
Arropado por experredistas igual de cuestionados públicamente, como Leonel Godoy con quien creció el crimen organizado en su administración como gobernador de Michoacán, Ebrard se exhibió sonriente en una reunión con militantes impuros de Morena como si nada le debiera a los habitantes de la Ciudad de México, a quienes defraudó con miles de millones de pesos invertidos en una pésima obra que pensó lo llevaría por lo menos a ocupar la Secretaría de Gobernación, es decir, a ser el segundo del gabinete de López Obrador en la elección del 2012.
El destino, su mala suerte o la justicia divina no estuvieron de su lado: unos meses después de su inauguración la Línea 12 del Metro empezó a mostrar defectos en su construcción, lo que llevó a Miguel Ángel Mancera, elegido ya Jefe de Gobierno, a ordenar el cierre del servicio. Ebrard, como lo hizo en 2004 y 2008, en los casos del linchamiento en Tláhuac y News Divine, en Gustavo A. Madero, respectivamente, se dijo inocente del agravio y culpó a la empresa española CAF a quien llamó a cuentas por los errores cometidos en la costosa obra.
Para entonces Ebrard ya había cometidos dos grandes errores: renunciar en 2012 a la candidatura presidencial del PRD ganada en encuesta a López Obrador e imponer a Mancera como candidato a la jefatura de gobierno creyendo que éste le daría impunidad. Andrés Manuel lo dejó solo y Mancera lo mató políticamente en lo que se ha definido como un parricidio natural entre la clase política mexicana. AMLO lo hizo con Cuauhtémoc Cárdenas.
La soberbia que siempre vistió a Marcelo se vino abajo, necesitaba urgentemente protección no solo en el caso de la Línea 12, también ante el Gobierno Federal por ser el supuesto culpable de haber filtrado a Carmen Aristegui la existencia de la “casa blanca” de la pareja presidencial, por lo que buscó ser diputado plurinominal vía Movimiento Ciudadano y así obtener el ansiado fuero, no lo consiguió, en julio de 2015 abandonó el país: “me voy por tres días” dijo y regresó dos años después para vigilar el voto de Morena.
¿Qué puede ofrecerle Marcelo Ebrard a López Obrador? Estructura ya no la tiene, la que presumía era del PRD; le queda un pequeño grupo de personajes no gratos ante la ciudadanía como el ex delegado en Iztapalapa, Jesús Valencia, quien es recordado por haber chocado un auto último modelo en una de las principales avenidas del Pedregal o René Cervera, que ha pasado a oscuras por la Cámara de Diputados o Agustín Guerrero quien fuera de su amparo no ha logrado ser nadie en el escenario político de esta ciudad.
Como jefe de la policía capitalina Ebrard Casaubón tiene varios negativos: el pago millonario que con nuestros impuestos se le hizo al estadounidense Rudolph Giuliani en una asesoría que no funcionó y el linchamiento de dos federales en San Juan Ixtayopan, así como el sonado caso de la discoteca News Divine donde murieron 12 personas, siete de ellos estudiantes. Hasta la fecha Marcelo no ha aceptado que como Jefe de Gobierno era responsable de los operativos que sus subalternos hacían, ¿o acaso se mandaban solos?
La reaparición de MEC, como muchos le llaman, se da, según palabras del propio Andrés Manuel López Obrador, sin ningún interés por ocupar cargo alguno, solo por el deseo de cuidarle el voto al tabasqueño en su tercer intento por ser presidente de México. No quiere ser diputado ni senador, la realidad es que tiene la esperanza de resurgir en la Secretaría de Seguridad Pública federal si Morena se alza vencedor… ¡De ser Presidente ya se olvidó!
Será que también Enrique Peña Nieto lo perdonó. En este país del nunca jamás todo puede ocurrir…
Elena Chávez. Estudió periodismo en la universidad Carlos Septién García. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y Diputada Constituyente externa por el PRD.
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