Por. Saraí Aguilar
Hasta encontrarte. Es la promesa que muchas madres y padres hacen a sus hijos desaparecidos.
No están, han desaparecido. Porque, como si se tratase de un artilugio de magia, en México suman más de 100 mil personas que se han esfumado de la faz de la Tierra dejando en el desconsuelo y en la incertidumbre a sus familiares, de no saberlos vivos o muertos. De hecho, la promesa de hasta encontrarte implica aunque sea tener los restos de sus hijos para poder tener una tumba donde llorarlos.
Una tragedia humanitaria que ha sacado la peor cara de nuestros gobernantes y de aquellos que piensan que el poder está al servicio del oficialismo y no para la Nación.
En las últimas semanas se ha puesto en jaque a la Presidencia con la presencia de Ceci Flores, una de las fundadoras de las Madres Buscadoras de Sonora y la cara más conocida del movimiento. La madre y activista ha acudido a Palacio Nacional buscando ser atendida.
La madre se mantiene en la búsqueda de sus dos hijos, Marco Antonio Sauceda Rocha, quien fue víctima de un “levantón” en mayo de 2019 en Bahía de Kino, Sonora, y Alejandro Guadalupe Islas Flores, desaparecido el 30 de octubre de 2015.
El colectivo de Madres Buscadoras de Sonora ha logrado la localización de más de 2 mil cuerpos en los estados de Sonora, Sinaloa, Baja California, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Nayarit y Veracruz.
Ceci Flores dijo que le llevaba una “pala de mando” a López Obrador para que hiciera su trabajo y buscara a los miles de mexicanos desaparecidos, tal como lo prometió en campaña; recordó que la búsqueda es responsabilidad del Estado, pero que son las familias quienes, con solo una pala y la esperanza, están cavando con la ilusión de encontrarles.
Desgraciadamente algunos no ven o no quieren ver la desgracia humanitaria que nos embarga. Para la candidata a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, el problema radica en que las madres “no traen propuestas”.
Nos olvidamos que las víctimas no tienen que proponer sino recibir el apoyo de parte del Estado. Que la propuesta que toda madre buscadora tiene es que encuentren a sus hijos. Esa es la única propuesta.
Pero peor aún, hay quienes cuestionan el dolor de una madre señalando si los hijos tenían o no antecedentes delictivos. Cabe destacar que la obligación del Estado es salvaguardar a cada uno de los ciudadanos sin importar si son o no merecedores de ello desde la óptica popular o de los censores de la moral. Cuestionar y responsabilizar a las madres por las ocupaciones o asuntos personales de los hijos previos a su desaparición es ruin, por decir lo menos.
Pero todos como sociedad hemos permitido que nos envuelvan en esa lógica. La de criminalizar víctimas, para así despojarlas del legítimo derecho de que se sepan dónde descansan sus restos. No nos convirtamos nosotros mismos, ciudadanos, en los que afilemos las cuchillas contra otros ciudadanos y su dolor. El clamor de una nación debe ser hasta encontrarles.
Al fondo del Arcón. Otra muestra del Estado ausente la tuvimos en Semana Santa con los terribles acontecimientos en Taxco. Ausente para garantizar la seguridad de una familia que perdió de forma dolorosa a una niña y ausente en la aplicación de una justicia que al final sólo abrió paso a la ira. Pero, sobre todo, ausente en la idea de que sirva para algo.