Por. Raúl Piña
Muchas personas aseguraban que la carrera de Luis Miguel había acabado, pues el cantante llevaba años sin sacar discos ni dar conciertos ni entrevistas a los medios.
Los medios lo menospreciaban, diciendo que era un cantante decadente que pronto quedaría en el olvido, hablando más de sus historias personales antes que de su propia música y su grandioso talento.
Se habla de su nuevo romance con la española Paola Cuevas, quien es a su vez madrina de su primer hijo. De lo irresponsable que es como padre de los hijos que tuvo con Aracely Arámbula. Se le juzga como padre ausente.
Que no se presenta a sus conciertos porque abusa de sustancias, que se enoja y deja el show a medias; que se enoja con sus ingenieros de sonido porque al parecer está perdiendo el oído y muchas veces ha llegado al extremo de perder la paciencia.
Que no da entrevistas a los medios.
Que sigue siendo “El gran solitario” como se titula el libro de Claudia de Icaza y por el cual, la periodista enfrentó una demanda de parte del cantante por ser una biografía no autorizada.
Sus romances con Myrka de Llanos, con Sofía Vergara, con Mariah Carey.
La hija que tuvo con Stephanie Salas.
El enigma de la desaparición de su madre. El abuso que sufrió a manos de su padre Luisito Rey.
Sin embargo, hoy más que nunca Luis Miguel demostró que es una leyenda que sigue vigente a pesar de su escogida larga ausencia, y que jamás será olvidado ni mucho menos desplazado por modas pasajeras.
Su enorme talla como artista deja muy lejos las carreras de Bad Bunny, Maluma, Ricky Martin y al mismo Alejandro Fernández.
Se cuela al Olimpo de los grandes como Juan Gabriel, Vicente Fernández, y por qué no, del mismo Pedro Infante, José José y Jorge Negrete.
Esta semana, Luis Miguel hizo que las redes se colapsaran en todo México en cuestión de minutos, demostrando así que el público aún lo ama y lo apoya. Son pocos los artistas que logran tal hazaña, y Luis Miguel lo logró sin dificultad alguna.
Luis Miguel es una leyenda viviente en el mundo de la música en español, y quedó demostrado que “El Sol” no ha dejado de brillar.
El rey no ha muerto, ¡viva el rey!
