Por. Marissa Rivera
Hace unos días una extraordinaria imagen dio vuelta al mundo.
Ocurrió en la final de futbol de la Copa Africana, entre Egipto y Senegal.
Harto de tantos reclamos, el árbitro central, Víctor Gomes, intentó entregar las tarjetas y el silbato a uno de los mejores jugadores del planeta, Mohamed Salah.
La imagen fue contundente. “Pita tú” o “hazlo tú”, parece decirle Gomes a Salah.
Esa foto me remontó al encono que enfrentan el presidente Andrés Manuel López Obrador y Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral.
Por fortuna, el titular del INE no pretende entregar las tarjetas ni el silbato, al contrario, patalea y se defiende frente a las descalificaciones y las intentonas del presidente de tener un INE a modo.
Y la verdad es que la máxima autoridad electoral en México no la tiene fácil.
Los ataques al INE desde antes de negar las candidaturas a los morenistas Félix Salgado Macedonio en Guerrero y Raúl Morón Orozco en Michoacán, se han intensificado.
Ahora enfrentan dos temas cruciales que podrían desencadenar en la crónica de su muerte anunciada.
Uno, la estéril, ociosa y millonaria beatificación, perdón, revocación de mandato.
Dos, la elección de seis gubernaturas el 5 de junio de este año.
Porque sin dar detalles, el presidente anunció que va por una reforma político/electoral.
En su permanente búsqueda de concentrar el poder, ya le puso el ojo al Instituto.
Tiene sometido al Poder Legislativo y al Poder Judicial. Ahora va por el árbitro electoral.
Mientras tanto el INE se defiende con las pocas armas que tiene.
En el discurso está perdido frente a la narrativa mañanera que siempre tiene espacio para acusarlos.
Sin embargo, sigue siendo la autoridad, aunque les incomode a las huestes del presidente.
Por eso ordenó al presidente que tienen prohibido hablar de la revocación de mandato en sus monólogos mañaneros, para no influir en las preferencias.
Le advirtió que solo puede hablar de temas de salud, educación o protección civil hasta el 10 de abril.
Por lo que tendrá que ajustar el paredón mañanero y apegarse a los principios constitucionales y legales.
La respuesta del presidente ya la conocemos, dirá que es un ataque a la libre expresión.
Pero no, no es coartarle su libertad es simple y sencillamente que él es el objeto de la revocación de mandato y él, más que cualquier otro funcionario, deberá abstenerse de hablar sobre el tema.
Ni siquiera los partidos políticos pueden opinar o promover dicho ejercicio.
Justo ayer que se emitieron dichas medidas cautelares, el presidente y la secretaria general de MORENA intensificaron el “todos contra el INE”.
Por la mañana en un foro de Reforma Política, Citlalli Hernández afirmó frente a Lorenzo Córdova que el “INE está secuestrado por dos consejeros” que están en contra de los procesos de participación ciudadana.
El titular del INE aseguró que si defender la democracia implica pisar la cárcel, lo hará.
Esto en referencia a la denuncia penal contra seis consejeros del Instituto Nacional Electoral por haber aplazado el proceso de revocación de mandato, que promovió el morenista Sergio Gutiérrez, presidente de la Cámara de Diputados.
Más tarde, Mario Delgado acusó al INE de haber extraviado más de 524 millones de pesos para la revocación de mandato con lo que podría instalar 27 mil casillas más de las 57 mil que pretenden.
Esta animadversión entre el presidente y los suyos contra Córdova Vianello, va en ascenso y no se perciben buenas noticias.
Lamentablemente se avecina, si no hay una férrea oposición, el fin de uno de los pocos contrapesos de la democracia en México.
