Por. Adriana Luna
Sin lugar a dudas, tendría que haber sido otra la pregunta en la consulta popular para que tuviera mayor éxito entre la ciudadanía. Ayer, las mesas lucían desiertas, la participación en la consulta rondó el 7 por ciento. La respuesta era obvia: ganó el “sí”. Millones de pesos se tiraron a la basura. Ya la mayoría sabía la respuesta: ¡en México, hay que hacer valer el Estado de derecho!
Pero qué tal si se hubiera cuestionado: ¿Debería ser enjuiciado el equipo encabezado por Hugo López-Gatell por el manejo realizado frente a la pandemia, que por acción u omisión en lugar de salvaguardar la vida de los mexicanos, provocó su muerte? ¡Imagínese, cuántas personas hubiesen salido desde muy temprano de sus hogares y gustosos harían kilométricas filas para responder al cuestionamiento!
México está enfrentando una aniquilación de su propia población. Es cierto que hay una pandemia mundial, sin embargo, la actual administración de gobierno ha cometido gravísimos errores. Y Gatell, como todo médico que se equivoca: entierra sus errores.
Los niños son los olvidados de la pandemia de COVID-19, poco nos ha importado su estabilidad emocional, sus frustraciones exorbitadas al permanecer más de año y medio encerrados en casitas huevito sin espacio para brincar, correr y gritar con libertad.
No es extraño que hoy estén actuando con rebeldía, expresando frases que a la abuela le hubieran ruborizado, pero que ellos las aprenden en los videos de Internet y las repiten sin siquiera conocer su significado. Gritos, jalones de greña y hasta golpes de los adultos, reciben en compensación.
Hace unos años atrás, Andrés Manuel López Obrador y su esposa se llenaron la boca con la defensa de la niñez con la frase: “¡Con los niños, no!”. ¿O a poco era sólo porque se trataba de su hijo? En contraste, hoy sale espuma rabiosa del “llueva, truene o relampagueé, todos los pequeños regresarán a clases presenciales” y sin protección alguna, porque para el gobierno inmunizar a los niños no es prioridad. Se les enviará de nuevo a la escuela, sólo apelando a que su sistema inmunitario los proteja, cuando es por todos sabido que la alimentación en la mayor parte de la población es raquítica en nutrientes. ¡Mínimo haría falta una campaña de distribución de vitaminas!
Varios pediatras jaliscienses advierten sobre la conveniencia de que a los pequeños se les vacune contra el coronavirus. En México ha permeado una errada creencia de que los niños no necesitan usar el cubrebocas, porque ellos no se enferman de COVID-19. Cabe mencionar que recientemente un niño guanajuatense falleció al complicarse su cuadro clínico por el virus.
Algunos de los médicos entrevistados han enfrentado seis pandemias durante su carrera profesional y reconocen que el COVID-19 significa un reto constante porque nunca se sabe cómo afectará al paciente. Cada inicio de ciclo escolar son cientos los virus que deambulan en los planteles escolares, los niños terminan en el consultorio del pediatra, recibiendo tratamiento antiviral.
Es cierto, muy pocos niños son hospitalizados por coronavirus. Incluso sin medicamentos, muchos de ellos logran vencer a este peligroso enemigo y a otros peores, ¿no lo cree?
Obviamente un gobierno que deja desprotegida a la infancia con cáncer, también le dejará sin protección contra el coronavirus. Se les puede acusar de asesinos, pero no de incongruentes, su pensamiento ya lo dejaron claro: “¡Con los niños, no!”.
