Emoción. Alegría. Ilusión.
Eso reflejaban las selfies de las adolescentes previas al concierto que ofrecería Ariana Grande en el Manchester Arena de Inglaterra, el pasado lunes 22 de mayo.
Sin embargo, a las 22:33 hora local, al término del show, esos sentimientos se transformaron.
Llanto. Desesperación. Horror.
Todo ello provocó una explosión registrada en la entrada del inmueble, fuera del vestíbulo, en la zona que conecta el pabellón con la contigua estación de tren de Victoria, por la que 22 personas perdieron la vida y 59 resultaron heridas.
Salman Ramadan Abedi, de 22 años y de nacionalidad británica de origen libio, fue el responsable del atentado suicida. El Estado Islámico reivindicó el ataque y aseguró que fue perpetrado por “uno de los soldados del califato” en represalia contra los “infieles”, por las “trasgresiones a la tierra de los musulmanes”, de acuerdo con un mensaje de la organización extremista.
La primera ministra británica, Theresa May, anunció que Reino Unido elevó a “crítico”, es decir, al máximo, el grado de alerta terrorista. La medida fue adoptada tras una reunión del Comité de Crisis Cobra y supone que las autoridades se preparan para “un atentado inminente”.
El nivel de alerta desde 2014 era “severo”, el segundo más alto de una escala de cinco. La última vez que se alcanzó el nivel “crítico” fue en julio de 2007, tras un incidente terrorista en el aeropuerto de Glasgow que se registró un día después de unos atentados con coche bomba frustrados en el centro de Londres.
El equipo de Ariana Grande decidió cancelar seis conciertos. “Debido a los trágicos eventos en Manchester, la gira Dangerous Woman de Ariana Grande ha sido suspendida hasta que podamos evaluar la situación más a fondo y rendir homenaje a las vidas perdidas”, se lee en un comunicado divulgado en redes sociales.
Las actuaciones canceladas fueron los dos conciertos previstos para esa misma semana en Londres, así como los que tenía programados en Bélgica, Polonia y Alemania. La gira se reanudará en Zúrich, Suiza, el 5 de junio.
Ariana Grande se presentará los días 12 y 13 de julio en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México. ¿Usted llevaría a su hija o hijo tras lo ocurrido?
IR O NO IR, THAT’S THE QUESTION
“Si algo ocurre ahí, no hay a dónde correr o dónde esconderse. Todas esas cosas me pasan por la mente cuando ella está ahí”. “La idea de que alguien puede salir a un concierto y nunca regresar a casa es devastadora”. “No sé si la dejaré ir a un concierto ahora. Ella (su hija) me dijo que ya no tiene ganas de ir a un concierto con mucha gente después de oír esta noticia. Fue aterrador”.
Esas fueron las expresiones de algunos padres de familia en reacción al ataque terrorista tras el concierto de la cantante estadounidense.
Shelley Boyd Cadiou reside en París, tiene tres hijos, el menor de ellos de 18 años y tenían previsto asistir al concierto de Guns N’ Roses en esa ciudad el próximo 7 de julio en el Stade de France, uno de los sitios afectados en los ataques terroristas de noviembre de 2015, que dejaron 130 muertos. Al final han decidido no asistir.
Recientemente mudado a París de Minnesota, Jerrid Anderson planeaba llevar a su hija de 19 años, Hannah, a ese mismo show pero cambió de parecer por lo ocurrido en Manchester. Su esposa, Danielle Anderson, dijo que estaba en contra de su decisión de cancelar, pero que la respetará.
LA PROPAGANDA DEL MIEDO
Una de las mejores armas de los terroristas es la propaganda del miedo. Un mecanismo que, gracias a la globalización, hace que el terror se apodere de la sociedad. La hace sentirse vulnerable.
Grupos como el Estado Islámico o Al Qaeda se han convertido en una amenaza global por sus actos que tienen el objetivo se sembrar el terror para coaccionar tanto a las sociedades como a sus gobiernos. Lo que buscan es un efecto psicológico que genere inestabilidad, ansiedad y miedo.
Para una sociedad como la nuestra, quizás sea difícil entender lo que otras han tenido que padecer a causa del terrorismo. En Colombia, Estados Unidos, Francia, Bélgica o Gran Bretaña, las personas se sienten amenazadas y han cambiado sus hábitos.
Por ejemplo, evitan lugares que podrían ser blanco de atentados; eluden las concentraciones; procuran no pasear solos; revisan los automóviles ante la posibilidad de explosivos; revisan los alrededores al salir de casa o de los trabajos; cambian sus recorridos, y en casos extremos, contratan escoltas o servicios de seguridad privada.
¿Cómo hacer frente al miedo?
En estos días leí la opinión de una psicóloga de Los Ángeles, Crystal I. Lee, quien a la pregunta de padres de familia de permitir o no a sus hijas e hijos ir a conciertos, comentó que no se debe permitir que el terror se apodere de nuestros actos.
“Hay más probabilidades de que un accidente automovilístico afecte a su hijo que un ataque terrorista, pero a pesar de eso, uno le permite a su hijo viajar en auto. Claro que hay que seguir teniendo un buen juicio al decidir si un hijo va o no, pero no hay que dejar que la posibilidad de terrorismo sea el factor decisivo”, subrayó.
Iris Azulai tiene una hija de 17 años, Carmel. La joven asistió recientemente a un concierto masivo en Tel Aviv que ofreció la cantante argentina Lali Espósito. Israel también ha sido blanco de ataques terroristas, por lo que el temor está siempre latente. A pesar de eso, Iris sostiene que no le habría prohibido a su hija disfrutar del espectáculo.
“Siempre existe ese temor pero le doy permiso de ir porque creo que no podemos permitir que el terrorismo se apodere de nuestras vidas”.
Gran frase, gran lección. Así se debe encarar al terror.
Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna.