viernes 22 noviembre, 2024
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«CEREBRO 40» ¡Sr. Presidente, póngase el cubrebocas!

Por. Bárbara Lejtik

Soberbia: Rabia o enfado que muestra una persona de manera exagerada ante una contrariedad (Wikipedia).

Sr. Presidente.

Me dirijo a usted hablando por mi, no como una ciudadana manipulada, no como miembro de la oposición, pero tampoco como simpatizante ciega, me dirijo a usted como una persona profundamente preocupada.

Personalmente si creo en su COVID, es más, me extraña que haya tardado tanto en contagiarse, si creo que no ha parado de trabajar y de estar con gente, que todos los días atiende en giras o en Palacio Nacional y que viaja en avión o por tierra en compañía de muchas personas.

No se para qué tendría que inventar una enfermedad, más aún cuando a pesar de todas las advertencias nunca quiso hacer uso del cubrebocas y que era obvio que en cuanto se hiciera público su contagio todos y cada uno de los mexicanos le diríamos lo más odioso que alguien nos puede repetir: ¡Te lo dije!

Creo también que fue afortunado y tuvo síntomas leves, a pesar de su edad y condiciones previas de salud, no hay nada escrito sobre este virus, conozco gente de más de 60 años, gente inmunodeprimida, trasplantada y con enfermedades crónicas que tuvo síntomas leves o fue asintomática, y también conozco gente joven y sana que la pasó muy mal y que incluso perdió la vida.

En todo eso si creo, estoy de acuerdo también que ahora piensa que tiene algunos meses de inmunidad y que es casi imposible que contagie o que se vuelva a contagiar de momento.

Lo que no entiendo, es por qué usted diciendo que quiere tanto al pueblo de México, conviviendo con nosotros prácticamente toda su vida, recorriendo caminos y conociéndonos en nuestras casas y comunidades; sabiendo lo desobedientes que solemos ser, lo confiados que somos en cualquier divinidad antes que en la razón.

En un país en el que las personas creen que las protegen imágenes, oraciones, mantras, amuletos, limpias, mandas; en donde le damos más importancia al agua bendita que a las vacunas; al hilo rojo en la frente para quitar el hipo; a la ropa interior puesta al revés para prevenir el mal de ojo; en la cabeza de ajos en la puerta y la lectura del Tarot para tomar decisiones.

En donde nos sentimos indestructibles y todopoderosos.

Las cifras de contagios y mortalidad alcanzan niveles alarmantes y desmesurados, ahora si nadie debería de dudar del peligro inminente que es salir a la calle sin protección, a un año de confinamiento por pandemia todos tenemos amigos y familiares que se han contagiado o muerto por el virus SARS-COV 2, se nos ha explicado de todas las maneras, repetido hasta el cansancio.

Si no tapamos físicamente nuestras vías respiratorias estamos en peligro real de contraer el virus.

Entiendo que usted está al pendiente de muchos temas además de éste, que a veces resulta muy difícil reconocer cuando uno se equivoca, me imagino que mientras más poder tiene, más complicado es ser humilde y recapacitar.

Los mexicanos, todos los mexicanos necesitamos ejemplo, un liderazgo real, alguien que nos enseñe congruencia para poder confiar.

La oposición está ávida de errores, los simpatizantes estamos dudosos y temerosos de pensar que si algo tan sencillo como el uso del cubrebocas le ocasiona tanto conflicto, ¿Qué podría pasar en el momento de tomar algún decisión urgente?

Queremos un mandatario que se cuide, porque si él se cuida cuida a su país, como sucede en cada familia, los padres somos los encargados de predicar con el ejemplo para formar y orientar a los hijos.

Recapacitar y atender las advertencias no lo hará menos autoridad y si menos autoritario, hará que gran parte de la población crea en el peligro y no se justifique diciendo que si el Presidente no cree, tal vez sea porque no existe.

Las vacunas están llegando, pero falta mucho para decir que estamos del otro lado del problema.

La única manera de detener muertes es usando correctamente el cubrebocas.

Las familias están de luto, los hospitales desbordados, los trabajadores de la Salud agotados, los niños cansados y tristes, los empresarios desesperados.

La economía mundial está en los últimos estertores antes de declararse en la peor crisis económica de la era moderna.

Es la última oportunidad que tenemos de demostrar que somos una especie racional y solidaria.

Por favor Sr. Presidente, ahora es cuando necesitamos de un buen líder, más que cuando marchamos pidiendo el recuento de votos, más que cuando firmamos para apoyar alguna iniciativa.

Enseñarnos a cuidar nuestra salud e integridad, los mexicanos exigimos ejemplo y no mano dura sino mano sabia.

Procurar nuestra salud practicando con el ejemplo es la mejor manera de demostrarle a México su noble intención de transformar al país, para salir adelante como nación, para recuperar nuestra economía, para votar en las próximas elecciones es esencial que primero estemos vivos.

 

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