jueves 21 noviembre, 2024
Mujer es Más –

 

La luna es rosa y no puedo más que maravillarme en silencio frente a este fenómeno, parece una gran esfera de cuarzo, de esos que todos tenemos para la buena vibra, llevo rato observándola y me pregunto:

¿Cómo nos veremos desde allá?

¿Cuántas cosas no habrá visto nuestra eterna compañera que gira al rededor nuestro incondicionalmente, desde el principio de la existencia de este planeta? Mucho antes que nosotros los humanos pobláramos sus bosques y valles.

¿Entenderá la luna lo que estamos pasando?

Me gusta pensar que si, finalmente todos vivimos un poco o un mucho condicionados a su rotación.

Pienso mucho, como en la vida había tenido tiempo para hacerlo, la mayor parte del tiempo lo hago con angustia, pero trato de ser objetiva y razonar correctamente, pienso en lo que sé de historia, en tiempos de guerra, de invasiones, de verdadero cautiverio, porque no hay nada que nos haga menos libres que la ignorancia y el odio.

A diferencia de otros confinamientos, en este no somos culpables ni responsables y si somos igual de vulnerables.

Todos estamos expuestos al mismo castigo apocalíptico y todos estamos viendo la vida pasar desde dentro de nuestras jaulas, unas más bonitas que otras, pero que al final jaulas, que nos aíslan del mundo y nos obligan a enfrentarnos con nosotros mismos, a entender que por muchos metros de construcción o muy bonitos muebles que tengamos, la única realidad es que en nuestra casa somos nosotros mismos y lo que tenemos en el alma, lo que hemos aprendido, los valores que obtuvimos de nuestros padres y la entereza con la que enfrentamos éste y cualquier problema.

Los que tiraban los penales en su infancia, los que hacían la tarea completa y no sacaban acordeón, los que esperaban a ver cómo germinaba su frijolito, son los que están ahorita buscando nuevas maneras de subsistir, nuevos retos, los que en vez de llorar reparten pañuelos.

Como en mi vida pienso, pienso qué hacer ahorita y qué hacer después, qué deberíamos de hacer todos, cómo vamos a recuperar nuestra dinámica para regenerar nuestras finanzas y ponernos al día con las deudas que hoy se acumulan.

Observo a los pequeños empresarios que como yo se niegan a rendirse, como condenados, un día a la vez, abren sus negocios aunque sea por una ventana, esperando vender lo que sea, pasean por las calles comprando fierros viejos, anuncian comida para llevar, cualquier tipo de servicio.

Esto no lo habíamos vivido nunca y después de esto, no volveremos jamás a ser los mismos.

Y aunque el hoy parezca eterno, seguro es que pasará, no sabemos bien cuándo, pero se abrirán las puertas y saldremos corriendo a levantar las cortinas y a tratar de activar nuestras economías, pero mientras, no queda más que esperar; hacer planes, elaborar estrategias sobre la nada, planear sobre lo desconocido. Estarán a prueba todas nuestras capacidades, tendremos que improvisar, reinventarnos, con daños y entumecidos, pero con la fe que da obtener una nueva oportunidad.

Mucho más prevenidos, más conscientes, pero también más solidarios, porque habremos entendido que somos una comunidad, y que sin la ayuda del otro no avanzamos a ningún lado, que por muy bueno que sea el producto o el servicio que ofrecemos o por muy eficientes que seamos en nuestras profesiones y oficios, sin la demás gente somos como un barco estancado en la orilla, sin remos y sin velas.

Ya entendimos que esto se trata de todos, que no hay gobierno, sistema, ni recursos infalibles. Que desde las grandes potencias hasta los más pequeños nos sentimos de rodillas y aterrados como niños frente a este tsunami devastador que no vimos venir, que nos encontró a todos con los dedos en la puerta y que se burló de escépticos y todopoderosos.

Quisiera que en cualquier momento sonara un aviso diciéndonos que terminó el simulacro y que es la última vez que tomamos a la ligera algo tan serio, pero eso no va a pasar, esto no es un simulacro, es la vida real y las consecuencias todavía no las podemos siquiera imaginar, pero vamos a estar ahí para afrontarlas, no solo con nuestras viejas herramientas de trabajo sino con lo que de esto hayamos aprendido, con nuestro personal crecimiento y con la lección que cada quien guarde en su alma de por vida.

Le contaremos a nuestros nietos que el mundo se paralizó por completo y que cuando pudimos volver a salir, las reglas habían cambiado, que nuestros tiempos y prioridades fueron diferentes y que no solo aprendimos a lavarnos las manos, también aprendimos a comprender, a preocuparnos por él de a lado; a cuidarnos mucho más y con más cariño, a ser más amables, a nunca irnos de ningún lugar sin despedirnos y sin agradecer el tiempo, sin decirle a la gente que amamos que la amamos, a nuestros compañeros lo mucho que los valoramos, sin abrazar a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros amigos, porque ahora si pensamos que había sido la última vez y que perdimos oportunidades valiosísimas de abrazar a nuestra gente, solo porque si, sin pretextos, solo porque estamos vivos y eso es suficiente motivo para celebrar.

Yo tengo una propuesta, a lo mejor a algunos les guste y a otros les parezca absurda, pero que al final por inocua, no nos deja nada que perder y si mucho que ganar.

Yo por lo pronto, voy a dedicar este tiempo a hacer promoción sobre los trabajos y negocios que tienen mis amigos y las personas que conozco, a recomendar desde mi trinchera sus servicios y sus productos, porque algún día volveremos a consumir y todos vamos a necesitar la mejor publicidad, que es la de boca en boca, la recomendación directa de alguien, eso no nos cuesta nada, compartir el talento de tu amigo músico o compositor, de tu amiga repostera, de tu conocido asesor en cualquier tema , psicólogo, médico, abogado, coach, nutriólogo, restaurantero, estilista, fotógrafo, instructor, maestro de algo. Vamos a hacer las cosas desde el fondo de nuestros corazones, con la mejor intención, sin esperar nada a cambio, pero con la certeza absoluta de que solo en nosotros está la verdadera solución y el cambio, que no pase esto en vano, sin que la adversidad haya tocado nuestros corazones y nos haya empujado a sacar lo mejor que tenemos.

¿Cuál es tu proyecto?

Vamos todos a compartir propuestas, a volver a vivir en tribu, a volver a ser humanos y compañeros, a nunca más ser indiferentes frente al dolor y la necesidad ajena, aunque no la entendamos, siempre, siempre hay algo que podamos hacer por otra persona, porque al final, los seres humanos fuimos los únicos seres que evolucionamos para vivir en comunidad, con la finalidad de desarrollar una cultura, pero también de protegernos y lo más bonito de todo, somos los únicos capaces de abrazarnos y amarnos de frente.

 

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