Una buena noticia, su llegada al Sistema Nacional Anticorrupción.
Una de mis maestras más brillantes y entrañables en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM es Jacqueline Peschard, quien este jueves asumirá la presidencia del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).
Era la docente estrella de Formación Social Mexicana, una de las materias del entonces llamado Tronco Común, consistente en los tres primeros semestres de las carreras de la FCPyS.
En realidad se trataba de la asignatura de historia, y sus clases sobre cómo se forjó el Estado después de la gesta de 1910, eran una delicia.
Recuerdo con intensa alegría las exposiciones de la maestra Peschard sobre Plutarco Elías Calles y el cardenismo, más allá de los mitos.
De manera que, como ex alumna y reportera, disfruté siempre su talento político en el Instituto Nacional Electoral, donde fue una ejemplar consejera, y en el Instituto Nacional de Acceso a la Información, antes de la reforma constitucional, en el que su templanza resultó clave para que las aguas no se desbordaran.
Así que, personalmente celebré su designación para esta nueva tarea que la colocará al frente del seguimiento y evaluación del desempeño que tendrán en el combate a la corrupción las instancias que conforman el SNA, como la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación.
Se trata de una intelectual con una valentía singular, porque no concede frente al poder pero tampoco sucumbe frente a los lugares comunes que la popularidad de lo políticamente correcto reclama.
Este miércoles, a unas horas de que se formalice su encargo, la visité en la Unidad de Posgrado de la UNAM, a donde sigue formando a los futuros politólogos y profesionales de la “cosa” social.
Comparto aquí algunas de sus respuestas, auténtico oxígeno para nuestra deteriorada esperanza. Y es que sus reflexiones nos permiten confiar en que es mucho lo que puede hacerse ahora que entrará en operación total el SNA.
Para nuestra maestra, la corrupción es un problema propio del sistema político mexicano que se hizo visible con la democracia, la transparencia y el acceso a la información.
“Yo creo durante todo el periodo del autoritarismo, la corrupción fue algo que no solamente estaba ahí, sino que era algo más o menos tolerable y permisible no solamente por la clase política, también por los ciudadanos”, señaló.
“La concientización sobre la corrupción es algo muy reciente y sí tiene que ver con los procesos de democratización, de pluralidad política, que ahora nos parecen lo mismo todos los partidos. Pero la pluralidad está ahí”, ponderó.
Destacó que esa democracia ha ido impulsando demandas de la sociedad como lo es la rendición de cuentas.
NO HAY CORRUPTORES SOLITARIOS
Una de las reflexiones que más tranquilidad me dieron es la que relativa a que estamos ahora ante una corrupción más compleja y sofisticada.
“No hay una corrupción de una persona sola que abre el cajón y se lleva el dinero. Son redes y redes que están involucrando al sector público y al privado, a los notarios…
“Nada más basta voltear los ojos a Quintana Roo y todos están metidos: magistrados, notarios, el Registro de la Propiedad. Eso la hace más difícil de aprehender, de asir, de medir”, describió.
Para Peschard, con la pluralidad, la corrupción invadió a todos los actores políticos. Pero ahora, enfatizó, resulta todavía muy difícil destaparla a nivel estatal y aún más en los municipios.
Asumió que uno de los retos de la instancia que presidirá es no caer en el linchamiento mediático que hasta ahora sustituye en México el castigo por parte de las instituciones.
“Así como hay menos tolerancia frente a la corrupción, también hay un hartazgo que se ha convertido en ganas de venganza, de revancha frente a cualquiera que supongamos o presumamos que es corrupto”, agregó.
“Es algo que el Comité del que yo formo parte ahora tiene que ser muy cuidadoso porque tiene que dar cuentas muy rápido de que sirve para algo. Pero al mismo tiempo no caer en esta tentación de ¡ay!, atrapamos un pez gordo sin que se haya hecho la investigación adecuada”, ofreció.
A la pregunta de qué podemos esperar del Comité en casos como los de los ex gobernadores perseguidos por corrupción, Peschard fue tajante en señalar que con casos terribles como los de Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, esta instancia tendrá que lograr que hagan su trabajo los entes públicos que tienen responsabilidad en el control de los ilícitos ligados con este problema.
Al terminar la charla, nos dio una primicia: “Lo de Odebrec, esta empresa que es una cosa de nivel regional, en todas partes le han entrado a hacer la investigación y aquí nadie investiga nada. Y entonces uno dice: ¿qué pasa? Esas son cosas que yo no digo que linchemos a Odebrec, pero sí tenemos que garantizar que la autoridad competente actúe”.
Confieso que saber a la doctora Peschard al frente de la observación del SNA, es una de esas escasas buenas noticias de este 2017.