sábado 23 noviembre, 2024
Mujer es Más –
COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

«EL ARCÓN DE HIPATIA» Greta Thunberg y el odio a las mujeres que no se doblan

 

Gustavo Negreiro, un locutor de la radio brasileña, afirmó al aire en su programa que la activista ambiental sueca Greta Thunberg “necesita sexo” para relajarse. Esto le costó su trabajo en su emisora.

“Ella está mal amada y si no le gustan los hombres entonces que se junte con una lesbiana, pues está necesitando de sexo porque es una histérica mal amada”, profirió Negreiro, despedido de la estación debido a estas declaraciones.

No ha sido el único comentario de ese tipo contra la joven de 16 años que padece síndrome de Asperger. Hace unas semanas, el periodista francés Bernard Pivot tuiteó: “En mi generación, los chicos buscábamos a las chicas suecas que tenían la reputación de ser menos estrechas que las francesas. Me imagino nuestra sorpresa, nuestro terror si nos hubiéramos acercado a una Greta Thunberg”.

El propio presidente estadunidense Donald Trump también la emprendió contra ella, no por su discurso ni con argumentos, sino ¡por no sonreír! Su comentario mordaz la define irónicamente a ella como “una chica muy feliz que está esperando un futuro muy brillante”. 

¿Por qué ofende, tanto o más que su discurso, la actitud de Greta? ¿En realidad es tan sólo la molestia de que sea una joven de 16 años sin conocimientos científicos, o es la ofensa de que una mujer se subleve y encare hombres poderosos sin miedo o corrección política de por medio? 

Para Moira Donegan, columnista de The Guardian, se trata del repudio ante mujeres que no se doblan. “Que Thunberg rechace la esperanza y la politice [las buenas maneras sociales] es también una subversión de las exigencias morales generalizadas que se hacen a las mujeres. En ese sentido, las reacciones vitriólicas que Thunberg está provocando son una reacción de castigo a las mujeres que se niegan a doblegarse” (citada por Begoña Gómez en Vogue 25-09-2019). 

El odio hacia Greta ha sido comparado en algunas páginas editoriales (Martin Gelin, The New Republic, 28-08-2019) con la rabia que provoca entre sus detractores la congresista estadunidense de origen latino Alexandria Ocasio-Cortez. Ella por igual ha emprendido una defensa del medio ambiente y ha sido duramente criticada. 

En Estados Unidos, Ocasio-Cortez ha ayudado a transformar lo que alguna vez se consideró una retórica marginal, el New Deal verde, en un tema de conversación regular. En Europa, en una encuesta reciente, uno de cada tres alemanes dijo que Thunberg ha cambiado sus puntos de vista sobre el cambio climático. Ambas han sufrido un trato similar. Ocasio-Cortez se ha convertido en una obsesión en los medios: Fox News la cuestionó un promedio de 76 veces al día durante su primer mes en el Congreso.  Ahora, Greta Thunberg se está convirtiendo en un objetivo similar para los nacionalistas europeos con voz en medios internacionales. 

Greta no es una niña: es una mujer joven de 16 años. Pero justo el hecho de ser mujer provoca en sus “haters” la pretensión de infantilizarla y presentarla como niña, como si esta condición la desautorizara. Es tan eficaz ese recurso que incluso personas de amplio criterio y tolerancia muestran preocupación porque Greta no esté realizando “actividades propias de su edad”, denunciando que sus padres la están manipulando y explotando o que es un “títere” de corporativos trasnacionales. Es curioso que no se escuche una preocupación similar por jóvenes congéneres que trabajan largas jornadas como modelos en pasarelas y sesiones fotográficas de la farándula. 

Existen, por supuesto, reportajes y opiniones que de manera profesional rebaten con datos y argumentos el discurso de Greta Thunberg. Sin embargo, éstos han sido parte de la artillería utilizada por quienes basan su crítica en la apariencia física, estado de salud y expresiones corporales de la activista sueca. Al parecer, a las mujeres a ninguna edad se nos perdona el ser incómodas o poco interesadas en complacer a los demás.

Es difícil prever si el movimiento encabezado por Greta conseguirá su objetivo ambiental. Pero lo que sí ha logrado, navegando contra una oleada de misoginia, es que miles de hombres jóvenes no tengan miedo de ser encabezados por una mujer, y que miles de mujeres adolescentes sepan que hoy sí es posible enfrentar a gigantes. 

 

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