sábado 23 noviembre, 2024
Mujer es Más –
COLUMNAS IVONNE MELGAR

«ELLAS EN EL RETROVISOR» Una presidenta en el Senado… (Rompiendo la inercia del Club de Toby)

 

En medio del pleito entre dos de los hombres más poderosos del Congreso, se abre paso la posibilidad de que en las próximas horas una mujer se convierta en la presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República: Mónica Fernández Balboa.

Sería la segunda ocasión en que una legisladora encabeza ese órgano, responsable de ordenar el debate parlamentario.

Y es que como bien lo recordó esta semana en las páginas de Excélsior, la periodista Leticia Robles de la Rosa, la priista María de los Ángeles Moreno fue la primera mujer después de 44 hombres. Y hasta ahora la única.

“Ella fue la última presidenta de la Gran Comisión y quien vivió la bifurcación de ese poderoso órgano de gobierno en dos grupos colegiados de poder: la Mesa Directiva, que desde entonces su titular es considerado el presidente del Senado y la Junta de Coordinación Política”, detalló nuestra colega en la citada nota.

Dos décadas después, en la “Legislatura de la Paridad de Género”, como se le presenta en la publicidad institucional al actual Congreso, en referencia a que por primera vez hay una proporción de legisladoras cercana al 50 por ciento, la senadora de Morena Mónica Fernández Balboa ha logrado el apoyo mayoritario de su bancada y el de los coordinadores de los grupos parlamentarios del PRI, PRD y Movimiento Ciudadano.

Aun cuando las matemáticas del cabildeo apuntan a que la tabasqueña tendría una aprobación mayoritaria del pleno del Senado que conforman 128 escaños, su designación sigue en el aire.

La incertidumbre, esta vez, no sólo responde a la aún pendiente votación que debería darse este fin de semana, antes de la instalación del segundo año legislativo, sino al recurso de inconformidad que interpuso en Morena el senador Martí Batres.

El aún presidente de la Mesa Directiva del Senado quería reelegirse y argumenta que perdió la elección para ser ratificado porque el saldo a favor de Fernández Balboa se consiguió gracias a la participación de las senadoras del PES y por presiones –con “cañonazos” incluidos, alega– del jefe de la bancada morenista, Ricardo Monreal, hacia los integrantes.

En las próximas horas, la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, deberá resolver sobre el asunto.

Independientemente de lo que suceda, el proceso de elección de la senadora, quien fue coordinadora de Morena en Tabasco, dejó al descubierto el uso convenenciero del tema de la paridad en la disputa por el poder parlamentario.

Y es que la alternancia de género en la presidencia del Senado se inició con una carta que los coordinadores de las bancadas del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano enviaron a Ricardo Monreal, pronunciándose a favor de que una mujer relevara a Martí Batres.

Resultó estridente el silencio que las senadoras guardaron sobre la propuesta del Club de Toby.

Nunca hubo una manifestación de apoyo de las legisladoras de Morena u otro grupo parlamentario a favor de la senadora Fernández Balboa.

Y si bien la apretada votación del 19 de agosto favoreció la designación de una mujer y todas las aspirantes respaldaron la candidatura de la legisladora tabasqueña –exdiputada federal por el PRD y exfuncionaria del gobierno capitalino en tiempos de Marcelo Ebrard—, de inmediato la inconformidad se nutrió del uso convenenciero del tema de la paridad.

“Si tanto le importa al senador Monreal la equidad de género, pues que le deje a una senadora la coordinación de la bancada”, reviró Batres.

Ese mismo alegato circuló entre legisladoras del PAN que se molestaron cuando el jefe de su bancada, Mauricio Kuri, suscribió la carta que pedía alternancia de género en la presidencia del Senado.

“Votemos por una coordinadora”, reclamaron irónicas las panistas.

Y es que, en los hechos, aun cuando la paridad es un valor ya inscrito en la Constitución, y la equidad entre los escaños se concreta con 63 senadoras y 65 senadores, todavía falta un largo y enredado camino para tan siquiera imaginar y disputar, en serio, con firmeza, el ingreso de las mujeres al Club de Toby que concentra el poder parlamentario.

Por eso es importante que una mujer llegue a la presidencia de la Mesa Directiva del Senado. Para que su presencia, su voz, materialice en la práctica y en el imaginario la igualdad sustantiva en el ejercicio del poder. Para despertar la legítima ambición de la alternancia de género y romper la inercia del Club de Toby que, con los códigos masculinos, sigue concentrando la conducción de la vida parlamentaria en México.

 

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