Carolina Monroy, secretaria general del PRI, expone sus puntos de vista sobre el empoderamiento de la mujer.
La formación de una mujer exitosa proviene de la cercanía con su lugar de origen, su familia, tradiciones, de sus deseos que se forjan a lo largo de sus distintas etapas de mujer: como niña, hija, adolescente, estudiante universitaria, madre, abuela. Y algo primordial: el trabajo a partir de los 16 años; el aprendizaje adquirido desde los escaños más básicos de un partido político.
Es el caso de la secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carolina Monroy del Mazo, quien conversa sobre su capacidad de mujer emprendedora, aficionada a la jardinería.
Confiesa que su lugar preferido es su casa; recuerda, risueña, la etapa en que sus hijos estaban pequeños y lo difícil que era combinar ese rol con su trabajo político.
Carolina Monroy aprecia el empoderamiento de la mujer en la sociedad mexicana. Manifiesta lo valioso de “las huellas de la guerra”, esos instantes o ciclos complicados de los que una mujer resurge más fuerte para continuar su camino.
Y, como una sentencia, afirma: “para que las mujeres puedan realmente liberarse de la violencia que viven en sus hogares, lo primero que necesitan es una fuente de ingresos”, y es algo por lo que “ha trabajado” a lo largo de una trayectoria en el servicio público de 30 años.