- No todos los días se está frente al maestro Jorge Fons
Y te preguntas ¿quién ese esa persona?, es un tipo afable, pero sobre todo dispuesto, lo intuyes después de cuatro horas dando entrevistas. La vitalidad le desborda, se para, comenta, observa, sobre todo observa, tiene la inquietud de una libélula, a eso me recuerda, siempre inquieto, de un lado para otro.
Tiene más de 20 cintas en su haber, ¡no cualquier cinta! Él es el director de películas como Rojo Amanecer (1989), con la que obtuvo, además del Ariel, la Concha de Nácar en San Sebastián; El callejón de los milagros (1995). El atentado (2010), basada en la novela Expediente del atentado, de Álvaro Uribe, sobre el incidente en que salió ileso Porfirio Díaz; Los albañiles (1976), Los cachorros (1971), Tú, yo, nosotros (1970) y Pulquería La Rosita (1964), entre otras.
¡Claro! El callejón de los milagros tocó fibras en mí desconocidas, yo me negaba a dejar la pubertad y despertar en la “edad adulta”, pasando los 20 años. Aquellas escenas que marcaron las buenas conciencias de aquella época en la caótica Ciudad de los Palacios, cuando Alma (Salma Hayek) se deja seducir por José Luis (Daniel Giménez Cacho) en la maraña del podrido glamour mexicano de barrio bajo y termina por prostituirse.
O cuando el tiránico y machista Rutilio (Ernesto Gómez Cruz) desborda su homosexualidad en un amante joven de nombre Jimmy (Esteban Soberanes) basta ver la escena que se desarrolla en los no tan discretos baños generales que pululaban en las avenidas principales. Temas que en ese entonces se tocaban como se toca el ácido.
O en aquella magnífica mancuerna al lado del gran escritor mexicano Vicente Leñero que dieron vida a la memorable cinta Los albañiles. Película que luego del asesinato de Don Jesús (él mártir) detona una serie de acontecimientos que ponen en jaque a una especie de contubernio henchido alrededor de una construcción de la que nadie parece salir bien librado. Y en la que se evidencia abiertamente la pésima situación del sistema de justicia en México que prevalece hasta nuestros días.
Por cierto, destaca la magnífica actuación (fuera de la comedia) de Adalberto Martínez “Resortes” en su papel de “El Patotas”, al lado de Ignacio López Tarso, que en esta cinta interpreta a un personaje oscuro y a veces de actitud deleznable con su habla envenenada.
La locación es el Museo Arte Contemporáneo de la UNAM, el maestro está viendo los planos oblicuos del espejo que tiene frente a sí (la pieza a la que me refiero es Mirror, 2017, del artista Indo-británico Anish Kapoor y que se encuentra ubicada en la terraza norte del edificio), no cazan las líneas, pues no hay más que las del contorno del contenedor que deforma la figura. Son los planos oblicuos de la realidad que se transforma a medida que te mueves. Está divertido, tal vez imaginando una escena o provocando una situación que le divierte.
El momento es el propicio luego de presentar la película Rojo Amanecer recién restaurada por la Filmoteca de la UNAM, la primera cinta de culto en tocar los crudos sucesos de la matanza estudiantil de 1968 en nuestro país. Y tan pertinente en la conmemoración durante 2018 de los 50 años del Movimiento Estudiantil. Habrá que decir en otro momento las circunstancias o debo decir el boicot por los que pasó esta película desde su gestación, pues entre otros avatares, jamás obtuvo la distribución deseada.
A decir del director, Rojo Amanecer se hizo en secreto, en unas bodegas por el Estadio Azteca, con financiamiento y mobiliario de los propios actores (Héctor Bonilla, María Rojo, Jorge Fegan, Demián y Bruno Bichir, Eduardo Palomo, entre otros). Que se hicieron dos copias terminadas de la cinta, una se mandó a Gobernación que censuró diálogos y escenas y otra por fortuna se la llevó Valentín Trujillo a Los Ángeles, California, para terminar en Tepito, sin censura, en cientos de copias piratas.
Tal vez el espejo no lo es tanto. Y el maestro busca en la superficie un resquicio, una grieta o hendidura por la cual traspasar la dimensión. Viene a mi mente la serie de los años 60 El túnel del tiempo (The Time Tunnel en inglés) e imagino al director saltando de época en época al lado del Dr. Douglas y de esta forma retratar fotograma tras fotograma su tiempo. Pero antes de que transmute y huya me acerco y me siento frenético de estar al lado de parte importante de la historia del buen cine mexicano, quizás es el mejor. No exagero no todos los días se está frente al maestro Jorge Fons.