No hay peor cosa que levantar polémica donde no la debería de haber, porque desvía la atención de lo que realmente debe importar. Soy una reportera que cree que es urgente cerrar la brecha entre hombres y mujeres y que se tiene que trabajar todos los días contra la cultura machista tan arraigada en este país. Pero a propósito de los “corazoncitos“ expresados a las reporteras por Andrés Manuel López Obrador, me sumo a lo que atinadamente escribió en un tuit Ivonne Melgar: “A mí las expresiones afectivas no me asustan ni me molestan. Son muy mesomericanas y AMLO las tiene como tabasqueño. Lo que me parece triste es que se utilicen para batear preguntas que tanto importan”. ¡Exacto Ivonne! Ese es el punto central.
La semana pasada un grupo de reporteras en su mayoría –no alcanzo a ver en el video si hay compañeros– le preguntan al presidente electo su opinión sobre si la grotesca licencia otorgada al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, era a cambio de los cinco legisladores del Verde que se pasaron a Morena:
Las críticas se desataron en redes porque a juicio de muchos internautas AMLO usó un lenguaje sexista. Días después ya en conferencia de prensa el presidente electo respondió así a la “polémica” y al trending topic:
“Son mis corazones, mis corazoncitos. Los quiero mucho. Llevo a la práctica el principio de amor y paz. ¿Cómo les voy a tratar así? Así, con cariño. No soy autoritario, soy feliz… gracias a la vida que nos ha dado tanto. Entonces, por eso esta expresión, y siempre los voy a tratar así, con respeto y con mucho cariño ¿o no quieren eso?”.
Incluso cuando una reportera le insistió en “no queremos un lenguaje sexista”. AMLO respondió que no lo veía así y después tocó por encimita el asunto de la pifia ocurrida en el Congreso por el caso del gobernador Manuel Velasco. Y como siempre ocurre cuando no le gusta un tema, respondió sin responder. Se limitó a decir que no hay línea y que mantendría el respeto al Poder Legislativo.
Habiendo vivido hasta mi adolescencia en el sur de Veracruz muy cerca de Tabasco, efectivamente puedo dar cuenta de que es muy común el lenguaje cariñoso: reinita, madrecita, muñequita… Y para el caso de los hombres: papito, gordito, bebecito. Por eso no le di relevancia al famoso“corazoncitos”. Las palabras afectivas muy del trópico, insisto, no me escandalizan, diría que en mi caso hasta me parecen muy familiares. Lo que si me preocupa es que la frivolidad nos gane y no nos permita ver el fondo. Y el fondo es que no hubo respuesta a la burla que se vivió en el Congreso por el asunto de la licencia de Velasco a cambio de curules para Morena.
Recuerdo alguna vez mi enfado porque al ir un sábado a una de las conferencias mañaneras cuando AMLO era Jefe de Gobierno -eran a las seis de la mañana- se le ocurrió decirnos que ese día no contestaría ninguna pregunta porque solo iba a hablar de un decreto que era importante para el entonces DF. No recuerdo bien el tema.
Así que amigas queridas, corazoncitos: ¡No jodan. No nos distraigamos!