Con indignación y con fastidio por sufrir constantes faltas de respeto en su trabajo, las periodistas deportivas de Brasil lanzaron una campaña contra el acoso que sufren diariamente en un sector todavía dominado por los hombres.
El video que abre la campaña arranca con las imágenes de la reportera del canal Esporte Interativo, Bruna Dealtry, interrumpida en directo por un hombre sin camiseta, que se abalanza para besarla a la fuerza mientras ella cubría las celebraciones de los aficionados del Vasco hace dos semanas. La campaña agrupa las quejas bajo el hashtag #DeixaElaTrabalhar (déjala trabajar).
La campaña, que coincide con el movimiento mundial #MeToo contra el acoso sexual, especialmente en los lugares de trabajo, fue lanzada oficialmente el domingo 25 de marzo por un grupo de unas 50 periodistas deportivas y otras profesionales del sector.
Pero el tema no parece ser exclusivo de Brasil.
En febrero pasado, Vanessa Huppenkothen denunció en una entrevista cómo se sintió denigrada en Televisa como comentarista de deportes. “Hice cosas que no debí haber hecho y me arrepiento. Por ejemplo, apuestas y tienes que salir en bikini y pues no, yo creo que te utilizan como un objeto y la verdad es que no lo eres. Yo quería demostrar mi conocimiento y que sé de deportes”, afirmó Vanessa.
Rebeka Zebrekos, ex conductora del programa Los Protagonistas, denunció en 2017 discriminación y machismo por parte del director de Azteca Deportes, Ariel Rothstein.
Esta información la reveló la comunicadora en un noticiero de la cadena MVS, donde aseguró que el directivo le pidió “enseñar más piel”, a lo cual ella se negó, y su respuesta le trajo como resultado la insistencia en que cambiara su vestimenta por ropa más provocativa.
Ya antes, en 2010, la también conductora Inés Sainz reportó un caso de acoso en la NFL. Ella vivió un momento incómodo, de hostigamiento, en el vestidor de los Jets, mientras esperaba una entrevista con un jugador. A pesar de que el dueño del equipo ofreció una disculpa y que la investigación de la NFL falló a su favor en la denuncia, los usuarios de redes daban justificaciones a los improperios y conducta de los jugadores, alegando que los jeans y la blusa que llevaba no eran aptos para un lugar con tanta testosterona.
¿Acaso existen aún sitios vedados para las mujeres? ¿Hay vestimenta que justifique el acoso y la violencia sexual?
El año pasado, la Universidad de Kansas inauguró una exhibición que se llamó “What were you wearing?” (¿Qué llevabas puesto?) pregunta que siempre se realiza a quienes denuncian acoso o violencia sexual. Para todo el equipo que ha organizado esta muestra es esencial que “se rompa de una vez por todas con uno de los mitos que más han perseguido a la sociedad: el de creer que la ropa tiene algo que ver con aquellas mujeres que sufren violación”. Esta terrible creencia no sólo afecta a las supervivientes sino que, además, “es perjudicial para toda la comunidad”.
Es hora que caigan muros de ignorancia. No podemos seguir permitiendo que existan terrenos “sólo para hombres” donde entrar sea un riesgo calculado. Es hora de que, en los deportes, exista un fair play a la igualdad sin millas de castigo por ser mujer. Es hora de dar tiempo fuera al machismo deportivo.