Por. Gerardo Galarza
La campaña mediática encabezada por el presidente de la República y seguida por su partido político y los gerentes de éste, contra la marcha ciudadana del próximo domingo 19 mayo es la nueva patraña urdida por el oficialismo.
La descalificación parte de una mentira flagrante: la marcha no es ciudadana ni independiente porque fue invitada y asistirá la candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez, como si ella no fuese ciudadana y hasta donde se puede comprobar no milita en partido político alguno.
No es la primera vez que la “marea rosa” saldrá a las calles de la Ciudad de México y cuando menos a las plazas de más de 60 ciudades del país. Antes, por ejemplo, lo hizo en defensa de la democracia y su principal institución: el Instituto Nacional Electoral (INE). Nunca ha sido convocada por ningún partido político, aunque a ellas haya asistido distinguidos militantes y líderes de diverso partidos, quienes, por cierto, también son ciudadanos.
De acuerdo con la Constitución y la legislación vigente para participar en actividades políticas y ser candidato a puestos de elección popular se requiere, en cualquier caso, ser ciudadano. Y, según la misma legislación, los ciudadanos tienen derecho a participar o no en cualquier partido u organización política, sin más requisito que su propia decisión, ejerciendo un derecho humano constitucional.
Para votar es requisito primero e indispensable ser ciudadano, se milite o no en partido u organización política alguna. Es decir, tienen derecho a votar, todos quienes cumplen con los requisitos legales (tener credencial de elector, estar en la lista nominal, etc.), sean militantes o independientes de los partidos políticos.
Pero hoy resulta que el gobierno y su partido exige al INE que sancione (cargar a sus gastos legales de campaña) a la candidata opositora si acepta la invitación a esa marcha, porque “no es independiente”. Si la autoridad electoral así lo sanciona, los ciudadanos esperarían que aplique tal rasero a todos los candidatos que hayan sido invitados a actos de universidades, agrupaciones empresariales, patronales, sindicales, civiles…
Es necesario recordar que distinguidos luchadores por la democracia fueron ciudadanos que al llegar a sus candidaturas no militaban en ningún partido político, aún cuando uno o varios de ellos los hayan apoyado en su lucha, porque la ley así lo exige. Ejemplos notables son el doctor Salvador Nava en San Luis Potosí, desde 1958 hasta 1991 o, exagerando, el mismo Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, luego de renunciar al PRI.
La democracia es un sistema que proclama y protege la libertad de los ciudadanos, quienes por supuesto son mayores edad políticamente para decidir por sí mismos. Así que, si a usted le molesta que una candidata vaya a la marcha del 19 de mayo, pues es muy sencillo: no asista. Si está en favor de la democracia, aunque no vaya a votar por esa candidata, pues no tiene por qué dejar de asistir, y si quiere luchar por la democracia en abstracto: asista. Sus hijos y sus nietos le agradecerán su lucha por la democracia.
Y sí, es necesario decir que los simpatizantes de la candidatura del partido gobierno también son ciudadanos que tienen los mismos derechos democráticos, entre ellos el de la libre opinión. De eso se trata de la democracia. Ojalá los ciudadanos lo entiendan. Todos, unos y otros, son ciudadanos exactamente con los mismos derechos… hasta ahora.