sábado 04 mayo, 2024
Mujer es Más –

Por. Bárbara Lejtik

Ayer fuimos a ver Guerra civil, muy buena película, recomendable por varias razones (dirección, fotografía, actuaciones), pero, sobre todo, por el ángulo del que está narrada la historia. Ahora no cae en los protagonistas de la guerra, sino en un grupo de corresponsales de guerra que, haciendo una vez más su trabajo cotidiano, nos muestran lo complejo y comprometido de esta labor.

Comunicar es hacer comunidad, hacer del conocimiento la información y los hechos. A lo largo de la historia de la humanidad han existido alternos a los sucesos más importantes, comprometidos comunicadores -la mayoría de las veces anónimos- que vinieron a este mundo con un solo propósito de vida, mostrar.

En todas las imágenes que conocemos de guerra, aún mucho antes que existiera la fotografía y los medios de comunicación que conocemos hoy en día, los primeros periodistas estuvieron allí no salen jamás en la escena ni su nombre es mencionado, pero estuvieron entre soldados, disparos y caos tomando nota y reproduciendo -según la época- la imagen fidedigna de lo que veían para que el resto del mundo pudiera conocer los hechos tal como sucedieron.

En cada fotografía de conflicto bélico que vemos lamentablemente, no en la historia sino hoy en día, hay un corresponsal de guerra corriendo entre soldados, heridos, refugiados y muertos, anulando cualquier sensibilidad y actitud humana, poniendo en riesgo su vida a cada segundo por obtener la imagen que muestre al mundo la realidad de la guerra, de la hambruna, o de las consecuencias de los eventos climatológicos como huracanes, tornados, terremotos, etcétera.

Estas personas que han dedicado su vida y apostado toda su energía en pos de la noticia también sienten miedo, también se cansan, también pasan hambre, sed y experimentan los horrores de las tragedias en carne propia. Son seres excepcionales que anteponen su vocación y compromiso a su propio bienestar y seguridad, ellos igual que los soldados, rescatistas y prisioneros forman parte del suceso y corren el mismo o mayor peligro que los involucrados. Disparando su cámara como si fuese un misil, un corresponsal de guerra cuenta solo con su cuerpo y su instinto de supervivencia para salvaguardarse, para llevar a campo seguro la información que consiguió, los registros fotográficos y verbales que muestren al mundo la noticia.

Esta es una labor que aunque lo dudemos ha evolucionado muy poco, se sigue desarrollando a la antigua, corriendo entre los soldados en el campo de batalla, no hay cámaras ocultas ni drones, es el corresponsal el que toma la fotografía que evidencie la historia.

Guerra civil me pareció un homenaje a todos estos héroes anónimos que dejan su vida de lado en servicio de la humanidad y creo que es un trabajo que hoy más qué nunca debemos reconocer como extraordinario.

Excelentes actuaciones y efectos especiales que muestran un mundo que no se comprará con la verdadera realidad, mucho más cruda, inhumana y mortal.

Nadie después de haber estado en la guerra puede volver a ser el mismo y que todos podamos tener acceso a esta espantosa realidad, es gracias a estos verdaderos héroes.

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