miércoles 01 mayo, 2024
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COLUMNA INVITADA: Nos toca salvar a México

Por. Elena Chávez

 

No se equivoquen, los partidos políticos no van a salvar a México ni a los mexicanos. Somos nosotros, mujeres y hombres de la sociedad civil, quienes podemos darle un destino diferente a una nuestra patria, pero, para lograrlo, debemos dejar de pensar que serán la clase política la que liberará a nuestra nación del autoritarismo de un hombre que actúa como si fuera su dueño.

Estamos a cuatro meses de que se lleve a cabo la elección presidencial y no exagero al decir que es la más importante de las últimas décadas. Nos estamos jugando no sólo la democracia que Andrés Manuel López Obrador insiste en erosionar, sino nuestra propia vida ante el aumento del crimen organizado en ya casi todo el territorio nacional porque este hombre decidió, en su mente enferma, que era mejor abrazarlos que combatirlos. La inacción también es corrupción.

En los últimos días he escuchado infinidad de entrevistas sobre quién o quiénes van a salvar a México y, como es característico de este pueblo, una gran mayoría voltea a ver a los políticos cuando han sido ellos, PAN, PRI, PRD, MC, PVEM, PT y Morena, los culpables de la situación de emergencia en la que estamos viviendo. De estos vividores hablaremos en otra columna.

Ya no podemos evadir nuestra responsabilidad social. Nos acostumbraron mañosamente o, mejor dicho, maquiavélicamente, a dejar en manos de los políticos el destino de nuestra patria y los resultados están a la vista de todos: más de 170 mil muertos por la política de “abrazos y no balazos” implementa por López Obrador; más de 111 mil desparecidos que su gobierno trata de sepultar para que sus madres no los encuentren; corrupción rampante desde el jefe del Ejecutivo Federal hasta el servidor público con menor rango; censura y constantes amenazas a periodistas que se atreven a exhibir al mal gobierno; compra de conciencias y el deseo insano de acabar, a como de lugar, con la clase media, entre muchas otras cosas que nos tienen en una crisis social de grandes dimensiones.

El sistema de salud que prácticamente está muerto, no puedo dejarlo de lado. No hay día que no nos enteremos de las deficiencias en los hospitales que en gobiernos anteriores significaban esperanza de vida para los enfermos. Ah, pero eso sí, el señor que vive en Palacio Nacional miente una y otra vez diciendo que ya mérito estamos como en Dinamarca, con una megafarmacia que ha surtido ¡67 recetas!, cuando hasta el 31 de octubre de 2023, el Instituto Mexicano del Seguro Social tenía registrados 22 millones 302 mil 690 puestos de trabajo, trabajadores para ser exactos.

No, estimados lectores de Mujer es Más, es necesario, por ahorita, que hagamos a un lado a líderes partidistas y a todos los políticos que se lamen los bigotes pensando en que, con nuestro voto, van a seguir viviendo del erario, de los impuestos que todos los mexicanos trabajadores damos para que ellos, con la mano en la cintura se los roben y todavía nos presuman subiendo fotografías en redes sociales de sus viajes al viejo mundo, mientras aquí, en México, comer nopales se ha convertido en un privilegio de los pudientes, como me dirían unas amigas.

Estoy consciente de que no vamos a poder deshacernos de toda esa lacra que significa la clase política, al menos por el momento, porque también han sido los culpables de obstaculizar las candidaturas ciudadanas para evitar se les vayan de las manos el valioso tesoro de los miles de millones de pesos en prerrogativas que les damos al votar por ellos. Estamos en el aquí y en el ahora. Es momento de sacudirnos la pereza, apatía, desgano, desánimo, conformismo o como quieran llamarle para salir como nunca los hemos hecho, a votar el próximo 2 de junio por la candidata opositora al régimen actual, Xóchitl Gálvez. De los políticos y los partidos nos ocuparemos después de recuperar a nuestro país, de echarlo a andar nuevamente y de reconstruir el tejido social que el tabasqueño felizmente hirió para sostenerse en el poder.

Hace unos días recibí una llamada de una connotada periodista y escritora para decirme, sin miramientos, que no debía llamar al voto, que no era mi responsabilidad. Le respondí que antes de ser periodista era mexicana y como tal tenía una responsabilidad social no sólo de dar a conocer la corrupción del obradorismo, sino de motivar a otras personas a defender a nuestro país. Lo creo y actúo en consecuencia porque, como señalé en las primeras líneas, estamos en una situación de emergencia en la que nadie puede abstenerse.

No nos cansemos de escuchar que en esta elección solo tenemos dos opciones: democracia o dictadura. Queremos ser libres para elegir a nuestros gobernantes, para vivir como se nos pegue la gana, o ser esclavos de un hombre, El Rey del Cash o El Gran Corruptor, como llamo a Andrés Manuel López Obrador en mis dos libros, que nunca se va ir del poder si logra imponer a Claudia Sheinbaum, de quien por cierto, también desconfía.

Somos los mexicanos, mujeres y hombres, quienes vamos a salvar a México, de eso no tengo la menor duda.

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