sábado 04 mayo, 2024
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Voto macho en México irá a la baja; sin embargo, persisten estereotipos

Por. Ivonne Melgar

 

Casi un tercio de la población mexicana considera que aún no estamos preparados para una presidenta mujer.

Los sondeos coinciden en que la resistencia ante la alternancia de género en el máximo cargo es de 32 por ciento.

Hasta antes de la madrugada del pasado sábado, el ahora exprecandidato presidencial Samuel García de Movimiento Ciudadano (MC) era visto como un perfil que buscaría el voto machista.

La decisión del gobernador de Nuevo León de quedarse en ese cargo obligará a MC a definir una nueva opción.

Mientras queda pendiente quién ocupara la tercera foto en la boleta presidencial del próximo primero de junio, Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo protagonizarán un fenómeno ya observado por los especialistas.

La renuencia de los mexicanos a votar por las mujeres para los máximos cargos de representación popular se neutraliza cuando la competencia se da entre dos o más candidatas.

Así lo afirma Lorena Becerra, consultora independiente, analista política y reconocida encuestadora.

A su juicio, la resistencia machista deja de ser un factor si la competencia se concentra entre Gálvez y Sheinbaum.

PREJUICIOS Y PARIDAD DE GÉNERO

Sin embargo, Lorena Becerra advierte que, en el tema de la seguridad, la principal demanda de la sociedad mexicana actualmente, sí existen implicaciones a considerar en materia de género, a la hora de una elección.

Consultadas por Excélsior, las diputadas Aleida Alavez Ruiz (Morena) y Carolina Viggiano Austria (PRI), confían en que sus respectivas candidatas podrán superar las resistencias culturares.

En entrevistas por separado, las legisladoras alertan de los prejuicios y señalamientos que las abanderadas afrontan por su condición de mujeres y que, en términos estrictos constituyen actos de violencia política.

A pesar de los obstáculos que persisten, la paridad en el ejercicio del poder en México se ha ido abriendo paso en los últimos 25 años.

Mientras en 1996 el 40% de los mexicanos se identificaban con la frase “en general, los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres”, esa cifra bajó en 2018 a 24 por ciento.

De entonces a la fecha, el país protagonizó una auténtica revolución legislativa en favor de la participación femenina en el acceso a las candidaturas.

EL PODER FEMENINO SE NORMALIZA

El principio constitucional de la paridad en todo, establecido en 2019, arrojó su primer saldo positivo en 2021, cuando de golpe, hubo 7 gobernadoras mujeres, es decir, la misma cifra que históricamente habíamos acumulado desde que Griselda Álvarez se convirtió en la primera mujer al frente de un ejecutivo estatal en 1979.

Analistas, políticas y activistas confían en que la normalización de la presencia femenina en las diversas esferas de la administración pública habrá de cerrarle el paso a la resistencia machista en 2024.

Actualmente, la cuarta parte de las entidades se encuentra gobernada por mujeres y en las campañas se cumplirá la obligación de los partidos de postular al menos 5 candidatas para esos cargos de los 9 que habrán de disputarse en 2024.

Detrás de los números que confirman el avance de la feminización del poder en México se observan situaciones contradictorias, como el hecho de que la intención de voto a favor de los hombres sigue siendo mayor con respecto a las mujeres.

Un reciente estudio de Buró Parlamentario demuestra que en el caso de Puebla la competitividad masculina a nivel municipal resultó ser superior en dos dígitos, al analizar el comportamiento electoral entre los años 2000 y 20021.

Detrás de esa distancia se encuentran condiciones de inequidad en la que las candidatas pelean por los votos: desde la falta de recursos en sus campañas hasta la postulación en distritos donde sus partidos pierden, pasando por la violencia política por razón de género.

ELLAS VOTAN MÁS…

El proceso electoral federal de 2020-2021 a nivel nacional reportó una participación del 51.8% con respecto al padrón.

Pero por género la votación fue mayor en el caso de las mujeres: 55.7% de las ciudadanas enlistadas lo hicieron.

En el caso de los hombres acudieron a las urnas el 47. 7 por ciento.

De manera que el abstencionismo masculino es 8 puntos superior al femenino.

Mientras en 2021 el 44. 3% de las mujeres empadronadas no fueron a votar, en el caso de los varones esa cifra fue de 52.3 por ciento.

Los datos y las gráficas del Estudio de Participación Ciudadana 2021 muestran que la disparidad entre la participación de uno y otro género resulta todavía mayor entre los 25 y 44 años de edad.

A partir de los 60 años, el abstencionismo es el mismo, siendo el grupo de edad con mayor asistencia a las urnas; el 70 por ciento lo hizo en 2021.

La diferencia entre hombres y mujeres en el caso de la población rural es todavía mayor: ahí ellas votaron en un 60.2% y ellos 50.8 por ciento. Casi 10 puntos de diferencia en la participación electoral.

En las ciudades, la diferencia en el nivel de asistencia a las urnas fue de 7. 3%: el 53% de las mujeres acudió a votar versus el 46. 3% de los hombres.

El evidente involucramiento de las ciudadanas mexicanas en las elecciones no tiene sin embargo una correlación cuando son ellas quienes están en la boleta.

PERO LAS VOTAN MENOS

Al menos eso es lo que se advierte en el más reciente estudio que Sergio A. Bárcena y Adriana Báez de Buró Parlamentario realizaron sobre la elección de alcaldes en Puebla durante las últimas dos décadas.

La investigación cuantitativa y cualitativa se sustentó en los datos del instituto estatal electoral y en entrevistas con las presidentas municipales.

Dicho trabajo partió de la hipótesis de que “existe un efecto diferenciador en las candidaturas dependiendo del género de éstas”.

Al respecto, los autores explican que, dado que los hombres han participado en la esfera pública durante un mayor tiempo que las mujeres se podría asumir que los candidatos tienen más facilidad de acceso a recursos políticos, financieros y simbólicos valiosos.

“En algunas comunidades persisten los estereotipos que reservan el espacio público a los hombres y mantienen a las mujeres en el privado, por lo que se niegan a ser gobernadas por mujeres. Por tanto, se espera que los candidatos reporten una mayor recaudación electoral que las candidatas a presidencias municipales en Puebla”, se expuso en el estudio.

Los datos que Bárcena y Báez expusieron ante diputadas federales y consejeras electorales el 25 de octubre anterior cayeron como un balde de agua fría porque muestran lo que Carla Humphrey del INE denominaron como “un preocupante gap” entre las posibilidades de las mujeres a ser votadas con respecto a los hombres.

Porque “una candidatura masculina promedio recibió 25.2% de los votos en su elección municipal, mientras que el voto municipal hacia las candidatas reportó un valor promedio de 9 por ciento”.

La diferencia de 16.2% plantea un desafío de dimensiones educativas y por lo tanto gradual.

Y SIN EMBARGO AVANZAMOS

“A pesar de que ha decrecido el porcentaje de candidatos hombres en los municipios hasta arribar a la paridad de género en 2021, el porcentaje de votos que el electorado concede a candidaturas de hombres se ha incrementado casi hasta llegar a niveles de 2001, cuando los hombres obtuvieron un porcentaje promedio de votos 14% mayor que la proporción porcentual de votos concedidos a las mujeres”, se alerta en el estudio de Buró Parlamentario.

Y es frente a esa resistencia cultural que las legisladoras y funcionarias que defienden la paridad como principio constitucional consideran que ésta debe darse en todos los planos, así como las acciones destinadas a visibilizar y sancionar la violencia política que inhibe la participación de las mujeres en la competencia por el poder.

Por lo pronto, el académico y responsable de encuestas en el periódico El Financiero, Alejandro Moreno, sostiene que a juzgar por los datos de la Encuesta Mundial de Valores ese cambio se encuentra en marcha, ya que a la pregunta si está de acuerdo o en desacuerdo con la frase “los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres”, en 1997 el 43% de los entrevistados respondió afirmativamente y el 57% en desacuerdo; en el año 2000, el acuerdo bajó a 35%, a 28% en 2005, a 23% en 2012, y se mantuvo en 24% en 2018, último año en que se levantó la medición.

Destaca el también maestro del ITAM que la resistencia disminuyó en 20% en dos décadas y media. Pero aún persiste entre los votantes.

COMPETENCIA DE MUJERES NEUTRALIZA DUDAS

En una encuesta que Alejandro Moreno levantó en junio de este año, a la pregunta “¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente frase? Yo prefiero que el Presidente de México sea un hombre, no una mujer”, el 32% dijo estar de acuerdo; 63% en desacuerdo y un 5% no expresó su opinión.

En Consulta Mitofsky, Roy Campos también formuló en agosto la pregunta de si México está preparado para que lo gobierne una mujer: 57.9% respondió afirmativamente; 32.7% dijo que el país no lo estaba aún. Y 9.4% no respondió.

Cuestionada al respecto, Lorena Becerra, fundadora de la consultoría Becerra Mizuno y Asociados, afirma que “sin duda ha bajado la resistencia a tener una mujer presidenta y creo que, tiene mucho que ver, con que estamos viendo a las mujeres activas en la en la vida política como gobernadoras, alcaldesas, presidentas municipales y muchas de ellas en realidad haciendo muy buena gestión”.

Explica la especialista que el tono de las campañas cambia mucho cuando hay una mujer y, en particular, cuando se da un contraste mujer-hombre.

Precisa que a las candidatas se les ataca con asuntos personales: “la débil, la histérica, la loca”.

Para Lorena Becerra, responsable de las encuestas en el periódico Reforma hasta septiembre anterior, “con campañas mujer-mujer es diferente, porque entonces ya se neutraliza ese contraste machista, que es un poco lo que empezamos a ver con Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz”.

EL FACTOR HOMBRES Y LA SEGURIDAD

Destacada entre la comunidad demoscópica por la precisión en la mayoría de sus encuestas, Lorena Becerra admite sin embargo que hay un tema relevante: 70% de los ciudadanos dice que el principal problema que enfrenta el país es la inseguridad.

“Es un pico histórico en términos de preocupación ciudadana en estados y municipios. Y eso abona un poco a la resistencia de poder ver a las mujeres como efectivas o firmes para combatir la delincuencia, sobre todo la asociada a la delincuencia organizada, al narcotráfico”, alerta.

“Veíamos a Claudia Sheinbaum como jefa de gobierno que siempre estaba acompañada de García Harfuch (entonces secretario de Seguridad). Es esa señal de decir aquí hay un hombre fuerte, firme, que puede dar resultados. También tiene qué ver mucho eso con que ella haya tomado la decisión de casarse”.

Cuestionada respecto a la importancia de la figura del presidente López Obrador como respaldo de la precandidata de la colación Morena, PVEM y PT, la especialista plantea que el tema del acompañamiento cuenta.

Porque cuando se trata de candidatas, alerta Lorena Becerra, se activa el señalamiento de que la mujer está sola. “Le pasó a Josefina Vázquez Mota, parece que ahorita están tratando de decir que Xóchitl también se ve sola ¿no?”, ejemplifica.

La especialista prevé que, en el punto de la figura del respaldo masculino –sea el caso del presidente con Sheinbaum o de las dirigencias partidistas con Gálvez– “es algo en lo que, sin duda, van a tener que romper las dos o van a tener que encontrar la manera de gestionarlo”, porque subraya que es un asunto en el que suele cuestionárseles a las candidatas.

LA BOLETA SIN SAMUEL

Para la especialista, en la ahora suspendida precampaña de Samuel García se estaba resaltado su fortaleza y lo que había logrado en Nuevo León, proyectándolo como “una figura de masculina de fuerza y de decisión; estaban tratando de entrarle a un segmento del electorado que tendría un rechazo a las mujeres”.

Prevé Lorena Becerra que si MC postula a una mujer, “el tónico de la campaña va a cambiar, porque el contraste sería entre las mujeres”

Destaca que el escrutinio físico de las mujeres es una constante en sus campañas. “Es algo muy complicado, es algo muy duro”. Ejemplifica esto con la precandidata Sheinbaum en la interna de Morena: “primero anuncia su boda, se pone a tocar la guitarra, a veces andaba vestida de una forma, luego de otra forma. Y eso les pasa mucho a las mujeres, porque empiezan a tener asesoría de todo el mundo Sonríe más, pero no te rías tanto; haz así, pero que no te veas enojada; pero no te veas muy seria. Demasiados jaloneos que se dan en las candidaturas femeninas”.

Augura la consultora política que de darse una competencia únicamente entre mujeres, ese escrutinio pasaría a segundo plano.

NO ES RESISTENCIA, ES UNA CULTURA: ALEIDA

Para la vicecoordinadora de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, “no se trata de una ‘resistencia’, sino de un razonamiento enraizado en una cultura política en la que las mujeres habíamos sido relegadas a espacios de segundo, tercero o cuarto nivel, siempre atrás, al final”.

Destaca la parlamentaria que eso provocó en el imaginario colectivo la falsa idea de que los hombres eran los mejor capacitados o más hábiles para participar en los espacios políticos de toma de decisiones.

“A ese 37% de personas que siguen replicando modelos socioculturales discriminatorios le podemos decir que es fundamental romper esas construcciones discriminatorias, que se aseguren los espacios para que las mujeres participen activamente en la política y no sólo demostremos nuestras capacidades, sino que las apliquemos. Y el mejor espacio para demostrarlo es la Presidencia de la República. Por eso sostengo que como sociedad estamos listas y listos para tener a una presidenta de la República”.

A la pregunta de que sobre el señalamiento de que el jefe de campaña de Sheinbaum es el mismo Presidente de la República, la diputada Alavez plantea:

“Es una afirmación con una profunda carga sexista y discriminatoria, porque una mujer que alcanza el poder no necesita del respaldo de un hombre, sino de muchos y de muchas mujeres también, porque sólo puede legitimarse el poder y el ejercicio público con el respaldo y la confianza de las y los ciudadanos.  Y sobre lo que señalas de que el “jefe de campaña” es el Presidente de la República, en el caso de la doctora. Sheinbaum no es aplicable. Ella ha construido un equipo profesional y experto en distintas materias que la acompañan en este proceso.

“Lo que sí considero determinante para el próximo ciclo electoral es la mayoritaria aprobación popular que tiene el presidente AMLO y los resultados de su gobierno.

“La base para la toma de estas decisiones en las elecciones deben ser los resultados, las propuestas y las capacidades y no sólo el género de las candidatas o el candidato”, planteó la morenista

LA PREGUNTA ES QUÉ MUJER: VIGGIANO

Carolina Viggiano, secretaria general del PRI, considera que lo más destacable de las citadas mediciones es que la gran mayoría está preparada para ser gobernada por una mujer.

“Y la pregunta más importante sería si tenemos una mujer preparada para gobernar a este gran país. Y mi respuesta sí, en Xóchitl Gálvez, una mujer auténtica, congruente, preparada, exitosa, que viene desde abajo, que ha vencido la adversidad, que entiende muy bien este abandono en el que hoy vive gran parte de la sociedad mexicana, en la seguridad, en el sistema educativo, de la protección de la salud, abandonados en la búsqueda de sus familiares desaparecidos”, plantea la también diputada federal priista.

“Creo que sí hay un segmento sin duda machista y misógino, y una representación de esto sin duda es Samuel García y su comportamiento así lo denota, Pero eso no es nada de extrañarse, porque partidos como el de MC, lo único que buscan es conservar su registro y sus prerrogativas, consecuentemente hacen propuestas que parecen incongruentes con la mayoría de la sociedad, porque no buscan el voto mayoritario, buscan el voto minoritario y en este caso del grupo machista y misógino para que pueda conservar en lo que es su prioridad, sus prerrogativas y su propio registro”, planteó Viggiano al analizar el caso del precandidato de MC, previo a que se bajara de la competencia.

“Por supuesto que las mujeres pueden gobernar un estado, un país, un municipio. Y lo que sí es evidente es que el presidente de la República pues ha sido un violentador constante; es más, ni cuenta se da de esto, porque es inherente, es natural, yo misma fui objeto de violencia”, comenta con respecto su campaña para gobernadora de Hidalgo.

Xóchitl Gálvez ha sido objeto de violencia y la propia candidata oficial muchas veces es objeto de violencia, porque la opaca con sus declaraciones, con sus comentarios, mostrando que él tiene una opinión sobre ella misma. Pero no creo que la sociedad esté viendo quién está detrás para votar por alguien.

“Lo relevante aquí (del apoyo presidencial) es que la candidata oficial tiene el apoyo del aparato gubernamental en toda su dimensión e incluso en la absoluta ilegalidad y el derroche de recursos”, concluyó.

Nota publicada en Excélsior

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