lunes 13 mayo, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

«COLUMNA INVITADA» Xóchitl y lo inimaginable

Por. Marisa Iglesias

Inimaginable. Imaginar esto hace un par de meses era simplemente demencial. Una fantasía psicodélica, un delirium tremens, un sueño húmedo. Pero el domingo, al salir del Metro Sevilla, hacia las 9:30 AM, la realidad empieza a imponerse. Topamos con un nutrido contingente del famélico PRD. Son flacos pero ruidosos y organizados. Caminan ordenadamente por Chapultepec, doblan a la izquierda en Florencia y paralizan el tráfico. Contra las cuerdas, a claxonazos y mentadas, el dirigente del grupo Coyoacán dice al megáfono: “Seamos educados”. Da el paso a dos conductores furibundos, solo dos de la larguísima fila, y sin más devuelve la calle a los suyos. Educados, pero en pequeñas dosis. Detrás viene el contingente de Tlalpan con camisetas amarillas que dicen “Tlalpan Xingón”. La X es jefa.

Captura de video.

Ya en el Ángel, el Frente es una ensalada singular. Luego de años de desprecio y malquerencias, hoy conviven alegremente. PAN, PRI Y PRD son un impúdico ménage à trois. Se sonríen, se seducen, se abrazan, se acarician. Y la energía fluye. Inimaginable.

Después de casi una hora, a codazos, Ivonne y yo logramos entrar al templete de prensa. Un oasis. Un corralito en el que se puede circular y hay algo de sombra. Desde ahí veo llegar a un inflado Marko, con k, a un Alito que recupera musculatura, a un Zambrano que se aferra al mástil. A un Creel dignísimo. “Es un perdedor”, dicen a su paso. Y pienso que sí, pero también que es un GRAN perdedor. De Beatriz, ni sus luces.

Quiero registrar con mi teléfono la llegada de Xóchitl, y desde nuestro corral tenemos un privilegiado primer plano. Me meto entre los camarógrafos cuando se anuncia que está por entrar. La veo venir con su hermoso huipil rosa. Rosa-ciudadano. Rosa-marea rosa. Se ve contenta, fuerte, segura. Saluda a un lado y al otro, con alegría, con aplomo. Y de pronto algo pasa, algo me pasa. La escena entra en cámara lenta y en mi cabeza se proyecta otra película, personalísima, en blanco y negro. Junio de 2001: Una Xóchitl en sus treintas tardíos ve un partido de futbol en camerinos de CNI Canal 40 mientras espera para entrar a su primera entrevista con Ciro y Denise. Trae puesta una camiseta del Cruz Azul sobre su ropa. Es la final cardíaca en Buenos Aires de la Copa Libertadores contra Boca Juniors y están en penaltis. Le toca tirar al Cruz Azul. Es la definitiva. Xóchitl salta de su asiento y en segundos pasa del eufórico “Venga, venga, venga”, al doloroso “Pendejos, pendejos, pendejos”. Y llora. Año 2009: Xóchitl, Marcela Guerra, Ruth Zavaleta y yo estamos reunidas en un café organizando lo que más adelante será, Según ellas, la exitosa sección semanal de mi noticiero en Milenio TV. Mujeres políticas hablando de política. Algunas señoras se acercan, curiosas. Xóchitl dice, feliz: “Estamos haciendo un proyecto de mujeres chingonas para mujeres chingonas”. 2009: Xóchitl agita con furor una enorme bandera del Cruz Azul desde la grada en la final contra el Monterrey en el Estadio Azul. El Cruz Azul la cruzazulea y a la salida Xóchitl llora a moco tendido recargada en la puerta de Los Guajolotes. No hay manera de consolarla. Por esas fechas, Xóchitl lleva a Miguel Bosé a un internado creado por ella en donde niños indígenas estudian desde primaria hasta prepa y aprenden música. Lo reciben con una versión instrumental luminosa de Amante Bandido. A Bosé se le escurren las lágrimas. A su lado, Xóchitl sonríe. Y ni hablar de sus apuestas al aire con Ciro en Radio Fórmula. Desde siempre, con diputados, senadores, gobernadores de todos los partidos. Apuestas futboleras. Una lana a cambio de cobijas o despensas. O un camino o un albergue o una clínica. Hasta la casa perdió, literalmente. Cuando tomó posesión como delegada en Miguel Hidalgo en 2015 apostó públicamente que si no terminaba su administración vendería su departamento y donaría el dinero para becas escolares para niños de bajos recursos. Pero en 2018 decidió buscar ser senadora y tuvo que renunciar a la delegación. Y ni hablar, a vender el depa donde vivió con su familia durante 20 años. Esa es Xóchitl, y esa siempre ha sido Xóchitl: una fuerza de la naturaleza: un huracán, un terremoto. No hay poder humano que la contenga.

Foto: Marisa Iglesias

Hoy saluda a la multitud que la ovaciona sobre Paseo de la Reforma con su cautivadora sonrisa asimétrica, su look mexicano logradísimo, y ese halo cabrón de poder, recién adquirido. Es una crack.

En el templete, presenta y da voz a tres personajes que la acompañan: Ceci Flores, madre buscadora de Sonora, Elsa Ortigoza, pepenadora poblana que dio universidad a sus hijos, y Nicolás Olguín, representante de una comunidad indígena de su estado natal, Hidalgo. Los tres son escuchados y aplaudidos. En cambio, cuando presenta a los presidentes de los partidos del Frente el aplausómetro se apaga. Pero por fortuna no hablan. Hasta eso está bien calculado.

El discurso de Xóchitl es emotivo y esperanzador. Y ella, una gran comunicadora. Ronca, radiante, emocionada y emocionante. “Hoy hay oposición”, dice. “Vamos a abrir las puertas de Palacio Nacional”, evocando la imagen que quizá la catapultó a la candidatura del Frente: ella, de madrugada, con su casco de ciclista, tocando a la puerta de Palacio, con el amparo que ordenaba al presidente otorgarle su derecho de réplica en la mano. Habla de esperanza, de respeto, de inclusión, de honestidad. “Yo siempre les diré la neta”, promete. Y suena como a oro, incienso y mirra, en estos tiempos. Y suelta su “regla de oro”: En su equipo, ni huevones, ni rateros, ni pendejos. Chingao… ¿cómo no amarla? Yo la amo desde hace muchos años. No tengo empacho en admitirlo.

Termina con un ¡Viva México! al pie del Ángel de la Independencia. Se canta el Himno Nacional y luego suena, no La Bikina, no Cielito Lindo, no el Huapango de Moncayo, sino La Rebelión del colombiano Joe Arroyo: “No le pegue a la negra…” ¿Cómo interpretarlo? La gente sale bailando y yo me subo al palco de prensa ahora que ya no hay nadie. Decenas de personas han tomado por asalto el templete principal y no hacen caso al exhorto de bajar por razones de seguridad. Celebran y se toman fotos frente a la mampara con el logo del Frente Amplio por México. Las escalinatas del Ángel están a reventar y en Reforma la marea es rosa, roja, azul y amarilla. Un rompecabezas aún raro, indescifrable. Inimaginable.

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