Por. Gilda Melgar
El Museo Nacional de Culturas Populares, situado en el barrio de Coyoacán, celebró en 2022 sus 40 años de labor ininterrumpida en la difusión y promoción de la cultura y el arte indígena de México.
Fundado en septiembre de 1982 por iniciativa del antropólogo Guillermo Bonfil Batalla y construido dentro de una excapilla colonial, este museo presenta exposiciones temporales de medio y gran formato, entre las que yo recuerdo gratamente “Sin maíz no hay país” (2003) y “Toledo ve: un recorrido por la exploración en diseño del artista juchiteco” (2019), justo meses antes de su fallecimiento.
El evento con el cual culminan las celebraciones de este aniversario, es la exposición “Espejo de identidades: 40 años de recorrido”, y tiene como propósito “ofrecer una mirada transversal del acervo de conocimientos, habilidades, formas de organización y expresión, valores e historia de las comunidades de México”.
De entre un acervo de más de 15 mil piezas, “Espejo de identidades” muestra alrededor de 300 objetos estéticos y utilitarios de varias regiones del país, divididos en las categorías de “Territorio”, “Fiesta” e “Identidad”. Algunas de las piezas fueron creadas por grandes artesanos, como Zenaida y Tomasa Rafael Julián, maestras en barro policromado de Michoacán; Benjamín Pérez Chávez, de Durango, y la familia Ramírez Castañeda, de Morelos, dedicada a la cartonería.
La expo inicia con un pizarrón y gises a la mano, con los que se invita a los espectadores a reflexionar y responder la pregunta: “¿Qué es la cultura popular?”.
Entre lo expuesto pueden admirarse objetos de cerámica, barro, vidrio soplado, alfarería, fibras naturales, madera, papel maché, así como textiles y bordados.
Todas las piezas en “Espejo de identidades” son únicas y preciosas. Sin embargo, recomiendo mucho contemplar la belleza de algunos en particular.
“Panadería, haciendo pan”, barro modelado por Zenaida Rafael Julián, multipremiada artesana michoacana, famosa por sus diablitos.
“Danza de Tlacoleros”, de autor desconocido. Madera tallada pintada y ensamblada con aplicaciones de tela y palma (Guerrero).
“Día de Muerto”, manta bordada por Margarita López López, con hilo de algodón mercerizado (Tenango de Doria, Hidalgo).
“Jarra con vasos”, por Marcos de la Rosa Martínez, en vidrio soplado, con pintura azul (Puebla, Puebla).
“Sombrero Huichol”, de autor desconocido, hecho de palma decorada con borlas de estambre (Mezquitic, Jalisco).
“Tanguyú u, ofrenda ritual”, de autor desconocido. Barro y pintura vinílica y dorada (Tehuantepec, Oaxaca).
“Morral”, de autor desconocido, tejido en telar de cintura con aplicación de bordado en punto de cruz (Durango).
El deseo de Bonfil Batalla al crear este museo fue contar con un recinto que mostrara la multiculturalidad de las expresiones populares de México. Sin duda, esta exposición del 40 aniversario es testigo de su deseo cumplido. Imperdible.
