Por. Saraí Aguilar
Por fin tenemos respuesta para las muertes violentas que acontecen en el país y el presidente tuvo a bien externarla en su habitual conferencia matutina: las víctimas tienen la culpa.
Esta explicación, tan inverosímil como parezca, es la que dio el mandatario en relación con el incendio en una estación del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, que se desató la noche del lunes 27 de marzo y en el que murieron al menos 39 personas de las 68 que estaban recluidas ahí.
Ya la Organización de Naciones Unidas ha denunciado el “uso extensivo de la detención migratoria” en el país. Pero, al parecer, al gobierno lo único que parece importarle es cuidar su imagen y privilegiar su agenda.
No importa si para evadir responsabilidades se señala a los propios migrantes de una muerte atroz.
“Esto tuvo que ver con una protesta que ellos iniciaron a partir, suponemos, de que se enteraron que iban a ser deportados, movilizados, y como protesta en la puerta del albergue pusieron colchonetas del albergue, y les prendieron fuego y no imaginaron que esto iba a causar esta terrible desgracia”, dijo el presidente.
Pero para el activista y defensor de los derechos humanos de los migrantes, Irineo Mujica Morga, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, esta declaración es deleznable pues “todos ellos fueron víctimas de las políticas públicas migratorias fallidas del gobierno federal y por tanto la responsabilidad es del Estado Mexicano”.
Pero mientras aún estaba la indignación ante la falta de compasión, un video vino a contradecir al ya de por sí débil parte oficial. Una cámara de seguridad grabó el momento en el que se inició el fuego. En 32 segundos se observa a los migrantes encerrados en una celda mientras el fuego crece y el humo se propaga. Se ve también a tres agentes del INM que pasean por la sala y finalmente se marchan.
Los hechos son escandalosos e indignantes por sí solos. No es ese amarillismo del que acusa el presidente a los medios. No hay necesidad de hacer relatos exagerados pues la realidad sobrepasa cualquier narrativa.
Pero, desgraciadamente, el ejemplo arrasa. Pues el secretario de Gobernación optó por ignorar su responsabilidad –el INM está a su cargo– y continuar con su promoción en calidad de “corcholata” y aprovechar (él sí) para obtener ventaja política al señalar –sin fundamento constitucional– a su contrincante en la carrera por la candidatura presidencial, Marcelo Ebrard, como responsable.
Pero el propio presidente se ha encargado de “blindar” a sus dos “corcholatas”, haciendo que quien dé la cara sea la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez. Y sólo para ser congruente con la indolencia expresada desde un principio, el mandatario fue a Ciudad Juárez el viernes pasado no porque le diera prioridad al tema, sino porque desde antes ya tenía programada una reunión con la estructura que dispersa sus programas sociales. Por supuesto, no le pasó por la mente la idea de cancelar su siguiente evento en Tijuana para detenerse a visitar a los heridos hospitalizados. Era demasiado pedir.
¿De verdad ésta es la transformación que se esperaba? ¿La de gobernantes que no asumen responsabilidades, que no castigan a los propios? Por lo visto la transformación nomás ya no fue… y el sexenio se les fue.