viernes 03 mayo, 2024
Mujer es Más –

Por. Adriana Luna

En abril de hace 34 años, Raúl Padilla López asumía la Rectoría de la Universidad de Guadalajara (UdeG), como sucesor de Enrique Javier Alfaro Anguiano, quien en esa época tutelaba a un hijo llamado Enrique Alfaro Ramírez, el ahora gobernador de Jalisco, en ese entonces de 16 años de edad.

Padilla se tituló en la misma UdeG como licenciado en Historia. Es irónico el simbolismo, no sólo para la historia de la Casa de Estudios, sino para Jalisco. Al igual que su padre, Raúl quiso ser gobernador, pero tampoco lo logró por la vía oficial, pero su poder iba más allá de una certificación expedida por cualquier organismo electoral a un cargo temporal. ¡Nadie puede negar que hay un antes y un después de Raúl Padilla, para la UdeG y para la entidad!

Como rector impulsó una amplia reforma universitaria. Simplemente se construyó una figura poderosísima: el líder moral universitario. Su voz era ley, sus instrucciones incuestionables, sus decisiones implacables. Siempre tomaba decisiones estratégicas en momentos trascendentales.

Durante muchos años, la existencia de “El Licenciado” estuvo rodeada de mentiras y verdades sobre su salud, su poderío político multipartidista, multifuncional e interinstitucional. Su vida, su figura en sí, fue polémica. Raúl Padilla era un genio de la política, quienes lo conocieron de cerca aceptan que su inteligencia provocaba admiración, pero también temor, y algunos, hasta terror. La polémica y los mitos sobre el poderío que tejió en todos los sectores de Jalisco, siempre le acompañaron.

El liderazgo estudiantil en aquellas décadas no era extraña a los enfrentamientos violentos, las armas, el derramamiento de sangre y la impunidad. Sin embargo, la visión y estrategia política de Padilla López le permitió tejer vínculos en todos los sectores (académicos, culturales, judiciales, gubernamentales, sociales y hasta deportivos). “El Licenciado” era una leyenda viviente, que bien podría su historia ser llevada a la literatura en cualquiera de sus géneros.

Sí, Raúl Padilla desde hace años enfrentaba amenazas no sólo en su salud, sino también políticas. Su final es trágico para algunos, valeroso para otros, y hay quienes aseguran que también enigmático. No hay que olvidar que su padre, el abogado y político, Raúl Padilla Gutiérrez, también siguió ese derrotero.

Las pugnas políticas y de poder que seguían a Raúl, eran con gobernantes locales, al mismo tiempo que presidenciales. Su criticado poderío no sólo era político, sino también económico, intelectual, e incluso generacional. Mientras en México se le criticaba y cuestionaba, en el mundo era una figura deseada, se codeaba con los grandes intelectuales, artistas, empresarios, gobernantes, políticos y académicos de nuestra época.

Padilla López era un visionario innegable, un promotor de la cultura como ningún otro, un político casi imposible de leer. Seguramente el más envidiado en ese ámbito porque mientras los comunes mortales eran temporales y transitorios, su trayectoria era creciente como sempiterna.

La última vez que lo vi, fue en diciembre del 2022, en la clausura de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ahí se reía con sarcasmo cuando se le cuestionaba sobre su sucesor y el futuro de la fiesta de las letras.

“Ya me ve medio grande ¿verdad? ¡Me ve medio grande! La FIL está consolidada… está muy por encima y más allá de quien temporalmente seguimos al frente de la misma. Es una institución que podría caminar por sí misma”, nos decía entre risas, nunca supimos si sus expresiones fueron sarcásticas. Así era él, sus palabras podían tener distintos significados y él los entendía a la perfección, aunque la mayoría poco comprendía y hasta mucho después entendían.

En esta primavera, Jalisco ha sufrido un sismo con epicentro profundo y de magnitud aún sin definir, en un tiempo preelectoral en donde hay mucho en juego. La muerte de Raúl Padilla López no sólo cambia el escenario político en la próxima elección, modifica la estructura universitaria y sin lugar a dudas, todos los poderes públicos en Jalisco. Sí, todo esto es una sigma, el último que nos dejó “El Licenciado”.

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