lunes 13 mayo, 2024
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COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

«EL ARCÓN DE HIPATIA» ¿Y después del 8M? Visibilizar la violencia vicaria

Por. Saraí Aguilar

Mientras muchas personas hablan de las marchas del 8M y si éstas son representativas o no, pocos hablan de un contingente que estuvo presente en una causa que no tiene tantos reflectores. Son las mujeres que marcharon contra la violencia vicaria desde casi un total desconocimiento de la sociedad sobre este tipo de agresión.

De acuerdo con Amnistía Internacional la violencia vicaria es una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas de las mujeres víctimas son instrumentalizados como objetos para maltratar y ocasionar dolor a sus madres.

La psicóloga clínica y forense argentina Sonia Vaccaro lo plantea desde la cotidianidad: de cómo algunos hombres que durante el matrimonio no se preocuparon ni interesaron por sus hijas o hijos, al momento del divorcio solicitan la custodia incluso plena, sólo por su afán de continuar en contacto con la mujer y continuar el maltrato, ahora a través de los menores.

“Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. […]. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo”, asegura.

Y si bien se puede alegar que no sólo las mujeres sufren de violencia vicaria, es necesario hacer el siguiente apunte: de acuerdo con abogados expertos en género, es cierto que también existen mujeres que utilizan a los hijos para perjudicar a los padres. Y esto es sancionable por la ley (sustraerlos, negar visitas, etcétera).

Pero cuando se habla de violencia vicaria la connotación va más allá, pues ésta se da “con el objetivo de seguir controlándola (a la mujer) porque entiende que es él el que tiene que mantener el control y la dominación”.

Es por ello que para Kitzia Liliana Hermosillo Saucedo, integrante del Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria, aunque sí hay casos en donde la violencia vicaria es cometida hacia los hombres, la realidad es que las características de la violencia son diferentes en donde hay varias agravantes.

En México no existe siquiera numeralia oficial al respecto. Por ejemplo, este delito no figura en las estadísticas que elabora el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Por ello, es relevante que en la víspera del reciente Día Internacional de la Mujer, en el Senado, se modificarán la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y el Código Civil Federal a fin de garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de este tipo de agresiones, denominadas violencia vicaria.

Pues con este tipo de violencia no sólo las madres se afectan, sino que las infancias son vulneradas, por lo que para la senadora Claudia Anaya, lo que se busca es salvaguardar y dar mejores mecanismos de protección a grupos que han sido históricamente violentados.

Las consignas en la marcha aun resuenan: “nos matan en la cara de la gente, no seas indiferente.” La duda es si ante violencias visibles el sistema judicial cierra los ojos, frente a una violencia que ataca de forma silenciosa, ¿harán algo? Esperemos que no sea sólo letra muerta, una ley más. Pues no queremos ni una menos.

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