martes 07 mayo, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

«REPÚBLICA DE KALY-COATLICUE» El gran fraude electoral de Bartlett y un INE autónomo para que no vuelva a suceder

Por. Alfonso García Pérez

El 6 de julio de 1988 sucedió en México el mayor fraude electoral de nuestra historia, perpetrado por uno de los hombres más corruptos de América: Manuel Bartlett Díaz, en ese momento secretario de Gobernación del presidente priista Miguel de la Madrid Hurtado, siendo la Secretaría de Gobernación la responsable absoluta de organizar y de contabilizar a las elecciones en nuestro país en el año de 1988, a través de la Comisión Federal Electoral (CFE), cuyo titular era el mismo Bartlett Díaz. Su poder absoluto y su gran capacidad para procesar el fraude, tenía como antecedente que, fue el coordinador de la campaña de Miguel de la Madrid Hurtado en 1982, y que fue secretario de la misma Comisión Federal Electoral, CFE, en 1976.

Este terrible acontecimiento fue perfectamente documentado y comprobado por los opositores partidos del Frente Democrático Nacional, FDN, que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a Presidente de la República Mexicana, y fue definitivamente el crimen político mejor registrado. Pero como lamentablemente las elecciones eran organizadas por el mismo gobierno, ninguna prueba del fraude, o impugnación en contra del PRI, fue tomada en cuenta. El PRI – gobierno sencillamente alteró a las cifras electorales, ocultó a los votos en favor de Cárdenas Solórzano, e inventó votos para Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI a la Presidencia de nuestro país.

El fraude electoral se consumó a pesar de todas las pruebas que presentó el FDN: Decenas de costales con boletas cruzadas a favor de Cárdenas Solórzano, a medio quemar o despedazadas, tirados en cañadas, en ríos o en basureros; las actas de las casillas que contabilizaban al amplio triunfo de Cárdenas Solórzano sobre Salinas de Gortari; el registro del cierre temprano e injustificado de las casillas donde la tendencia favorecía al FDN; muertos que votaron por el PRI; y 10 mil casillas “zapato”, en las que no hubieron representantes de los partidos de oposición, o que fueron robadas, y en las que aparecieron contabilizados el 100% de electores, o varias veces más, votando todos a favor del PRI, y ridículamente registrando cero votos a favor de la oposición.

Nada de lo hecho o dicho por la oposición de 1988 fue tomado en cuenta por el gobierno, organizador de las elecciones, juez y parte. ¡Cuánta diferencia hay hoy, que quien organiza a las elecciones es un organismo autónomo e independiente del gobierno, o sea, el Instituto Nacional Electoral, INE¡

El FDN estaba formado originalmente por tres partidos de izquierda: el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), y el Partido Popular Socialista (PPS), hasta que Heberto Castillo Martínez, candidato a presidente de la República del Partido Mexicano Socialista (PMS), cuyo registro sirvió después para el PRD; declinó a favor de Cárdenas Solórzano.

Durante todo 1988, los militantes de los cuatro partidos del FDN fueron atacados o reprimidos por el gobierno, ante el peligro de su crecimiento electoral, sobre todo después del mitin de Cárdenas Solórzano en La Laguna (región limítrofe entre Durango y Coahuila), donde 40 mil personas ovacionaron al candidato de la oposición; y del encuentro con estudiantes del 26 de mayo en Ciudad Universitaria de la UNAM en la Ciudad de México.

La represión llegó al clímax el 2 de julio en la colonia Balbuena, de la Ciudad de México, cuando Francisco Xavier Ovando Hernández, y su asiste Román Gil Heráldez, responsables electorales del FDN para contabilizar votos en la jornada, y precisamente para prevenir fraudes, fueron interceptados y asesinados, seguramente por órdenes del responsable supremo del proceso, Bartlett Díaz. Ellos poseían, entre otros datos vitales, la lista de las personas, con números telefónicos y domicilios, responsables en cada uno de los 300 distritos electorales, de coordinar a la contabilidad de votos en actas, de detectar y de reportar a las anomalías, y de enlazar a los representantes de casillas.

Esa presión gubernamental también la realizó el gobierno en contra de los medios de comunicación, para que hablaran abiertamente a favor del candidato priista y para que desprestigiaran al ingeniero Cuauhtémoc, aunado al gasto de mil millones de pesos diarios para la campaña del PRI, recursos que seguramente provenían del gobierno. Eso en la actualidad no puede suceder gracias a que el INE fiscaliza a los gastos de los partidos políticos, les da un tope de gastos en las campañas, y verifica el origen de sus recursos financieros. Así también, el INE checa que no haya exceso de propaganda electoral y que esa no diga mentiras, garantizando también que la prensa no sea parte de trampas. En esta terrible jornada de 1988 destaca que, a la 1 A.M., del 7 de Julio, aún sin resultados computados, ni mucho menos oficiales, la revista “Impacto” y el periódico Excélsior publicaban el supuesto amplio triunfo del PRI en estas elecciones.

La compra de votos, las personas que votaron varias veces, y el acarreo el día de la elección, fueron evidentes, pero a pesar de eso, al momento de contabilizar a las primeras casillas que llegaron al sistema de cómputo de Bartlett Díaz, los resultados favorecían a la oposición cardenista, sobre todo en el Distrito Federal, en Michoacán y en el estado de México. Los primeros resultados de las casillas con representante de la oposición computadas, mostraban una tendencia en favor del FDN de dos a una contra el PRI. El sistema de conteo preliminar arrojó las primeras dos horas, casi 5 millones de votos a favor Cárdenas Solórzano, y solo un poco más de 3 millones de votos a favor de Salinas de Gortari, por lo que alrededor de las 8 de la noche, Manuel Bartlett Díaz anuncia que no había datos claros, pues las computadoras para contabilizar a los votos en las actas de las casillas se habían descompuesto, con su célebre expresión “Se cayó el sistema”, y hasta el 13 de julio, una vez “sustituidas y reparadas las computadoras”, aparecen 6 millones de votos más a favor del PRI, y casi ningún votó a favor del FDN.

A pesar de las protestas y los litigios electorales, Bartlett Díaz y su CFE entregan los datos alterados al Colegio Electoral de la Cámara de Diputados federales, donde la falsa mayoría de diputados priistas, surgidos del mismo fraude, avalaban a la elección, que les empoderó, y a la usurpación de Salinas de Gortari, con el apoyo de algunos diputados del PAN liderados por el hoy morenista Bernardo Bátiz Vázquez.

Manuel Bartlett Díaz fue premiado por el PRI, por este inmenso fraude electoral, con el cargo de secretario de Educación Pública, con el mayor presupuesto en el Ejecutivo Federal, de 1988 a 1992, en el gabinete del usurpador Carlos Salinas de Gortari; y luego como gobernador de Puebla, de 1993 a 1999. La gran paradoja es que, el fraude lo realizó Bartlett Díaz en 1988 a través de la CFE, y ahora, en el gobierno de AMLO, Bartlett Díaz, es nuevamente el titular de CFE, o sea, Comisión Federal de Electricidad.

Fue entonces que el FDN y honrados del PAN iniciaron una resistencia civil pacífica en contra del fraude, y exigiendo la apertura de los paquetes electorales almacenados en la Cámara de Diputados, lucha que fue duramente reprimida, y que significó cientos de personas asesinadas o arrestadas. Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, candidato en 1988 del PAN a la Presidencia de la República Mexicana, no reconoció el triunfo de Carlos Salinas de Gortari, y se sumó a Cárdenas Solórzano y a Rosario Ibarra de la Garza a las protestas contra el fraude, entrando en contradicción con el ala de su partido encabezada por Luis H. Álvarez y Carlos Castillo Peraza, quienes planteaban que era conveniente legitimar a Salinas de Gortari, pues él iba a implantar el mismo modelo económico del PAN, o sea, una economía de mercado sin regulación. En octubre de 1989, Clouthier del Rincón muere en un extraño accidente automovilístico en Sinaloa, e inmediatamente se hace unánime la corriente del PAN a favor del gobierno de Salinas de Gortari, por lo que, en 1990, el panista Diego Fernández de Cevallos solicita la quema de los paquetes electorales y cancelar definitivamente su reapertura, y lo logra.

Por lo anteriormente expuesto, es necesario que hoy defendamos al máximo al INE, que debe ser financieramente fuerte, incorruptible, y absolutamente independiente del gobierno actual, para que no vuelva a suceder un fraude electoral como el de los lopezobradoristas-4T Manuel Bartlett Díaz y Bernardo Bátiz Vázquez, de 1988.


Alfonso Jesús García Pérez. Premiado por Marcela Lagarde, la SOGEM y el Congreso de la Unión por ensayo para erradicar a la violencia hacia las mujeres, 2005. Vocal Ciudadano de Conagua. Coordinador de la federación de asociaciones civiles y cooperativas “Cáñamo Liberación”.

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