Por. Cut Domínguez
Voces desde el cielo
Dios dijo: Háganse los guapos. Él pensó…aquí andamos los afortunados.
Lo grave de la gramática
Un año un aprendiz de ortografía atropelló con su viejo cacharro, que hacía las veces de automóvil, a una joven fotógrafa de ojos risueños y sonrisa fácil. El llamado mentor, quien tenía fama de ser un verdadero caníbal, dijo ante las autoridades a la chica, que no presentaba mayores problemas físicos, no sin cierto cinismo: “El punto es que te coma”.
El Egoísta
Era un tipo tan egoísta que pensaba más en sí mismo, que en mí.
El tatuaje
En un baúl harto apolillado encontró una carta, cuyo sobre lucía un ajado traje de polvo. En ella, leyó un mensaje donde su abuelo le pedía ir en busca de su padre. Llamó su atención una advertencia: “Intenta ser quien eres y agradecido, te amen o no”. Hizo una pequeña maleta, luego dispuso la travesía. Así pasaron algunos días mientras la nada golpeaba sus ojos, lo que le permitió sentir como los matorrales abrían sus brazos para acurrucar los cansados sueños. Llegó, por fin, a un caserío sencillo pero seductor. En la tarde color moca, sintió que lo estrechaba un grato airecito y pensó: “Ha caminado detrás de mí, pero sobre todo al borde de mi alma”. Enseguida alzó su muñeca izquierda y besó un tatuaje con la figura de un corazón envuelto en un paliacate rojo.
La ausencia
Él aprendió amar mucho su presencia. Ella cabalgó entre mariposas y le ofreció el corazón para que no advirtiera su ausencia.
Voces con las estrellas
Ya entrada la noche, se miró en el espejo y con su imagen hizo un montón de estrellas para cruzar entre la espuma de sus voces. “Después de cierto tiempo, dijo, si las promesas o juramentos no se cumplen, son como un fuego que calcina. De modo que uno decide cultivar su jardín y embellecer su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores”. Luego cerró los ojos y suspiró.