Por. Ivonne Melgar
El festejo que este domingo hará en Toluca la dirigencia de Morena con los ganadores del 5 de junio, precandidatos mexiquenses, gobernadores, legisladores y presidenciables, confirmará las definiciones sucesorias del líder de la 4T.
Si bien López Obrador no estará presencialmente en el mitin de la victoria “Unidad y movilización para que siga la transformación”, será un acto a imagen y semejanza de la ruta que él ha trazado hacia 2024.
Se trata de una concentración que busca desbordar la explanada del Teatro Morelos con un mensaje: el movimiento que ha protestado y festeja sus triunfos en el Zócalo de la CDMX, este 12 de junio se traslada a la otrora sede del poder del PRI.
El cambio de sede es un atento aviso a la oposición –que ahí todavía gobierna– de que el partido del presidente de la República va por esa plaza a disputarse en 2023.
Pero esa batalla –y he aquí otra de las definiciones de Palacio– se desplegará con el activismo de los presidenciables de López Obrador, las corcholatas que él mismo destapó y a quienes ya les advirtió que las precampañas son accesorias y que, por ahora, importan los méritos que hagan cumpliendo sus encargos, a los que deben dedicarle al menos 16 horas diariamente.
Y para que no quede duda de la vigilancia que hace de los prospectos avalados, el mandatario les aconsejó que, para la grilla electoral, lo que él llama “pelar el diente”, no deberán destinar más de 3 horas cada día.
Por supuesto que pueden dedicarse de tiempo completo a sus aspiraciones. Pero de ser así, aclaró López Obrador, deberán renunciar a sus cargos. Y alertándoles que siempre se nota y se sabe de cuando se descuida el trabajo por priorizar la promoción personal, les dejó la advertencia: “Si se dedican a hacer campaña y todavía tienen una responsabilidad, la gente los va a castigar”.
En realidad, los taches y las estrellitas partidistas las reparte el presidente de la República, quien por lo pronto ha refrendado su confianza en Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, y a quien sólo la mezquindad podría regatearle el éxito de su gestión.
Se dirá que esa marca se vende sola gracias a la popularidad presidencial y que la movilización de programas sociales termina por inclinar la balanza en las urnas. Pero lo cierto es que el ex funcionario del gobierno capitalino en la gestión de Marcelo Ebrard, exsenador y excoordinador de los diputados morenistas, supo cultivar la interlocución con Palacio Nacional, sacar adelante sus encargos y construir con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, una mancuerna eficaz que opera esa fusión de recursos partidistas y gubernamentales.
Así que todo indica que las plegarias de John Ackerman y compañía de buscar un relevo en la dirigencia no fueron escuchadas y que Mario Delgado se queda al frente de Morena para conducir la definición del candidato presidencial, la encuesta que habrá de ungir al elegido y las pasarelas que hoy se inauguran con nuevas reglas.
Al menos eso se entendió este jueves cuando, en entrevista con El Heraldo TV, el dirigente partidista declaró: “Todo parece indicar que me va a tocar conducir el proceso del 2024. Y eso también es un privilegio, es una gran satisfacción y una responsabilidad enorme”.
Le preguntó el periodista Alejandro Cacho que de qué dependía esa permanencia. “De lo que el candidato o la candidata opinen de las tareas del partido”, respondió Mario Delgado, asumiendo que hasta en tanto él seguirá ahí.
Y con esa certeza, la cúpula morenista ha preparado para mañana una pasarela que intenta una especie de piso parejo en el arropamiento y en las porras que recibirán Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, a quienes el presidente López Obrador confirmó como sus más queridas corcholatas, describiéndolos con elogios y reconocimientos.
Es cierto que el mandatario dijo que ya no hay tapados, que todos los suspirantes tienen derecho a ser votados y que esta vez no habrá dedazo.
Y si bien pidió no olvidar a Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, destacando que es hija de uno de los más importantes políticos de oposición de la historia de México, en la logística que Mario Delgado y la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, están preparando para el mitin de Toluca, los únicos convocados en calidad de presidenciables son la jefa de gobierno, el canciller y el secretario de Gobernación, quienes habrán de someterse al aplausómetro.
Además de ocupar un lugar especial en el templete, donde habrá foto de los tres juntos, cada uno llevaría sus invitados, un cupo de 2 mil asistentes por precandidato.
Es una señal con doble filo y jiribilla. La buena es que, por ahora, los tres presidenciables tienen las mismas posibilidades de hacerse de la candidatura.
La mala es que la invitación que recibió el senador Ricardo Monreal es la misma que el partido envió a todos sus legisladores: un boleto sin porra y sin acceso al ala VIP de los presidenciables 4T.