Por. Paty Betaza
Hace 15 días el COVID19 llegó silencioso a mi casa. Llegó como una tos y estornudos, muy frecuentes en una persona asmática y con antecedentes de alergia como es el caso de mi madre, una mujer de 71 años, por fortuna sin ninguna comorbilidad. Una mujer sana y sin antecedentes de tabaquismo. Pese a mi insistencia, mi mamá, como una gran cantidad de personas, decidió no vacunarse porque temía alguna reacción alérgica. Así transcurrió año y medio hasta que inevitablemente el COVID19, ahora con la variante Delta llegó, pese al uso de cubrebocas y la sana distancia. No tenía ningún otro síntoma, más que la tos. La vio un doctor general que al revisarla, no le encontró otra señales de alerta. Sin embargo, decidí llevarla a hacer una prueba rápida que salió negativa y de ahí una PCR con igual resultado. Pero como seguía la tos, volví a insistir con otra PCR que dio el diagnóstico positivo al SARS-CoV-2. El pánico se apoderó de mi madre y el estrés de mi, cuando el tomarle la oxigenación vi que llegaba a 84 y lo normal es que esté arriba de 90 según explicaciones médicas. De inmediato contactamos a un infectólogo, que lo primero que nos advirtió es que la oxigenación por debajo de 90 significaba que estaba grave y que necesitaba oxígeno. De ahí a comenzar a contactar posibles hospitales y buscar un concentrador de oxígeno o tanque de oxígeno. Mi mamá tuvo la fortuna de responder a los medicamentos que le ayudaron a respirar bien y un par de días fueron suficientes para recuperar la oxigenación arriba de 90. No hubo necesidad de utilizar oxígeno. Después vendría el tiempo pertinente de cinco días para hacerme una PCR que resultó negativa. La vigilancia de la oxigenación de mi mamá ha sido cada dos horas. Por fin llegó su alta y la tranquilidad para ambas. ¿Qué aprendí del COVID19? 1.- No subestimar ninguno de sus posibles síntomas -tos, catarro, estornudos, malestar estomacal, alta temperatura y problemas para respirar, dolor de cuerpo, garganta… etc. Cualquiera de estos síntomas es suficiente para hacerse una PRUEBA PCR.- 2.- NO CONFIAR en las pruebas rápidas. 3.- NO entrar en pánico, buscar alternativas de apoyo. El estrés hace mucho más conflictivo el tratamiento de COVID19. 4.- Utilizar de preferencia siempre el cubrebocas aun en casa, sobre todo cuando algún familiar comienza con algunos síntomas. 5.- Acudir de ser posible con un especialistas en enfermedades infecciosas. 6.- VIGILAR ESTRICTAMENTE la oxigenación del paciente, incluso tener el oxímetro entre los materiales de primeros auxilios en casa. 7.- AISLARSE de todas las personas posibles. y seguir estrictamente las recomendaciones médicas. 8.- VACUNARSE. Efectivamente la mejor vacuna es la que tenemos disponible. Mi mamá ya me prometió vacunarse en cuanto su médico lo determine. Por desgracia 248 MIL 380 mexicanos -según la última cifra- no pudieron contar su historia relacionada con el COVID19.