martes 23 abril, 2024
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«DESDE LA IMAGEN» Historia de una traición

Por. Cristina Ortega

Según en la página de Facebook de “Texcoco en el tiempo dice”: La maqueta que están instalando en el Zócalo, esta inspirada en el templo que aparece en el Códice Ixtlilxóchitl, que es el templo mayor de Texcoco. De acuerdo al investigador Geert Bastiaan Van Doesburg: “Es importante darse cuenta que se trata aquí del templo mayor de Texcoco, y no del de Tenochtitlan”. La imagen correspondería a la descripción hecha por Juan Bautista Pomar en su “Relación de Tezcoco”.

¿Quién fue “Coyolxauhqui”? en náhuatl significa: ‘la adornada de cascabeles’coyolli, cascabel; xauhqui, que adorna.

En la mitología nahua, Coyolxauhqui era hija de la diosa madre Coatlicue (el nombre significa la que tiene su falda de serpientes’; esta también recibía los nombres de Tonāntzin ‘nuestra (to-) madre (nān-) venerada (-tzin) y Teteōīnān ‘madre (nān-) de los dioses (teteō-).

Coyolxauhqui regía con fuerza lunar sobre sus hermanos líderes de los dioses de estrellas meridionales, que eran Centzon Huitznáhuac, y el famoso Huitzilopochtli.

Cuando Coatlicue, la mamá de Coyolxauhqui quedó embarazada de su propio hijo, Huitzilopochtli, Coyolxauhqui y su hermano Centzon Huitznáhuac (que representaba cuatrocientas estrellas del sur) planeaban matar a su madre al considerar deshonroso el embarazo incestuoso, pero Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli. El mito dice que nació vestido de guerrero y armado, nació listo para defender a su madre. También se dice que el dios Huitzilopochtli venció a sus hermanos, decapitó a su hermana, Coyolxauhqui,  mandó su cabeza al cielo para que su madre pudiera verla cada noche y arrojó su cuerpo montaña abajo, por lo que éste quedó desmembrado.

Así fue como Coyolxauhqui se convirtió en la representación de la Luna y sus hermanos pasaron a representar a la estrellas; así como el propio Huitzilopochtli se convirtió en una representación del Sol, que cada día vence a la Luna.

¿Para qué servirán los sacrificios humanos?

La razón de los sacrificios “era el medio por el cual la humanidad y los dioses establecían un constante diálogo armónico dentro de un mismo tiempo y espacio, a través del cual el orden de las cosas, tanto naturales como sobrenaturales, respondía a los principios básicos del bienestar.

Se dice que después de sacar el corazón del sacrificado, con un cuchillo puesto al fuego, el cuerpo era desollado y la víctima a veces era desmembrado y repartido entre los participantes del rito para elaborar una comida a base de granos de maíz y carne humana llamada “tlacatlaolli, maíz desgranado de hombres común” (https://www.adncultura.org/los-muertos-divinos-sacrificios-humanos-entre-los-aztecas).

La cultura azteca era, según las evidencias históricas, un totalitarismo sangriento que se valía de tribus aledañas sometidas para realizar sacrificios humanos durante tres meses de festejos. Se calcula que entre 20.000 y 30.000 personas morían cada año para alimentar estas ceremonias (es por ello que H. Cortés encontró alianzas para derrocar a los sanguinarios y abusivos que tenían el control del impero).

(https://www.abc.es/historia/abci-canibalismo-sacrificios-y-totalitarismo-verdad-sobre-imperio-azteca-encontro-hernan-cortes-201903270213_noticia.html#:~:text=La%20cultura%20azteca%20era%2C%20seg%C3%BAn,a%C3%B1o%20para%20alimentar%20estas%20ceremonias.)

Ahora que el Zócalo capitalino se adorna de conmemoraciones festivas para… ¿recordar?, ¿conmemorar?… La caía del Imperio Azteca (genial que hayan terminado con semejante barbarie, pero no fue así, parece ser).

En el Zócalo encontramos también a Quetzalcóatl, y ¿el que tuvo que ver con Coyolxauhqui?

En realidad, nada, la leyenda cuenta que durante su periodo de apogeo Quetzalcóatl fue engañado por tres dioses: Tezcatlipoca, Huitzilopochtil y Xipe Tótec, quienes anhelaban la caída de éste. Por ello, hicieron que Quetzalcóatl se embriagara con pulque y más tarde tuviera relaciones sexuales con Quetzalpétatl (se dice que era máxima sacerdotisa) y era su hermana. Avergonzado por su falta, Quetzalcóatl deicidio embarcarse hacia el mar y desaparecer para siempre, no sin antes prometer que regresaría algún día.

Hay varios datos interesantes. La leyenda que publican:

“Resistencia Indígena”. No la niego, pero el término no corresponde a la historia de México, aquí los españoles se organizaron con otros nativos para hacer caer a ¡la Gran Tenochtitlán”. Aquí la historia fue por traición. Después la otra traición fue que no eran iguales los nativos aliados a los conquistadores, esa es otra historia.

El término “Resistencia Indígena”, viene de los pueblos del sur de América, porque ahí tenían guerras interinas cuando los españoles aprovecharon la Conquista, historia muy diferente a la historia de traición que nos precede en México, mucho antes que llegaran los españoles, entre nativos ya nos matábamos, como hasta en nuestros días.

Perdón, pero los mayas como Imperio, cuando llegaron los españoles ya eran un pueblo fragmentado y habitado en la zona de Guatemala. Favor de leer la historia de Gonzalo Guerrero. 

Que hay mucha gente del sur y en especial de Guatemala en el gobierno, lo sabemos, disimulados los apellidos porque son españolizados. Pero, no dejemos que los extranjeros allanen nuestra historia y la cambien a su conveniencia. ¿Nos siguen conquistando con foquitos en el Zócalo? Parece ser que sí, el mexicano es muy ignorante de su propia historia.

Respecto a la Coyolxauhqui, lo interesante de la leyenda es la semejanza con la que vivimos aquí algunos titulares que puede googlear:

  • 2018 con un promedio de casi 100 homicidios al día.
  • 2019 dejó un saldo oficial de 35 mil 588 víctimas de homicidios dolosos y feminicidios, un promedio de 97.5 personas asesinadas todos los días.
  • 2020 en México asesinaron a más de 35 mil personas.
  • En México, sólo en seis meses (enero-junio) del 2020 se registraron 1,844 homicidios de mujeres.
  • Desde abril, solo en lo que va de 2021, se efectuaron 38.316 de estas llamadas, según fuentes oficiales. Lo que señalan las cifras oficiales es solo una muestra de la ola de violencia que vive el país, con 2.444 personas asesinadas en mes de marzo y donde 10 mujeres de promedio pierden su vida cada día a manos del machismo.

Si la historia dice que “se calcula que entre 20.000 y 30.000 personas morían cada año para alimentar estas ceremonias” México es una eterna fiesta de la muerte. Y de hipocresía de impunidad.

La Coyolxauhqui representa muy bien a todas las mujeres descuartizadas que la justicia ha dejado impune, las que fueron recibidas con vallas en marzo, las buscadoras, las feministas, los cientos de fosas clandestinas y sus miles de descuartizados. Sin contar los muertos por desabasto de medicamentos, y otras tipificaciones que no merecen ser descuartizados.

¡Felices fiestas de asesinatos masivos! 


Cristina Ortega Domínguez. Fotógrafa desde hace 28 años, amante de la imagen en cualquiera de sus expresiones, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctorante en Investigación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades.
Autora de los libros: “Psicografía. El dibujo de la mente”: Percepción-interpretación de fotografías en la interacción de las redes sociales como exteriorización psico-emocional (2019) y “La Psicografía”: La identidad a través de la imagen fotográfica (2016).
Twitter @CrissOrtega
FB @CrisstinaOrtegaD

 

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