Por. Liliana Rivera
Mis ojos no pueden ser indiferentes a lo que últimamente acontece en el mundo, y me imagino que los de ustedes tampoco; sé que tenemos que hacer algo, no nos podemos quedar quietos, y en mi caso como escritora puedo utilizar mi tinta para construir memoria presente, ayudar a sensibilizarnos de aquellos rostros desafortunados que llevan en sus venas lo ruin de una guerra.
Espero que mi voz no se quede solo guardada en este trozo de pantalla, ojalá cause un efecto, como el Efecto Mariposa. Que el batir de estás palabras produzca un tornado en cada uno, y que a su vez salgan de aquí también causando uno más, en el sentido de que no solo seamos una, dos, o diez voces, sino miles de mariposas en vuelo ocasionando un gran caos en pos de Un Mundo Sin Guerra:
Mariposas en vuelo
Mi alma de niño llora,
por las estrellas cercanas
que violentas brillan
en el cielo, juguetes de hierro
para unos, para otros, pesadilla
sin consuelo.
Mi alma de niño calla,
con cada uno de los cuentos:
las madres están muriendo,
los hijos están huérfanos,
ya no vendrán madres
para los hijos del infierno.
Mi alma de niño teme,
por los tambores de guerra,
que se alzan en esta tierra desnuda,
y por el niño arrodillado,
que con las manos
en grito, refleja su angustia.
Así es el mundo que yo no quiero
Mi alma de niño anhela
Que se destierre la música de las balas
Que la fugitiva sonrisa se albergue en el corazón humano
Que el sueño de un mundo mejor no se convierta en pesadilla
Que las alas rotas se cosan en los niños mutilados
Que en la tierra germinen mariposas en vuelo
Que nos hagan soñar, sentir, vivir sin miedo.
Así es mi mundo, así lo quiero.
No con las alas rotas,
No con las armas en fuego.