Óscar H. Morales Martínez
El primer caso confirmado por las autoridades de un paciente con coronavirus (COVID-19) fue el 28 de febrero de 2020. Andrés Manuel López Obrador pidió a los mexicanos estar tranquilos y afirmó que el Gobierno estaba preparado. Incluso afirmó que el coronavirus no era terrible ni fatal.
El 16 de marzo de 2020, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo que el Presidente de México no podría contagiar a más personas en caso de tener coronavirus, pues posee “fuerza moral” y no de contagio.
El 18 de marzo, AMLO presenta su estrategia nacional contra el coronavirus: un detente y un billete de dólar, afirmando que “lo que se va a aplicar en el caso del agravamiento es el detente. El escudo protector es la honestidad.”
El 23 de marzo, el primer mandatario muestra al país la manera en que debemos saludarnos: con la mano derecha en el corazón y una inclinación de cabeza.
El 6 de abril, Andrés Manuel asevera que no habrá un plan económico distinto al que presentó para afrontar el COVID-19 y que será un modelo para otros países. En ese plan no hay apoyos a las empresas.
El 29 de abril, el presidente dice que no usa cubrebocas porque Hugo López-Gatell no se lo recomienda.
El 28 de mayo, pese al aumento de contagios y muertes por COVID-19, AMLO menciona que “la pandemia ya se domó” y que no habrá saturación hospitalaria.
El 4 de junio, ante la pregunta de un reportero sobre los cuidados que tiene el presidente para no contagiarse de COVID-19, contestó: “mantenerse a la distancia, el aseo, lavado de manos y estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus.”
El 7 de julio, AMLO usa por primera vez en público el cubrebocas. La razón: viaja a Estados Unidos para reunirse con Trump.
El 17 de agosto, el primer mandatario afirma que a México le ha ido mejor que a España, tanto en el COVID como en lo económico.
El 19 de octubre, revela AMLO que se hace una prueba de COVID a la semana, para estar “seguro”.
El 4 de noviembre, afirma el presidente que México no está en situación de alarma ante el repunte del COVID.
Más de 100 mil muertes en México para el 16 de noviembre. Andrés Manuel asegura que la estrategia frente al COVID está funcionando y que en España han fallecido más personas.
En su primera participación en una reunión del G-20, el sábado 21 de noviembre de 2020, Andrés Manuel López Obrador expuso su política de combate a la pandemia en un discurso muy breve de menos de 5 minutos, diciendo que se debe “garantizar ante toda circunstancia la libertad y abandonar la tentación de imponer medidas autoritarias como el confinamiento excesivo o el toque de queda, nada por la fuerza, todo por el convencimiento y por la razón”.
El 18 de diciembre, el titular del Ejecutivo reconoce que es difícil mantener la sana distancia en sus giras y no saludar a la gente.
El 7 de enero de 2021, AMLO comunica que Joe Biden, presidente electo de los Estados Unidos, ha reconocido que en México se ha actuado mejor que en ese país en la atención a la pandemia. A la fecha, Joe Biden ha presentado programas ejecutivos de aplicación inmediata para combatir el COVID-19, entre ellos estableció el requisito de pruebas PCR negativas para poder viajar a Estados Unidos y una cuarentena mínima de 7 días, que puede prolongarse a 14 días.
El 22 de enero, el presidente de México autoriza que gobiernos estatales y empresas privadas puedan adquirir la vacuna contra el COVID-19. Las empresas informan que las farmacéuticas ya tienen comprometida la venta de vacunas a otros países y que a mediados de este año podrán adquirirlas. Es decir, se perderán al menos 6 meses.
El 24 de enero, los detentes no funcionaron y Andrés Manuel López Obrador anuncia que está contagiado de COVID, que ya está en tratamiento, que sus síntomas son leves y que seguirá pendiente de los asuntos públicos desde Palacio Nacional. Piensa hablar con su homónimo de Rusia, Vladimir Putis, para comprar la vacuna Sputnik V.
A esta cadena de declaraciones, se suman la falta de estímulos y apoyo a empresarios; la ineficaz estrategia federal de combate a la pandemia; la ausencia de un verdadero Plan Nacional de Vacunación; la errática y limitada aplicación de la primera dosis de vacunas a personal médico, así como la corrupción para aplicarla a personas que no están en la primera línea; el robo de vacunas; la prohibición inicial y la tardía autorización de la participación de gobiernos estatales y empresas privadas en la adquisición y distribución de vacunas; la arrogancia y falta de empatía en las declaraciones de Hugo López-Gatell; la desinformación sobre el uso de cubrebocas; el nulo control migratorio de extranjeros y viajeros a nuestro país; la concentración de recursos públicos para atender obras de gobierno ajenas al combate contra la pandemia; la opacidad en la información sobre los contratos de adquisición de las primeras vacunas; regaños públicos a México por la Organización Mundial de la Salud ante la falta de compromisos serios en la batalla contra la pandemia; y un largo etcétera de actos y demostraciones de ineptitud que han colocado a México como uno de los peores países en el mundo en el número de contagios y muertes por el COVID-19.
En lo que va de este mes, he sabido de muchos casos de personas cercanas que han contraído la enfermedad de COVID-19 y tristemente también de muchos fallecimientos. Familias enteras se han ido.
Personalmente ya estuve contagiado, de modo que le deseo al Presidente de México una pronta recuperación, sin secuelas, porque nadie merece padecer esta enfermedad.
Sin embargo, debe imponerse el criterio científico al propagandismo político. Ya es hora de cambiar de “estrategia” señor Presidente y empezar a hacer las cosas bien, con seriedad.
Es de sabios cambiar de parecer, demuéstrenos que ama a su pueblo, a todo México, sin divisionismos. Aplique la fraternidad universal que tanto pregona.
Atiéndase debidamente y entienda que es privilegiado por tener una cama, un doctor, un tanque de oxígeno, medicina y los mejores cuidados, porque hay personas que se están muriendo en sus casas, esperando la mínima atención y asistencia médica. No se siga burlando del dolor de los mexicanos, mejor reconozca que se equivocó, aunque sea en su interior, pero haga público un cambio de actitud ante el problema que se ha desbordado por no haberlo atendido en tiempo.
Si ya se vacunó, explíquenos si solo tenía una dosis o ambas o qué vacuna se aplicó, porque entonces algo no está funcionando.
Ya estamos hartos del encierro y de vivir con miedo por ser los vehículos de esta enfermedad que puede matar a nuestros padres y abuelos.
Señor Presidente, lo queremos ver saludable y más empático con la situación.