A principios de este año, el metro de la capital rusa acogerá a las primeras mujeres conductoras de trenes desde los años 80. La profesión les había sido vedada en la época de la Unión Soviética por la “dificultad física” de la tarea.
Este es el final de una larga tradición que se remonta a la época de la URSS. Desde principios de los 80 hasta hoy, las mujeres rusas no podían conducir el metro. El gobierno soviético consideraba que el trabajo era demasiado duro “física y psicológicamente” y podía ser “perjudicial para su fertilidad”.
Esta es una ilustración reveladora del paradójico estatus de la mujer en la sociedad soviética, tanto como pionera del feminismo político como en la práctica altamente paternalista e incluso patriarcal.
Una prohibición anacrónica
La práctica continuó después de la caída de la URSS. En 2000, una ley definió una lista de 456 ocupaciones en las que “se prohíbe el empleo de mujeres”: soldadoras, caldereras, buzos, excavadoras de pozos, operadoras de plataformas petrolíferas, etc., y por lo tanto, conductores de metro. En los años 2000, a medida que la sociedad rusa progresaba, la prohibición se volvió anacrónica. Sin embargo, permanecería en vigor durante 20 años.
A principios de 2020, el Ayuntamiento de Moscú finalmente obtuvo del Ministerio de Transporte de Rusia que la profesión de conductor de metro fuera eliminada de la lista. Y es así que un año después, el momento de llevar a cabo la formación reglamentaria, las mujeres conductoras harán su regreso en el metro de la capital rusa.
Para celebrar la ocasión, la autoridad de transporte de Moscú ha anunciado la emisión de una serie limitada de tarjetas de transporte… que llevan la imagen de la muñeca Barbie. Se está avanzando en el feminismo, pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
RFI