La tendencia de la población mexicana a ganar peso ha ido a la alza. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en 2012 , 71.3 por ciento de los adultos tenían sobrepeso y obesidad y para el 2018 el porcentaje se ubicó en 75.2 por ciento. Pero además el 36 por ciento de los niños de cinco a 11 años de edad ya tienen alguno de estos dos problemas.
De acuerdo con diversos estudios el sobrepeso y la obesidad son resultado de una ingesta exagerada de calorías, pero también de un pobre gasto energético: el sedentarismo. Ya desde hace dos décadas el sólo uso del control del televisor había provocado un aumento de al menos un kilo por año, de acuerdo con un estudio hecho en los Estados Unidos. A eso hay que agregarle también problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión, que pueden ser desencadenantes de ingesta exagerada de alimentos. En pocas palabras, son varios los factores que están detrás y que a su vez se tienen que tratar.
Estamos a unos días de que entre en vigor la Norma Oficial Mexicana 051, que contiene las reglas del etiquetado de alimentos y bebidas. La ONU y la Organización Mundial de la Salud han hecho un reconocimiento a México por este logro, “uno de los más grandes en salud pública”. Y si lo es. Basta ahora ver con claridad la cantidad de calorías que se pueden comer en una bolsa de cacahuates, como para pensarlo mucho. O ver por ejemplo, la cantidad de calorías que contiene una hamburguesa, de las más sencillas y pequeñas. O cuántas calorías nos podemos tomar en un refresco o una cerveza. Eso está excelente.
Pero el problema de sobrepeso y obesidad, desde mi punto de vista –estuve muchos años como reportera de la fuente de salud-, no sólo se van a terminar con el etiquetado y peor aún, con la satanización de los productos ultra procesados con términos de “veneno embotellado”, etc. Es una medida que sin duda va a ayudar, pero también sería muy bueno que se aclare que comer en exceso tacos de carnitas, flautas de pollo, tortas de tamal, jugos de fruta, también pueden disparar el sobrepeso y la obesidad. Que estar sentados por horas frente al televisor o viendo un celular, también pueden contribuir al problema; por eso la urgencia de dejar el sedentarismo, promover el deporte y también cuidar la salud mental. Todo esto tiene que ver con educación. Y mientras más temprana, mejor.
Hace 15 años un experto me decía que estar obesos o con sobrepeso es hereditario: son hábitos que se adquieren en el entorno familiar. Mucho hay que hacer al respecto porque es un problema creciente y de alto costo para el sector público por la cantidad de enfermedades que se desencadenan.
No me quiero imaginar la cantidad de kilos que se han adquirido en siete meses de confinamiento. México tiene un problema gordo y todos tenemos que ayudarlo a resolver, con claridad y sin estigmas.