Irritación, hartazgo, frustración, encono y millonarias pérdidas económicas, fueron entre otras cosas, lo que dejó aquel plantón de Andrés Manuel López Obrador en el 2006.
Pero parece que al movimiento llamado FRENA (Frente Nacional Anti-AMLO) le pasó de noche.
Si, esa es la oposición que aspira a derrocar al Presidente, éste puede dormir tranquilo.
Hace 14 años, el entonces candidato de la coalición “Por el Bien de Todos”, conformada por el PRD, PT y Convergencia, ocupó la avenida Reforma, principalmente, luego de un polémico proceso electoral que por una diferencia de 0.56 por ciento, ganó Felipe Calderón.
Desde aquellos tiempos, al entonces candidato le fascinaban las consultas a mano alzada y así lo hizo en el Zócalo capitalino. Preguntó a sus seguidores si estaban de acuerdo en realizar un plantón en Reforma, como respuesta a la negativa de contabilizar “voto por voto, casilla por casilla”. Quería un recuento total de los votos de la elección presidencial.
Su principal motivación fue acusar un fraude. Y esa fue su bandera. El 30 de julio de 2006, comenzaron el plantón en el Zócalo de la Ciudad de México y en Paseo de la Reforma.
Se instalaron en Asamblea Permanente hasta que el Tribunal Electoral calificó la elección. Permanecieron plantados hasta el 15 de septiembre. Fueron 47 días de caos vehicular, pérdidas de por lo menos 7 mil millones de pesos en comercios, restaurantes, hoteles. Y, sobre todo, enojo, molestia, en un amplio sector de los capitalinos.
Catorce años después la historia tiene un absurdo intento de reproducción.
Otros actores, otras demandas y otros disparates.
Con diversas complicaciones este movimiento ha podido instalar sus casas de campaña, en algunas calles, lejos de Zócalo y entre cercos policiacos.
Entre sus extravagantes demandas de “presión social”, figura que el presidente dimita antes del 30 de noviembre de 2020.
Luego, preparar a un candidato, arropado por partidos de oposición, para las nuevas elecciones.
Y, por último, lograr una reconstrucción nacional, encabezado por un Órgano Supremo de Vigilancia, que guíe el destino de un México nuevo.
¡Hágame usted el favor!
En el 2006, la diferencia de 0.56 por ciento bastó para querer cambiar una decisión avalada por las instituciones electorales.
Hoy, quieren cambiar una decisión avalada por 30 millones de votos.
Desde hace varios meses, el movimiento FRENA ha convocado, principalmente a través de redes sociales a manifestarse en varias ciudades para exigir la renuncia del presidente Andrés Manuel López Obrador. La finalidad, según ellos: salvar al país.
Atajados en las avenidas Juárez e Hidalgo, insisten en llegar al Zócalo y permanecer ahí hasta que renuncie el presidente.
Lo increíble es que no sepan que su demanda es, por decir lo menos, absurda, vamos imposible. Tendrán que esperar al 2022 a la consulta de revocación de mandato o al 2024 cuando acabe el sexenio. Pero bueno, son tiempos políticos.
Lejos de ganar simpatizantes, a FRENA le puede ocurrir lo mismo, que les ocurrió a los que se plantaron en 2006.
Hay poco respaldo social cuando se afecta a la población. Los comerciantes de la zona ya se quejaron. Con la emergencia sanitaria miles de comercios cerraron definitivamente, los otros comenzaron una reapertura lenta y ahora llegan a plantarse, bueno a colocar sus casas de campaña, porque como en 2006 están vacías.
Según su dirigente, Gilberto Lozano, son 40 mil personas las que se encuentran en el plantón, pero solo él los ha visto. Asegura que se van a bañar, a trabajar o que incluso por el tema de la pandemia no están mucho tiempo en las casas de campaña. En fin, una vacilada que permite la mofa mañanera desde Palacio Nacional.
Andrés Manuel López Obrador ganó en las urnas con 30 millones de votos y es ahí y solo ahí, en las urnas, donde se le puede enfrentar, en las elecciones de 2021 y después en 2024.
No es tan difícil. En lugar de llamar la atención con disparates, deberían ponerse a trabajar y convencer a otros mexicanos inconformes de que salgan a votar en el 2021.