sábado 18 mayo, 2024
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COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

«EL ARCÓN DE HIPATIA» No es la corrupción, presidente. Es el machismo

 

La masculinidad tóxica mata. Eso es algo de lo que cada vez hay más personas conscientes. Pero no sólo mata mujeres, sino que reduce la esperanza de vida de los hombres y, en épocas de pandemia, se convierte en una amenaza para la salud pública.

El tema no es nuevo, pues ya a finales de 2019 la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en su informe Masculinidades y Salud en la Región de las Américas, lo había enunciado.

Existe una relación estrecha entre masculinidad y salud. Los roles, las normas y las prácticas impuestas socialmente a los hombres exigen o refuerzan su falta de autocuidado e incluso el descuido de su propia salud física y mental, dice el reporte del organismo.

Lo que hasta hace unos meses era una alerta y tema para mesas de debate, el día de hoy, en pleno crecimiento exponencial del Covid-19, es un tema que urge retomar y solucionar.

Hasta el 31 de julio se habían registrado 670 mil muertos y unos 17 millones de casos confirmados en el mundo. Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, Sudáfrica y México son los países con más casos diagnosticados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que inicialmente sugirió que no eran útiles para detener la propagación del virus, ahora recomienda cubrirse la cara en espacios interiores y cuando no sea posible el distanciamiento social.

Y en la mayoría de los países se ha vuelto obligatorio su uso en espacios públicos (abiertos y cerrados), así como en el transporte.

A pesar de ello, uno de los estudios más recientes realizado por Valerio Capraro, profesor titular de Economía de la Universidad de Middlesex, y la matemática canadiense Hélène Barcelo, del Instituto de Investigación de Ciencias Matemáticas de Berkeley, muestran la reticencia de los hombres a portar cubrebocas.

Los académicos encuestaron a casi 2 mil 500 personas en Estados Unidos y descubrieron que los hombres no sólo eran menos propensos a usar máscaras faciales que las mujeres. También consideraron que ponerse una máscara era “vergonzoso, poco inteligente y un signo de debilidad”.

De acuerdo con Capraro, el hecho se acentuaba en las poblaciones donde no era mandato gubernamental portarlo. (BBC- 19-07-2020).

Esto ratifica lo enunciado por la OPS en el informe previamente citado. En él se menciona que las conductas machistas aumentan la tasa de mortalidad. Refiere como ejemplo adoptar riesgos laborales o al volante, tener sexo sin protección, consumir alcohol de manera desmedida o no buscar ayuda ante trastornos emocionales. Y este año tendremos que sumar el no portar cubrebocas.

Este es un tema que cobra relevancia en México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado una renuencia al cubrebocas. Cuestionó a su secretario de Hacienda por promover su uso para asegurar la reactivación económica del país y la semana pasada ironizó y se burló diciendo que lo portaría “hasta que se acabe la corrupción”.

Se equivocó el presidente. No lo usará cuando acabe la corrupción, sino cuando el machismo ceda.

 

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