jueves 10 octubre, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

COVID-19: Resiliencia y construcción de paz para crear un mundo mejor

 

Más fuerte. Más sabia. Más humana. Así quiero salir de esta experiencia que me ha tocado vivir en este singular año 2020; así quiero que salga mi país; así quiero que salga el mundo. Se requiere un nuevo modelo de comunicación centrado en la resiliencia y la construcción de paz. Esa ha de ser parte de mi misión. Hay mucho trabajo por delante para lograrlo.

Comencemos por reconocer que el COVID-19 nos brinda una nueva oportunidad para construir el futuro que alguna vez soñamos. Diversos estudios coinciden en que estamos ante un cambio de era y nos dicen que cuando los habitantes del planeta vayamos saliendo poco a poco del confinamiento encontraremos que el mundo ya no es el mismo, porque el mundo nunca puede ser el mismo, pero ahora la transformación será más evidente. Yo quiero ser parte del cambio y quiero que mis seres queridos sean también parte de ese cambio que va a crear una nueva historia, con una narrativa diferente, con prácticas de socialización también distintas. Quiero que tomemos conciencia de que tenemos la posibilidad de crear un mundo mucho mejor que el que sobrevivía con mucho esfuerzo antes del obligado encierro. Hay que poner manos a la obra.

La gran pregunta es cómo podemos preparar ese cambio para bien; cómo podemos construir el futuro deseable ahora que la vida nos ha dado una nueva oportunidad. Mi respuesta, basada también en muchas lecturas, es que una palabra clave es la resiliencia: una palabra, un concepto, un “músculo emocional” que tiene que ver con una actitud ante la vida. Sé que no todos están familiarizados con la palabra resiliencia. Es importante que la investiguemos, la analicemos, la miremos desde distintos ángulos para que, tras ponerla a prueba, nos demos la oportunidad de hacerla nuestra.  

Escribía yo este texto, cuando me llegó un mensaje de una publicación en Facebook. Para mi sorpresa, el universo respondía al problema planteado en el párrafo anterior, un problema que no me dejaba avanzar con la redacción del artículo. ¿Cuál fue esa respuesta? El video de un joven de 23 años que se mostraba orgulloso de ser el fisioterapeuta que creó ejercicios físicos, mentales y espirituales que mantienen en forma a su abuela de 98 años. El garbo con que se mueven ambos, pero sobre todo el amor que trasciende a través de esa imagen me hizo comprender que eso que llamamos resiliencia es ese “músculo emocional” que se alimenta de la energía que desprende el ejercicio del amor. Es el amor a la vida, el amor a nuestra pareja, a nuestra familia, a nuestros amigos lo que nutre la resiliencia. Es esa expectativa del encuentro, de cumplir una meta, de disfrutar el reconocimiento de uno en otro. La historia de Santiago y Doña Lucha (emblemático nombre) fue para mí una revelación y se convierte en un ejemplo a seguir.

El nuevo mundo que enfrentaremos cuando termine el confinamiento por el COVID-19 será un mundo de sobrevivientes triunfadores, que triunfamos porque estuvimos dispuestos a desaprender y aprender constantemente para construir ese mejor futuro que anhelamos. Pero esos sobrevivientes triunfadores sabremos que nuestro triunfo no se debió únicamente a un esfuerzo personal, sino al trabajo coordinado de muchos otros que en su momento, quizás instintivamente conectaron su mente con su corazón y supieron comprender que ante el reto COVID-19 hay triunfo verdadero que no provenga de vencer el egoísmo; porque la salud de uno depende de la de sus compañeros y vecinos; la salud del individuo depende de la salud del mundo. La toma de conciencia de que el bienestar de uno depende del de sus compañeros y vecinos y del bienestar del mundo. 

Llevo muchos años trabajando para intentar mejorar los procesos de comunicación pública. Ahora sé que necesitaré poner todo mi empeño para crear un nuevo modelo de comunicación social centrado en la resiliencia y la construcción de paz, una paz que no se base únicamente en tratar de disminuir la violencia, sino en aprender, reaprender, que la paz se nutre de la unión de voluntades, de la educación para la cooperación, de los sueños e ideales compartidos. La paz no es la negación del conflicto, sino el aprendizaje de la gestión del conflicto que garantiza el respeto a todo aquel que expresa opiniones diferentes. 

Esta en marcha la construcción de un nuevo modelo de comunicación para la paz basado en la resiliencia. ¿Quién se apunta?

 

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