sábado 11 mayo, 2024
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CEREBRO 40 BÁRBARA LEJTIK COLUMNAS BLOGS

«CEREBRO 40» ¿Será que no podemos hablar de otra cosa?

 

Cuarentona en cuarentena poco a poco pierde su poca paciencia.

Y no, no es que me cueste trabajo estar en casa, ni que no entienda las razones del confinamiento, escéptica como soy, jamás me echaría encima la responsabilidad de no acatar las recomendaciones y pagar con mi salud o la de mis seres queridos la factura de mi natural anarquía.

Y aquí estoy, encerrada y en orden, francamente preocupada por el devenir económico y harta, muy harta del tema.

De todos los chats en los que formó parte solo hay uno en el que está prohibido hablar del tema de Coronavirus, bendita gente sensata, de hecho es un chat privilegiado porque ahí solo hablamos de poesía, literatura y música.

Pero el resto del mundo cibernético, que es con el único que tenemos contacto y por el que nos comunicamos en estos momentos con el exterior, es peor que una guerra sin cuartel, no hay canal de televisión ni de radio, que nos dé un respiro, las redes sociales son un lodazal de información tergiversada y perversa.

No encuentro conversación o escenario virtual en el que no sea solo el tema más importante y recurrente, es que es el único tema.

Lo malo no es eso, sino que la mayoría de los mensajes y noticias que compartimos son anónimas, alarmistas, catastróficas y, sobre todo muy, muy repetitivas.

Información, chistes, memes, canciones, cadenas de oración van y vienen sin ningún tipo de moderación ni recato, como si no pudiéramos los mexicanos tener la sensatez de informarnos por nuestra propia cuenta y de manera responsable en los medios de comunicación serios y menos tendenciosos.

Como si no pudiéramos dedicarnos a aprender algo nuevo, a leer un libro o a hacer una labor manual, pareciera que lo único que tiene que hacer la gente es transmitir noticias a diestra y siniestra.

Nos estamos exhibiendo y haciendo mucho daño como comunidad, no solo estamos enseñando ignorancia y nula objetividad sino que le estamos demostrando al mundo que somos una sociedad egoísta, desinformara y si, perdón, bastante absurda.

El sentido del humor siempre nos ha caracterizado a los mexicanos, y está bien, pero ojalá fuera solo eso.

Repetir noticias que no nos constan, de fuentes no reconocidas ni identificadas solo genera caos y enojo, nos divide y nos asusta, no nos lleva a ningún lugar seguro porque estar confundidos nos hace actuar irresponsablemente y de forma impulsiva.

Esto no es nuevo, pero creo que lejos de aprender cada vez estamos peor, en vez de usar nuestros dispositivos móviles para estar en contacto con nuestros seres queridos y brindarnos ayuda y apoyo por este medio, los usamos para compartir cualquier cosa que caiga en nuestras manos, sin verificar su procedencia, solo porque de momento nos parece empático con nuestra ideología a favor o en contra de algo o alguien, aprovechamos la situación de una manera muy poco pensante, para denostar a los demás sin darnos cuenta que generar división y polarizarnos aún más es lo que va a terminar de verdad con nuestra armonía y salud mental.

Todos tenemos nuestras propias tesis, a favor o en contra, pero créanme, actuar como conspiradores políticos o epidemiólogos consumados lejos de hacernos parecer criaturas evolucionadas, nos deja enseñar lo peor de nosotros mismos.

¿Qué tan difícil es quedarse en casa, acatar instrucciones y ocupar este tiempo en ser mejores personas, en aprender algo nuevo, en leer todo lo que alegábamos que por falta de tiempo no leíamos?

Limpiar nuestros clósets, atender los desperfectos de nuestras casas y departamentos, arreglar jardines y plantas, platicar con nuestros hijos, ¡vaya!, hacernos mascarillas de clara de huevo con bicarbonato si quieren; pero no pasar todo el día ensimismados en el mismo tema que de entrada no podemos resolver mas que lavándonos las manos y evitando el contacto con la demás gente, el cuidado y salud emocional es tan importante como la física. Dejar de juzgar a todos aquellos que no pueden guardar cuarentena y ponernos en sus zapatos en vez de criticarlos, señalarlos y escandalizarnos, ser más pro activos y menos tóxicos.

El miedo manda, lo dijo Eduardo Galeano y muchísimos filósofos y pensadores, el miedo paraliza y enferma a las sociedades.

La información y la sensatez son la única solución a este y a cualquier problema que nos aqueje.

Ojalá podamos concentrarnos en sacar lo mejor de nosotros mismos con esta eventualidad, en ser más discretos y conscientes, más generosos, más congruentes.

Aprender de la historia y no creer que somos los primeros y los únicos a los que les pasa todo, nos ayudaría bastante para ser más objetivos y menos egocéntricos, y eso nos llevará a entender a los países y etapas históricas que verdaderamente han sufrido lo inimaginable en guerras, hambrunas, esclavitud y marginación.

Perdón por la contradicción , si quería hablar de otra cosa, ojalá que este receso nos dé nuevos conocimientos que aporten más sabiduría e inteligencia a nuestras vidas.

 

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