Cuando la incertidumbre apremia, nada como la certeza de las artes. Sé que algunas personas necesitan una bocanada de naturaleza para “desconectarse” de la realidad, el estrés o la parsimonia de la vida cotidiana. Tal vez pasear por un bosque o escuchar el sonido de un río les llene de energía positiva. Y aunque también a mí me conmueve la belleza de una flor sobre un cactus, lo que realmente alimenta mi espíritu, es el arte. La pintura, la escultura y la música son las manifestaciones que me regresan a Eros. Tal vez lo mío es la Arteterapia.
El punto es que, tras los días oscuros que vivimos la semana anterior, me di a la tarea de buscar a dónde ir para conectarme con la belleza de la vida. Así fue que me enteré del Festival Artístico de Otoño que desde hace 10 años se celebra en la Ciudad de México gracias al esfuerzo de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y la UNAM.
La Octava Edición de esta fiesta cultural se celebra desde el pasado 4 de octubre y hasta el 14 de diciembre próximo, con una serie de conciertos y recitales en diferentes recintos en los que, de manera gratuita, el público podrá disfrutar de la música de más de 70 compositores mexicanos, desde la de concierto hasta el danzón.
Llamaron mi atención los eventos a celebrarse dentro del Centro Cultural Roberto Cantoral, en parte debido a su hermosa arquitectura y privilegiada acústica. El festival anual de Jazz que dicho recinto trae a México desde Nueva York –de marzo a noviembre– es un programa imperdible para los amantes del género.
Así que, para sacudirme la depresión postSinaloa, acudí al recital ofrecido ahí por el Ensamble de Solistas de Bellas Artes, el cual concluyó con el estreno mundial de una canción compuesta por María Granillo con el título de “Canciones de amor adolescente”, interpretada por los 30 solistas que integran el ensamble. Letra y música que, hoy sé, están basadas en tres de los cinco sonetos de Primer Día, de Octavio Paz: “Es otoño en tu nuca: sol y bruma. Bajo del verde cielo adolescente, tu cuerpo da su enamorada suma”.
Ya estoy preparada para asistir al concierto estrella de esta octava edición, el de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, el 7 de noviembre a las 20:00 horas, también en el Cantoral. Otra presentación estelar tendrá lugar el sábado 26 de octubre en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con el repertorio de obras tradicionales y modernas del Quinteto de Alientos de la Ciudad de México, que hará el estreno mundial de “La música nace del sol”, de Hugo Rosales.
A esta convocatoria otoñal para escuchar y vivir lo mejor de nuestros músicos, no podía dejar de sumarse el Centro Cultural Universitario de la UNAM, en cuya Sala Carlos Chávez se presentará el Cuarteto Latinoamericano de Cuerdas, el miércoles 30 de octubre a las 19: 00 horas.
Hojeando el programa completo de esta edición, confirmo que llevamos la música en la sangre, y qué fortuna poder disfrutar de los mejores exponentes nacionales del cuarto arte sin más costo que el de acercarse a los recintos y, quizá, formarse en una fila de espera.
En la estación de la nostalgia, no hay pretextos para no alimentar el alma a través del gozo del ritmo y la armonía, aunque allá afuera reine el ruido de las balas.
