Las astronautas Christina Koch y Jessica Meir realizaron con éxito la primera caminata espacial solo de mujeres, todo un hito en la historia de la NASA.
Ambas mujeres se prepararon durante seis años para esta misión. Koch, una ingeniera eléctrica que con ésta llegó a su cuarta caminata espacial, lo que también se conoce como “actividad extravehicular”, lideró a Meir, doctorada en biología marina, quien realizó su primera experiencia fuera de la estación.
Muchas mujeres astronautas han participado en una caminata espacial afuera de la Estación Espacial Internacional (EEI), pero siempre acompañadas por un hombre. En marzo, la NASA anunció que, por primera vez, dos mujeres, Christina Koch y Anne McClain, formarían un equipo para salir. Pero, pocos días antes, un compañero, Nick Hague, tuvo que reemplazar a Anne McClain en el programa de salida, debido a que a bordo del laboratorio orbital había solo un traje con la talla adecuada para mujeres y no dos, lo que suscitó una lluvia de críticas sexistas al respecto.
“Podemos enviar a un hombre a la Luna pero, ¿no somos capaces de fabricar dos trajes de tallas femeninas?”, escribió en Twitter Julie Cohen, directora de la película RBG, que narra la historia de la jueza de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg.
No es la primera vez que se denuncia el sexismo en la NASA y en la carrera espacial. Históricamente, las mujeres han sido segregadas en este campo. Por ejemplo, mientras la soviética Valentina Tereshkova se convertía en 1963 en la primera mujer en viajar al espacio, la NASA no permitió que entraran mujeres en el traje de astronautas hasta 1978.
La primera mujer en integrar una tripulación espacial en EU fue Sally Ride, una física, en una misión del Challenger en 1983.
No causó sorpresa que el presidente John F. Kennedy, en el histórico discurso ante el Congreso en Washington que inició la carrera espacial, hablara de “llevar a un hombre a la Luna”, lo cual se cumplió ya hace medio siglo, sin esa misma hazaña haya sido protagonizada ya por alguna mujer.
Y es que, si bien al día de hoy hemos logrado avances en la agenda feminista, en el campo de las ciencias y en el de la carrera espacial, éstos han sido más lentos.
Al parecer, la intención es comenzar a acabar con ello. Con el nuevo programa Artemisa de la NASA, se aspira a enviar un hombre y una mujer de nuevo a la superficie lunar en 2024, según anunció el 13 de mayo Jim Bridenstine, administrador de la agencia espacial. “Pienso que esto podría ser transformador para mujeres jóvenes, no sólo de todo este país, sino de todo el mundo”, ha afirmado Bridenstine en declaraciones recogidas por la CNN.
Pero, ¿y las mujeres mexicanas podrán soñar con conquistar el espacio? El hecho de que aquí en México no exista un sector espacial ni carreras científicas para estudiar y dedicarse a esta ciencia ha llevado a varias de ellas a estudiar y perseguir sueños en el extranjero. Varias lo han logrado.
El principal problema para las jóvenes el día de hoy, justo cuando las puertas comienzan a abrirse, serían los recortes presupuestales aplicados en el Conacyt a las becas en el extranjero. Habría que saber si su directora, la doctora María Elena Álvarez-Buylla, sigue sosteniendo lo dicho durante una ponencia que realizó en 2015: “La ciencia occidental es la que ha producido los avances más deslumbrantes y, quizá, más inútiles, como la llegada a la Luna”.
¿Será que el nuevo freno para nuestras jóvenes científicas provendrá, irónicamente, de una mujer y de asfixiantes recortes presupuestales? Es una pregunta que Álvarez-Buylla y el gobierno deben responder.