“¡No está sola, no está sola, no está sola”!, fue la arenga con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador respaldó a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, en medio de una fuerte crisis de inseguridad en la capital del país que desencadenó atención mediática, en especial por el secuestro y posterior asesinato del estudiante Norberto Ronquillo.
Hasta ese punto, la muestra de apoyo a su compañera de partido no pasaba de ser una imprudencia por coincidir con los funerales del joven asesinado. Pero agregó: “es que hay veces que la maltratan mucho unos grandulones ahí, abusivos, ventajosos, pero no está sola. Tiene el apoyo del presidente de la República y del pueblo de la capital, de la Ciudad de México”.
Frases cargadas del estereotipo del hombre protector que pudieron pasar inadvertidas para muchos ante la indignación. Porque si algo hay que recordarle al Presidente es que este tipo de proteccionismo en realidad no protege. Que este tipo de discursos machistas no abonan en favor de una agenda pro mujer, que ha sido duramente sacudida en estos primeros meses de su gestión.
Estancias infantiles, refugios para mujeres, centros de cancerología con programas para la atención de la mujer, entre otros servicios, se han visto duramente afectados con los recortes presupuestales aplicados a raja tabla.
A pesar de que el Presidente López Obrador ofreció que se seguiría apoyando el programa de refugios para mujeres víctimas de violencia, ya se inició el cierre de algunos de estos centros por falta de recursos para su operación, así como de capacidad de las autoridades, acusó hace unos días la diputada Martha Tagle.
La legisladora opinó que las reglas que impuso la administración federal son más complicadas y, como ejemplo, citó que no pueden trabajar con profesionales de voluntariado, pero tampoco usar los recursos públicos para pagar a gente, lo que resulta incongruente.
Tagle también mencionó que ya son cinco los meses en los que las organizaciones no cuentan con recursos para poder sostener la operación de refugios, por lo que tendrían que cerrar si no les llegan los apoyos.
Por otra parte, en mayo, los responsables de seis programas especiales del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) hicieron un llamado a Carlos Urzúa, secretario de Hacienda, para revelarle las afectaciones a 3 mil 500 mujeres con cáncer cérvicouterino, de pulmón, de ovario y endometrio, por los recortes aplicados a ese centro.
“A cuatro de estos programas se les hizo una reserva presupuestal de 90 por ciento, mientras que a los otros dos de 50 por ciento, lo que lleva a la suspensión total de cuatro e impide la operatividad de dos”, se puede leer en la carta con fecha de 23 de mayo que fue enviada para reclamar los recursos.
Este mismo reclamo fue hecho por la presidenta de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Miroslava Sánchez, de Morena, a pesar que el Presidente negaba los hechos y los tachó de invenciones. Tras librarse una guerra en medios, la cual incluyó la renuncia de Germán Martínez al IMSS a manera de denuncia por los recortes, se ganó la primera batalla con la promesa de liberación de recursos en el curso de junio.
De igual manera, la lucha por las estancias infantiles se tuvo que librar en la Corte. El recorte al presupuesto del programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras provocó protestas por parte de los ciudadanos y críticas en el Congreso. El Partido Acción Nacional (PAN) logró sentencia nacional a favor para aplicar las reglas de operación de 2018 para las estancias infantiles, con lo cual serán las propias guarderías las que reciban los recursos y no los padres de familia, como era el propósito del gobierno federal. A pesar de ello, habrá que observar que no haya desacato de parte de las autoridades.
Ante este panorama, a nosotras, ¿quién nos defenderá de los abusos de ese grandulón llamado Gobierno federal?