Urbanidad en las redes sociales
Capítulo Segundo
Artículo I – Del aseo en nuestros perfiles (Primera parte)
I.– Mantener nuestros perfiles en las redes sociales bien aseados, es decir, actualizados al último grito de la moda impuesta por los opinadores, es una gran base para la popularidad y contribuye poderosamente a la conservación de amigos y seguidores. Nada hay, por otra parte, que grite mejor a los cuatro vientos “¡Intelectual!” o “¡Este atractivo hombre sí sabe de lo que habla!” que un perfil bien aseadito, con su respectiva foto artística, pero al mismo tiempo involuntariamente seductora y con su portada conceptual, cosmopolita, minimalista y deconstruida. Los hábitos del aseo de nuestros perfiles en redes revelan además buenos hábitos de emprendedurismo y networking en el mundo real, del cual, no olvidemos nunca, seguimos huyendo hasta que los salvadores de Silicon Valley acaben de construir la web prometida.
II.– El aseo en nuestros perfiles debe ocupar un papel inamovible en nuestras diarias ocupaciones en la web 2.0; nunca hay que dejar de destinarle el tiempo que nos reclame, por muchos que sean los compromisos, ponencias, tertulias, conversatorios, conferencias y performances a los que tengamos que asistir en el mundo real del que escapamos.
III. – Así como no debemos nunca apagar nuestras pantallas sin alabar a Zuckerberg y a los salvadores de Silicon Valley por todos los beneficios que nos han dado gratuita, desinteresada y beatíficamente, lo que podría llamarse asear el alma digital, tratando de despojarla por medio del scrolleo nocturno de las manchas que las pasiones han podido arrojar en ella durante el día mientras discutíamos con troles, tampoco debemos encenderlas nunca habiendo hecho otra cosa previamente, no sólo por la satisfacción que produce ver nuestras notificaciones en la mañana, sino a fin de estar decentemente condicionados para entender la horrorosa realidad siempre en función de los códigos sociales de las redes.
IV.– Al acto de levantarnos, luego de revisar nuestras notificaciones en las redes sociales primarias, asistiremos al acto de la defecación, que esperamos también pronto abandonar junto con el resto de las acciones tediosas y desagradables del mundo real, de la mano de nuestros smartphones, dejando para este momento la revisión de las redes sociales secundarias y la segunda revisión matutina de las redes sociales primarias.
V.– De ser posible, será durante el acto de la defecación que escribiremos nuestro primer tuit o nuestra primera publicación en Facebook del día.
VI– De tener pendiente alguna fotografía sexy, artística, conceptual o cotorra que no hayamos subido a Instagram, deberemos darle prioridad, por encima de los tuits y los posts de Facebook, durante el acto de la defecación.
VII. – Será también durante la defecación que revisemos cuántas visualizaciones han tenido nuestras Instagram stories, además de analizar concienzudamente quiénes han sido los usuarios que acudieron a este registro audiovisual de la última borrachera con Tonayan que nos echamos el día anterior.
VIII. – La defecación debe por cortesía ser aprovechada para contestar cuantos mensajes directos nos sea posible, dando por supuesto prioridad a aquellos provenientes de usuarios más populares y con mayor número de seguidores.
IX.– Durante la primera excreción de la mañana es menester actualizarse en las últimas habladurías de la multitud tuitera. Terminadas las notificaciones, los mensajes y el recuento de los usuarios que se han regodeado en los aspectos más vacuos de nuestras existencias, tocará el turno a analizar los hashtags nacionales y mundiales en Twitter. Procede entonces dar los likes y retuits correspondientes, para después buscar la forma de insertarse a toda costa a la conversación, preguntándose siempre a uno mismo “¿qué opinaría mi opinador favorito?, ¿estaría de acuerdo el youtuber de moda con lo que tengo que decir?, ¿este comentario puede convertirme en influencer?” antes de lanzar nuestra trascendente reflexión al mundo.
X.– Concluida la defecación, no es estrictamente necesario lavarse las manos antes de volver a tocar el smartphone. Este cuerpo impuro, susceptible a virus e infecciones, es sólo el vehículo que nos vemos obligados a abordar mientras esperamos que los salvadores de Silicon Valley construyan el puente que nos permita abandonar por completo esta oscura realidad para habitar otra mejor donde nuestra mente y la pantalla se fundan en una misma.
Manchamanteles
A pesar de las alarmas, las elecciones en España, celebradas este 28 de abril, no siguieron la tendencia hacia la Trumpización que muchas otras partes del mundo han perseguido y que se anticipaba como una posibilidad en la decisión de este domingo. De un total de 350 escaños en el Congreso, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo 123, casi el doble del segundo más votado (el Partido Popular, con 66 escaños). La tan temida ultraderecha, representada por VOX, obtuvo sólo 24 escaños, posicionándose como la quinta fuerza política del país. A simple vista parece una victoria, pero el optimismo se agota si notamos que alrededor del 10.3 por ciento de votantes españoles optaron por esta opción que se ha posicionado como contraria a los derechos de las mujeres, de las personas LGBT, de los migrantes y, en resumidas cuentas, de los derechos humanos.
Narciso el Obsceno
No sólo los villanos son obscenos. A veces la simpatía y carisma de los héroes no son más que simple narcisismo. Quizá por eso los viajes de Homero duraron tanto, quizá en el fondo gozaba estar perdido para hacer de su efigie el monolito inalcanzable de su propia existencia. Quizá el heroísmo mismo no es más que simple narcicismo y la villanía la cara de su aceptación.