jueves 31 octubre, 2024
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«COLUMNA INVITADA» FMI vs AMLO: el debilitamiento de la economía

 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue contundente: “la confianza se debilitó y los bonos soberanos aumentaron en México, tras la cancelación por parte del Gobierno de un aeropuerto planificado para la capital y el retroceso en las reformas de energía y educación”.

Con ello justificó el recorte de sus previsiones de crecimiento económico: 1.6% para el 2019, estrictamente la misma del gobierno federal.

La perspectiva del FMI va en el mismo sentido que el ajuste realizado por Banco Mundial, BBVA, Citigroup, el promedio de la encuesta realizada por Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP): el país tendrá la menor tasa de crecimiento desde el 2013, cuando el PIB se elevó solamente 1.4 por ciento.

Paradójicamente, la reducción del pronóstico del FMI llega en la misma semana que el INEGI reportó una recuperación aparentemente extraordinaria en la inversión durante el mes de enero: 8 por ciento superior a la de diciembre.

¿Pueden ser compatibles ambos resultados? Si, y la razón subyace en que el incremento de la inversión no será sostenible a lo largo del año.

El repunte de la inversión fue producto de una recuperación transitoria derivada de las caídas previas: desde julio pasado se había acumulado una contracción de la inversión por casi 8 por ciento, básicamente la recuperación citada durante el mes de enero.

Cuando se compara el dato de enero respecto al valor del mismo mes en 2018 se puede observar que el crecimiento anual fue magro, solo 1.1 por ciento.

Además, debe citarse que el INEGI y la SHCP ya adelantaron que febrero fue menos favorable. La inversión realizada en maquinaria y equipo importado retrocedió (-) 5.2 por ciento durante el segundo mes del año. Aún más preocupante fue la contracción de la inversión física del sector público: (-) 26.1 por ciento.

Lo último se encuentra en línea con la información del INEGI respecto a la Confianza Empresarial: la respuesta a la pregunta sobre sí es “el momento adecuado para invertir” sigue siendo negativa.

Sin inversión no hay crecimiento económico, es un hecho básico, por ello es fundamental que se genere una estrategia contingente que evite una desaceleración mayor, particularmente en un contexto internacional en donde las noticias sobre Alemania, China y Estados Unidos son de un menor desempeño productivo.

La apuesta de México durante los últimos 35 años fue hacia las exportaciones, por lo que la debilidad global es una mala noticia y la única forma de enfrentarla es incrementando la fortaleza interna.

Para lograrlo se requiere de inversión en caminos, puertos, aeropuertos, en el sector energético y en toda la infraestructura pública. La única forma de que esto último tenga el mayor efecto positivo es promoviendo el consumo de lo Hecho en México, es decir, utilizar insumos nacionales. Ello propiciaría inversión privada y empleo.

Los señalamientos son claros, la economía mexicana pierde fuerza y debe enfrentarlo con inversión productiva; la austeridad debe reservarse para que los funcionarios no malgasten los recursos públicos en lujos y gastos innecesarios, el resto de la sociedad debe disfrutar de prosperidad, las restricciones son para épocas de crisis.

 

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