“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”
Luis Donaldo Colosio. Marzo 6, 1994
Aquel día llegó un tanto taciturno, más bien pensativo, con celular en mano al que atendió a cada timbrazo. Puntual, como siempre, llegó a la cita en la que presentaría otra más de las publicaciones que antologarían sus emblemáticos y poderosos textos.
Seguimos con atención sus escritos certeros y afiliados dirigidos a gobernantes, políticos y quienes pretenden impartir justicia en este país y terminan en lo mismo, amalgamados en la corrupción, la injusticia y el cinismo.
El pelo plateado que jugaba con el viento de esa tarde con olor a lluvia. Chamarra rompevientos, pantalón de mezclilla entubado y botas negras tipo militar. Un James Dean moderno o más bien un personaje salido de The Wanderers de Richard Price: un pandillero antisistema. Las muinas trazaban su rostro que dejaba entrever un dejo de preocupación.
En los diarios nacionales del día, los titulares acrecentaban la indignación colectiva.
El encono social se manifestaba a fuerza de gritos ahogados, pancartas y miradas enrojecidas. Habían matado a los tres estudiantes de cine desaparecidos en Jalisco hacía más de mes y medio (marzo de 2018). No conformes, los disolvieron en ácido como una forma de demostrar quién es el más violento entre los cárteles de la región.
Él conoce este sufrimiento, también le arrancaron a su hijo y con ello silenciaron su poesía no sin antes dejar una última y poderosa elegía “El mundo ya no es digno de la palabra / nos la ahogaron adentro / como te asfixiaron / como te desgarraron a ti los pulmones / y el dolor no se me aparta / sólo queda un mundo. Por el silencio de los justos / sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo / el mundo ya no es digno de la palabra”
Este lamento lo llevó a principios de 2011 a encabezar la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad que recorrió diversos estados del país para darle rostro a los sin rostro, a las víctimas de la ignomiosa guerra contra el narcotráfico. Ya han pasado siete años y seguimos sufriendo asesinatos, desapariciones, corrupción, impunidad, narco, palabras que se incrustan pero ya no sorprenden en nuestro léxico mexicano.
No deja de sonarme en la cabeza aquella frase: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”, esa voz también cobarde y atrozmente silenciada, un crimen de Estado se decía y el rumor acaparaba y se esparcía por la prensa nacional e internacional en aquellos días.
Estoy seguro, se resiste a vomitar esa muina que a él como a todos nos carcome por dentro. No es el momento ni la circunstancia. ¿Cuándo lo es? Quisiera preguntarle, pero sería como descoser sin contemplación, de un tirón, una herida que nunca sana. Así es el México de hoy, una herida encarnada que supura cada día, cada hora y a cada minuto. No me cuesta nada interpretar su mirada, abogamos por que en la “cuarta transformación” no se traicione más la palabra, maestro Javier Sicilia.
En octubre pasado, Javier Sicilia y Hermann Bellinghausen recibieron en su primera edición el Reconocimiento Juan Gelman, “otro gran poeta del dolor”, que otorga la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en el marco de actividades de la 18 Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México.