domingo 28 abril, 2024
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COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Cuando a los defensores del machismo les falta barrio

 

Nada podía ser mejor para el novelista Paco Ignacio Taibo II. Designado por el actual Presidente para ocupar la dirección del Fondo de Cultura Económica y con el Senado trabajando a marchas forzadas para sacar una ley a la medida que lo posibilitará para ocupar dicha posición —ya que, por una condición bastante cuestionable en la ley, el ser mexicano por naturalización no le permitía hacerlo—, se extasió en el aún no asumido poder.

Pero su nombramiento peligró debido a un comentario que el escritor realizó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Ante la posibilidad de que el Congreso —con mayoría de Morena— no alcanzara a reformar la ley para permitirle acceder al cargo antes del relevo presidencial, Taibo II reveló cuál sería el “plan B”.

“En ultimado caso, si todavía no pasa (la ley) para el lunes, va a haber un edicto del presidente nombrándome encargado de despacho mientras sale la ley“, dijo en la charla de la FIL. Y remató: “Sea como sea, se las metimos doblada, camarada“.

Una frase con una fuerte carga de violencia sexual, en la cual el interlocutor no sólo alardeaba, sino que era festejado por el supuestamente selecto y culto público de la FIL de Guadalajara. Una metáfora donde la simple fantasía del poder político y de la dominación sexual era la cúspide de todo lo que se podía desear.

Las críticas no se hicieron esperar. A raíz de la presión mediática, el grupo parlamentario de Morena anunció el jueves pasado la suspensión del trámite de la “Ley Taibo II” hasta que hubiera una disculpa pública del escritor.

“El uso de este lenguaje normaliza la violencia contra las mujeres. Este lenguaje no contribuye al avance a la democracia ni al respeto a las diferencias“, dijo la senadora de Morena, Martha Lucía Micher.

La disculpa no tardó en aparecer en redes. “Lamento profundamente haber utilizado una frase desafortunada y vulgar, y odiaría que se interpretara como una agresión a las causas feministas o de la comunidad gay, a las que he apoyado decididamente durante toda mi vida y con las que estoy claramente comprometido”, tuiteó Taibo II.

A reserva del desenlace que tenga este lío y de otras implicaciones políticas dignas de cuestionarse —como el hecho de que un régimen que propone una “constitución moral” pueda modificar una ley a la medida de un aliado sin siquiera ruborizarse—, no se debe dejar de lado el problema de fondo.

Si bien la soberbia política y revanchismos son evidentes en el discurso de Taibo, es el lenguaje misógino —que desnuda de cuerpo entero a la sociedad mexicana— el que enciende las alertas. Preocupa que intelectuales, políticos y civiles defendieran la frase con alegatos tan pueriles como el de que Taibo “es un hijo del pueblo”.

Un ejemplo es el editorialista Pedro Miguel, que escribió en su cuenta de Twitter: “Fue designado para el @FCEMexico porque es así y porque siendo como es, es el indicado para recuperar una institución a la que le sobra mucho perfume y le falta mucho barrio”. Es decir, como si la misoginia y la violencia de género fuesen una prenda de orgullo para una determinada clase social.

Lejos de convencer, esta “defensa” es algo que indigna, que duele, cuando recordamos que, precisamente, son “las hijas del barrio”, las mujeres y niñas que viven en la pobreza, las más vulnerables a la explotación sexual y a la trata de seres humanos. Son ellas mismas las que, cuando sufren violencia por parte de su pareja, tienen menos opciones de escapar de relaciones agresivas, debido a su falta de ingresos y recursos.

Y como si no fuese suficiente, Pedro Miguel, quien responde en redes como @Navegaciones, agregó: “Acostúmbrense. @lopezobrador_ habla como habla y no va a cambiar. @Taibo2 habla como habla, e ídem. No vamos a cambiar de léxico porque tenemos algo más importante que cambiar: estas instituciones destruidas que nos dejaron. No, perdón: que les arrebatamos”.

Pues se equivoca: no me voy a acostumbrar. No nos vamos a acostumbrar. No vamos a normalizar el lenguaje sexista y violento. No vamos a aceptar como broma la violencia sexual que destroza vidas. No lo haremos. ¿O acaso se les olvidó para qué es la lucha democrática y ésta se concretó meramente en la búsqueda del poder? No, nos vamos dejar arrebatar nuestra dignidad.

Al fondo del arcón

El gobierno lopezobradorista eligió un emblema en el que hay dibujados cinco próceres de la historia de México, ninguno de ellos mujer, en un país en el que sobran heroínas. Cuestionado sobre esta ausencia, el vocero Jesús Ramírez Cuevas dijo: “Los símbolos, porque son símbolos más que personas, no tienen género”. Traducción: simbólicamente las mujeres también pueden ser borradas, y ya, no den lata. Mucho habrá qué educar en materia de género al nuevo gobierno, que por ahora no ha honrado mucho sus supuestos valores de izquierda.

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