¿Y ustedes qué dijeron?
Aquí viene esta con su discurso victorioso sobre la toma de protesta de Andrés Manuel, pues no, con suerte y lo veré por televisión, contrario a lo que pudiera parecer, yo no soy más que una simpatizante común y corriente, tal vez sea más una opositora del sistema que una convencida, no soy militante, ni siquiera activista, mucho menos familiar, conocida, ni aspirante a ningún puesto político, jamás me ha interesado tener un puesto público ni tengo la preparación para ello, no tengo alguna credencial que confirme mi afiliación con algún partido, sindicato, instituto, club o similar.
Acepto sin problema alguno que voté por López Obrador, estas elecciones y también las dos anteriores, y les puedo asegurar que el sentimiento de zozobra, insatisfacción, enojo e incertidumbre por lo que venga en un futuro para los mexicanos lo viví los 365 días de estos últimos doce años.
El sentimiento que tengo ahora, no es ni mucho menos de victoria, ni de revancha, sigo sintiendo una gran incertidumbre, ansiedad, temor, voté por él convencida, mas no pondría jamás la mano en el fuego, igual que los otros 120 millones de mexicanos observamos con angustia cómo despega esta nave y tengo el mismo miedo que tienen todos de que las cosas no salgan bien. Como en todos los gobiernos y en todos los sexenios habrá quien resulte beneficiado y quien no, quien esté satisfecho con los resultados y quien los repruebe, todos podemos asegurar algo, queremos lo mejor para México, pero ‘el mejor’ de cada quien es muy diferente y no puede ser igual que el mejor que el del vecino, tenemos cada uno diferentes escalas de valores y medimos el bienestar de formas muy diversas.
Jamás podremos estar todos de acuerdo, supongo que la humanidad ha sido así siempre, pero me atrevo a asegurar que nuestro pueblo es uno de los más polarizables del mundo, dividimos por todo, por política, por creencias religiosas, por afiliaciones deportivas, por ideologías. Nos la vivimos discutiendo, por decir lo menos por cada tema que se pone sobre la mesa, es por eso que estoy segura que no estaremos todos de acuerdo ni un solo mes, ni en un solo informe de gobierno.
Fui del grupo de los inconformes durante años, si no es que toda mi vida y no es una manera fácil de vivir, perdí amistades, horas valiosísimas de mi vida, incluso seguramente pagaré la factura de tantos corajes algún día cuando empiece a mermar mi salud. No quiero volver a ser esa persona que no cree en nada y que encuentra siempre el punto negro en el arroz, tampoco me voy a permitir vivir con una venda sobre los ojos, no quiero cegarme y por haberme manifestado a favor del cambio aceptar todo sin ser crítica. Quiero a partir de este momento pasarme al otro bando, así como hay quien no lo apoyaba pero da su voto de confianza en pro de que al gobierno le vaya bien para que a México le vaya bien, yo ahora seré del bando de los críticos, de los exigentes, de los escépticos, porque Andrés Manuel López Obrador ganó gracias a todos nosotros, a los que creímos en él.
Ahora, tiene una doble responsabilidad, no defraudarnos, y demostrar a los demás que las intenciones que ha asegurado tener en sus innumerables discursos son reales, si no darle gusto a todos al menos no fallarnos a los mexicanos. Perfecto, no es, al contrario de verdad pienso que tiene miles de áreas de oportunidad, pero también nosotros tenemos un compromiso, con México, con nosotros mismos, gobierne quien gobierne, no hay modelo de gobierno ideal.
Nos hemos desgastado en guerras y revoluciones buscándolo y nadie puede asegurar que su sistema de gobierno sea perfecto. Lo que viene es nuevo para todos, todos estamos en el mismo barco, nada ganamos denostando, ni siendo obedientes corderitos, tampoco enemigos a muerte, hemos demostrado ser solidarios en muchas ocasiones, no tienes por qué confiar ciegamente, pero me cuesta trabajo creer que haya quien desee que le vaya mal al nuevo gobierno solo por confirmar que tenía la razón, al final estamos juntos en este nuevo partido, son tiempos difíciles, esté quien esté en la silla presidencial hay muchas situaciones que no están ni cerca de poder controlar.
Somos un país con muchos beneficios pero también con muchos obstáculos, somos paso obligado del narcotráfico y de la inmigración, sede de los cárteles más poderosos de la mafia y de la delincuencia organizada, pero también somos tierra de gente trabajadora y sensible, con bases sólidas y un inquebrantable espíritu de lucha y supervivencia, no nos hemos doblado ni en guerras, ni en invasiones ni en temblores, cuando se ha necesitado nos hemos hecho invencibles uniendo nuestras fuerzas.
Nada es gratis, ni para nosotros y mucho menos para el gobierno que empieza, vamos a apoyarnos pero también a exigirnos, ellos a nosotros, no ser falsos ciudadanos ejemplares, el destierro a la corrupción empieza en cada uno, la voluntad de salir adelante, el anhelo de crecer como país, todos, lo más parejo posible, el gobierno nos debe transparencia y honestidad, cuentas claras y sensatez en la toma de decisiones.
No nos queda de otra, estaremos en desacuerdo, pero una cosa es debatir y otra muy distinta combatir, el debate es sano, propositivo, el combate solo nos remite de nuevo a la tragedia, a la guerra que no conlleva a nada, no a nosotros, no a los ciudadanos de a pie ni a nuestros hijos, que son los únicos que pagarían por nuestra falta de tolerancia y disponibilidad al diálogo.