Puebla ocupa la tercera posición con más feminicidios entre las ocho entidades del país en las que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia de Género (Conavim) no ha emitido una alerta de género para detener ese tipo de crímenes, aunque ya le fue solicitada.
Datos de la Fiscalía General del Estado –obtenidos vía transparencia por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) y publicados por el portal Sin Embargo– muestran que…
…entre 2015 y 2016 desaparecieron 820 mujeres; a seis de ellas las encontraron muertas y 300 no han sido localizadas. Para el año 2017 se registraron 276 casos y sólo de 27 se supo el paradero.
En Puebla, la Fiscalía General del Estado (FGE) reconoce 13 feminicidios, ocurridos entre los meses de enero y julio de este año.
En contraparte, el Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr) en Puebla cuestionó las cifras gubernamentales, acusó falta de voluntad política y resaltó la responsabilidad judicial y del Ejecutivo. Odesyr documentó 46 asesinatos de mujeres con perfil de feminicidio.
En el contexto de este panorama, podría parecer alentadora una noticia que dio a conocer recientemente la Presidencia Municipal de Puebla, en el sentido de que se distribuirá entre estudiantes universitarias una pulsera capaz de emitir una alerta que sea captada vía bluetooth por el policía más cercano, como parte de una prueba piloto que busca prevenir cualquier tipo de agresión contra las mujeres.
El alcalde destacó que el ejercicio comenzará este mes y durará un semestre, lo que busca beneficiar a 3 mil 600 jóvenes. La inversión será de 1.9 millones de pesos y correrá a cargo del ayuntamiento a través de las ministraciones federales del Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (FORTASEG).
Definitivamente, se necesitan acciones para frenar la violencia contra las mujeres. No obstante, la experiencia nos dice que no son presupuestos exclusivamente lo que se necesitan. Tenemos un largo camino por delante para cambiar esto.
No se trata de más leyes ni fiscalías, pues bastaría con que las leyes de violencia contra las mujeres sean eficaces y se cumplan. Si las autoridades hubieran adquirido realmente un compromiso con la agenda de la mujer y la eliminación de la violencia de género, y si pusiéramos en marcha programas sociales y culturales enfocados en la prevención, seguramente no habría necesidad de invertir en pulseras rosas anticrimen.
Es necesario empoderar a las mujeres desde niñas. Conscientizar de que la vida de una mujer vale tanto como la de un hombre. A las mujeres se les mata porque se puede. Es hora de poner fin a la violencia contra las mujeres y garantizar que el sistema educativo dé las armas necesarias a las niñas y a los niños, de modo que transformen y establezcan relaciones de género basadas en la armonía, el respeto mutuo y la no violencia.
Sería interesante conocer cuáles son los planes de prevención y conciencia social que Puebla y cada entidad están realizando al respecto. La fase de visibilizar el problema ya se consolidó. Se agradecen, pero no bastan los días naranja. Planes pilotos tampoco son suficientes. Se necesita cortar el problema de tajo: educar para la equidad y sin violencia. Que ser mujer no sea riesgo de vida.
Al fondo del arcón
El pasado viernes, también en Puebla capital, el ayuntamiento aprobó modificaciones al código municipal para imponer multas de hasta 120 mil pesos a quien utilice imágenes de mujeres, hombres y niños para emitir mensajes con connotación sexual. Se busca evitar que utilice la imagen de la mujer de manera lasciva o que promueva la violencia sexual. Luchar contra la publicidad denigrante puede ofrecer otra oportunidad para una cultura de género más equitativa y respetuosa, aun cuando haya quien vea en este medida una acción moralista.