Veracruz nos duele
En México y el mundo, es común escuchar decir: Hoy es el día mundial o internacional de X… de Y, y Z. Desde los harto festivos que son pretexto para la chacota y disfrutar del asueto, los dedicados al combate de enfermedades diversas que son ya muy comunes entre nuestra población, hasta aquellos que no le significan en absoluto a los ciudadanos de a pie. De forma tal que el 10 de mayo nos recuerda que madre sólo hay una, a nuestra querida cabecita de algodón, a la que los mexicanos van recordando en arranques de enojo u otros nos recuerdan con frecuencia; luego están días como el del Padre, de la Familia, del Niño, de los Abuelos, la Primavera, etc., etc.
Pero hay otros más específicos y que pareciera sólo existen para activistas sociales como es el 23 de junio, Día Internacional de las Viudas; 21 de marzo Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial; 8 de marzo y el 25 de noviembre, el primero por ser el Día Internacional de la Mujer, el segundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres… Incluso en estas fechas no falta el incauto que en un despliegue de micromachismo o macromachismo, nos dice a las mujeres: ¡Felicitaciones, dama! Como si se tratase de una fiesta y en su práctica cotidiana el mismo fulanito acosa y discrimina a las mujeres.
Por qué este afán de tener días internacionales. Para qué demonios sirven, nos preguntamos. Acaso por existir el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones, las personas dejan de ser víctimas de este grave delito, que puede darse en diferentes modalidades, pero que lastima a millones de familias en el mundo, y particularmente a familias mexicanas desde los años de la guerra sucia o éstos, los de la guerra contra el narcotráfico. En México el fenómeno no es reciente. La intención de los días tienen propósitos claros: llamar la atención sobre un problema sin resolver, un asunto importante que duele y lleva luto a los hogares, un pendiente que lesiona el tejido social. Hace evidente que el Estado tiene una deuda con la justicia, la no repetición y la verdad histórica.
Por gestión de Naciones Unidas, a partir de 2011, el 30 de noviembre es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Hago un paréntesis, una desaparición forzada es cometida por las fuerzas del orden, como ocurrió pública y abiertamente en gobiernos dictatoriales en Sudamérica y Centroamérica durante los años 70 y 80; en México durante la llamada guerra sucia. Pero de acuerdo a la Convención Interamericana, también ocurre por omisión, colusión, complicidad o aquiescencia de las autoridades; es decir, cuando quienes deben procurar nuestra integridad miran hacia otro lado mientras las personas son víctimas de la violencia criminal… Tristemente, el 30 de noviembre, como todos los días, al menos 60 mil familias, recordaron a sus desaparecidos… Y nuevamente hago un paréntesis, hablamos de 60 mil desaparecidos en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. 60 mil casos con carpetas de investigación. La cifra negra, dicen especialistas y defensores de derechos humanos, es superior, el motivo: ¡miedo! Las familias no denuncian por miedo.
En medio de la vorágine por la transición del Poder Presidencial que se llevará a cabo el 1 de diciembre y la instalación del nuevo Congreso federal con sus “asegunes” y contradicciones, el caso de los desaparecidos en Veracruz escribió un nuevo capítulo en la narrativa del terror con el anuncio de una treintena de fosas clandestinas en el Arbolillo, municipio de Alvarado, Veracruz en las que inicialmente se habrían encontrado 166 cráneos. El último recuento es de 174 personas asesinadas e inhumadas en forma clandestina. Las familias de desaparecidos se han apersonado a reconocer objetos y ropa de las víctimas.
Quienes buscan en vida, muerte y fosas clandestinas a sus personas más queridas relatan que entre los objetos que podrían permitir identificaciones, incluso hay ropa de bebés, mamelucos.
De acuerdo con organizaciones de búsqueda de desaparecidos, entre ellos el histórico Solecito, habría en Veracruz CINCO MIL carpetas, es decir, cinco mil casos denunciados por desaparición. Sin embargo, la cifra negra podría ser muy superior. Las personas no denuncian porque se impone la tónica del miedo. Y es que en la entidad que gobernará Cuitláhuac García, se habla de una disputa territorial entre Los Zetas y el Cártel de Jalisco Nueva Generación. En marzo pasado se vinculó a proceso al exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez con dos mandos más y 16 elementos policiacos. De ellos se dice que su labor consistía en “levantar rivales”.
El caso es que Veracruz es una entidad flagelada por la desaparición de personas. Y que en éste como en otros casos de localización de restos, el proceso de identificación a partir de la extracción de perfiles genéticos podría llevarse de dos a nueve meses. Ello tomando en consideración que sea factible, ya que los colectivos de búsqueda, han denunciado que no se siguieron los protocolos pertinentes en el más reciente hallazgo.
La tragedia humanitaria continúa.