Me gusta Madonna.
La hemos bailado antes y después de nuestros hijos.
Me encanta su historia y la provocación que ésta lanza a un mundo misógino y aún timorato para asumir plenamente la sexualidad.
Por supuesto que la Diva que cumplió 60 años este verano no es más la Reina del Pop que se enfilaba a su cuarta década con la carne firme y la sonrisa desafiante de una mujer con el mundo a sus pies.
Pero la vigencia de Madonna hoy, después de la plenitud artística, es una de las mejores noticias para las de nuestra generación, las de la suya y las que ya nos pisan los talones.
Porque envejecer hoy no es sinónimo de cargar nietos, nada más. Ni de salir de circulación esperando la veneración de las canas.
Es cierto que cuando hablamos de Madonna se trata del espectáculo y de una artista excepcional. Pero su vigencia es posible porque hoy, en el mundo, el feminismo es una bandera popular y popularizada que reclama para las mujeres las prerrogativas que los varones tienen, incluyendo el de la plenitud de la madurez.
Madonna misma se sumó a este movimiento de reivindicaciones de género, destacando su mensaje en 2016, al recibir el premio a la Mujer del Año de la revista Billboard.
Y es que en esa ocasión, la actriz que ha puesto en el centro de sus actos creativos la exaltación del erotismo y la sexualidad tocó el espinoso tema de la edad y de cómo la crítica pretendió excluirla del espectáculo por considerarla una mujer vieja.
“No hay verdadera seguridad en la vida, salvo creer en uno mismo”, dijo entonces.
Irónica, Madonna se burló así de los estereotipos y lo imperdonable que resulta todavía desafiarlos:
“Si eres una chica tienes que jugar. Tienes que ser guapa y sexy. Pero no muy lista. No tengas opinión fuera de la línea. Puedes ser objetivada por los hombres y vestir como una puta pero no seas una golfa. Y jamás, repito: jamás, compartas tus fantasías sexuales con nadie. Sé lo que el hombre quiere que seas. Y finalmente, no envejezcas. Porque la edad es un pecado. Serás criticada y vilipendiada y no sonarás en la radio”.
Ese señalamiento burlón de lo que se espera de las mujeres resume en sí una agenda de equidad pendiente y ahora desplegada a nivel global.
Por eso Madonna agradeció que se le reconociera su capacidad para ejercer su carrera durante 34 años en un mundo sexista que intimida a las de su género y en la que el abuso hacia las mujeres es implacable.
Y el remate no pudo ser mejor: “La gente siempre dice que soy polémica, pero creo que lo más polémico que he hecho es seguir viva. Michael (Jackson) se ha ido. Tupac se ha ido. Prince se ha ido. Whitney (Houston) se ha ido. Amy Winehouse se ha ido. David Bowie se ha ido. Pero yo todavía estoy aquí. Soy afortunada y cada día doy las gracias”.
Por eso el cumple número 60 de Madonna es el festejo de la vigencia de las mujeres después de la carne firme, la presencia femenina más allá de los nietos y las pensiones.
Así que más allá del botox y el tinte del cabello, celebremos el privilegio de un nuevo tiempo, el de la Reina del Pop que festeja bailando su ingreso a la tercera edad.
