La contrariedad política de Margarita Zavala comenzó con sus aspiraciones para contender por la Presidencia de la República: esposa de un Presidente que no entregó buenas cuentas, sobre todo en el tema de seguridad.
Con su fallida “guerra” contra el crimen organizado, Felipe Calderón dejó una lamentable estadística de miles de muertos y desaparecidos. Una losa ajena, que sepultó los deseos de Margarita y pesó más que 30 años de carrera política.
En el PAN, nadie, salvo Ricardo Anaya tenía posibilidades de ser el candidato, lo que obligó a Margarita a renunciar a su adorado Partido. De ahí el rompimiento y la enemistad con Anaya y cercanos.
Con firmas falsas o no, logró registrar su candidatura independiente. Otra losa más que tuvo que cargar, fueron las “trabas” que los partidos políticos aprobaron para los independientes. El piso fue extremadamente disparejo.
Todo estaba en contra de Margarita. Pero ella eligió ese carril y sin duda advirtió todos los obstáculos que tendría que sortear para buscar la candidatura sin la bandera del PAN.
A medio camino de la contienda, aprovechó un foro por el que pasaron otros candidatos presidenciales para revelar su renuncia. En el programa “Tercer grado” de Televisa, dijo: “Retiro la candidatura de la contienda por un principio de congruencia, por un principio de honestidad política, pero también para dejar en libertad a los que generosamente me han apoyado y tomen su decisión como se debe tomar en esta difícil contienda”.
¿Fue honestidad política o algo inesperado? ¿Qué tuvo que pasar para retirarse a la mitad de la campaña? ¿Anaya o Meade? ¿Y si lo hubiera anunciado durante el segundo debate? Pura ficción electoral. Más adelante lo sabremos.
La decisión tomó por sorpresa a muchos, pero también fue tanque de oxígeno para otros.
Los tres o cinco puntos que algunas encuestas le dan a Zavala son muy atractivos para los dos principales adversarios de López Obrador, incluso para él mismo. Ya en la verdadera encuesta que es la elección, muchos triunfos han sido por menos de tres puntos.
Rápido comenzaron los guiños. El PRI, a través de su nuevo presidente René Juárez Cisneros le abrió las puertas. En el PAN, Ricardo Anaya quisiera recibirla, ahora sí, siete meses después de que la iba a recibir y nunca lo hizo.
Sin embargo, con firmeza ha dicho, que no declinará por ningún partido. Pero faltan 44 días para la elección y “todo puede ocurrir”.
La expectativa es a dónde se irán esos votos que mantenían a Margarita en el cuarto lugar. ¿Anaya porque sus votantes son panistas? ¿El Bronco por independiente? ¿Meade por la cercanía? ¿O AMLO porque varios panistas ya están con él?
Según una reciente encuesta, Anaya recibiría el mayor porcentaje de los votos de Zavala, el 53 por ciento; Jaime Rodríguez el “Bronco” el 19 por ciento; AMLO el 16 por ciento y José Antonio Meade el 11 por ciento. ¿Será? Ya sabe usted, el problema de las encuestas.
Margarita Zavala aparecerá en las boletas electorales, ya se imprimió el 45 por ciento y ya no hay tiempo de volverlas a imprimir. Ahí estará su nombre, la única mujer de este proceso presidencial, que de ser votada, será un voto anulado.
Vienen ajustes en los candidatos y todos buscarán deshojar la Margarita y atraer el capital político que abandonó. Como flor de la discordia, ella no se quedará cruzada de brazos. ¿O usted que cree?